Fracasa espectacular operación en la capital británica
Muere ballena durante su rescate en el Támesis
Ignoran investigadores por qué llegó el cetáceo a ese río
Londres, 21 de enero. La ballena que se adentró en aguas del Támesis a su paso por Londres murió este sábado por la noche cuando era trasladada en una barcaza al estuario del río, pese a la espectacular operación para salvarla.
"Tuvo convulsiones y murió", declaró Tom Woodley, portavoz de las operaciones de salvamento del cetáceo. "Hicimos lo que pudimos", agregó al final de esta historia que durante más de 24 horas acaparó la atención de los británicos.
Los equipos de salvamento lograron sacar la ballena del río con ayuda de una grúa para introducirla en una barcaza que iba a trasladarla hasta el estuario, situado a una decena de kilómetros de la capital británica.
Esta operación de rescate fue coronada con los aplausos y el entusiasmo de los miles de curiosos que se agolparon en las cercanías del puente de Battersea, al oeste de centro de Londres, para seguir la delicada operación en directo.
Durante el trayecto una quincena de socorristas echaron agua constantemente sobre el cuerpo del cetáceo, recubierto con un gel especial para evitar que padeciera deshidratación.
Pero el mamífero marino, de entre cinco y seis metros de longitud y cerca de cuatro toneladas de peso, muy debilitado por el estrés, no pudo resistir la travesía.
El animal, visto por primera vez el viernes por la mañana en la capital británica, era de la especie protegida de ballenas comunes, también conocida como nariz de botella del norte, cuyo hábitat natural son las profundas aguas del Atlántico Norte. Los expertos aprovecharon la marea baja para atrapar al cetáceo.
"La operación se desarrolló a la perfección. Los voluntarios hicieron un trabajo absolutamente fantástico", declaró Woodley, portavoz del organismo especializado British Divers Marine Life Rescue Group.
Los expertos no han podido dar una explicación a la presencia de la ballena en aguas del Támesis, suceso que hizo las delicias de los británicos. Y es que fue la primera vez que se avistó un cetáceo de esta especie en aguas de Londres desde el inicio de las observaciones científicas, en 1913, aunque es común ver delfines, focas y lobos de mar.
Durante 2005 se contabilizaron más de 200 apariciones de estos animales. Una de las principales dificultades de los expertos es entender el desplazamiento de un animal visiblemente desorientado.
Paul Jepson, veterinario de la Sociedad Zoológica de Londres, había observado antes de la operación de rescate que el animal tenía algunas heridas en la cabeza, además de un espasmo de la cola, lo que era un mal presagio.