Día clave en América Latina, al asumir hoy un mandatario indígena en Bolivia
La privatización de recursos básicos viola los derechos humanos: Evo Morales
Usará la vía legal para llegar al poder y transformar el Estado, dijo en 2003 a La Jornada
Cuando Evo Morales descubrió la fotografía del subcomandante Marcos se quedó mirándola durante más de un minuto. "Ese es Marcos", dijo con tono cercano a la admiración, el mismo que ha hecho evidente en los últimos días. Acababa de llegar a la ciudad de México. Vestía una sencilla camisa a cuadros y una chamarra azul índigo con grecas de colores con motivos indígenas en la espalda y al frente.
Estaba en las oficinas de La Jornada y sonreía, no paraba de obsequiar sonrisas. Era la noche del 23 de octubre de 2003. Se disponía a participar en el Primer Encuentro de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, que el día siguiente comenzaría en el Poliforum Siqueiros.
Esa noche el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) platicó largamente con un grupo de amigos, colaboradores, directivos y periodistas del diario. Allí estaban, entre otros, Carmen Lira, James Cockroft, Adolfo Gilly, Blanche Pietrich, Inmanol Ordorika, Pascual Serrano, Angel Guerra, Gilberto López y Rivas y Karen Wall (quien grabó y transcribió parte de la entrevista a la que se hace referencia en este escrito).
No le importó el cansancio del viaje. Parecía tener todo el tiempo del mundo para transmitir su palabra.
Dejando de lado su evidente cansancio, con la misma sencillez de la que la prensa internacional ha dado cuenta ahora, el dirigente político boliviano dio respuesta, sin pausa pero sin prisa, a algunas de las preguntas que los asistentes le formularon.
En relato en forma de trenza, narró trozos de su vida, análisis de la situación política boliviana y propuestas de acción política. Los ecos de la guerra del gas resonaban aún en América Latina.
Morales hizo referencia directa a ese levantamiento: "Hay un sentimiento nacional de recuperar los recursos naturales. Imagínese que nuestras riquezas nos han empobrecido. Las transnacionales se están llevando nuestros recursos. Y nosotros igual planteamos que nuestros recursos naturales como el gas e hidrocarburos no pueden estar en manos de ellas, ser propiedad de ellas. Yo estoy convencido de que no puede ser que los servicios básicos sean negocio privado, no puede ser. Privatizar los servicios básicos es violar los derechos humanos. Eso debe beneficiar a los bolivianos. Hay que recuperar nuestros recursos naturales. Este es el sentimiento nacional que ha crecido en este levantamiento".
Añadió más tarde: "No hay cerrada posición de no vender el gas, hay que vender, pero en mejores condiciones. El gas debe ser de los bolivianos, al igual que su industrialización y la venta correspondiente. El gas primero debe beneficiar a los bolivianos. Ese es el tema central. Yo sé que es un recurso energético muy importante en este nuevo milenio, pero ese recurso energético es importante. Debe servir a la humanidad, a las mayorías en todo el mundo, y no solamente a las trasnacionales. Por eso la gran conciencia nacional en Bolivia de recuperarlo".
Pero, también sonaban fuerte en la prensa internacional las acusaciones de narcosindicalista y terrorista por parte del ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada y otros políticos de Washington.
Para responder a las calumnias, Evo platicó cómo en su infancia cuidaba llamas, para después dedicarse a la música, apasionarse con el futbol y organizar a los pequeños productores de hoja de coca. "La hoja de coca -aclaró- es un producto muy importante dentro de la cultura quechua-aymara, es sagrada. En su estado natural es un producto agrícola, una de las medicinas naturales más importantes del mundo. Sin embargo, hay un mercado ilegal que condenamos, no aceptamos la cocaína, no es parte de la cultura andina".
Desde octubre de 2003, estaba en el aire la posibilidad de que Evo y su partido obtuvieran un triunfo en la contienda por la presidencia. La movilización social había producido un equilibrio de fuerzas catastrófico entre el movimiento indígena y popular y la oligarquía, y la presencia y autoridad del dirigente popular se extendía hacia sectores sociales medios con gran rapidez.
Morales le explicó a Karen Wall este avance con un ejemplo contundente: "En mi última reunión en Santa Cruz se incorporaron dos ex señoritas Bolivia al partido. Una de ellas es abogada y me regaló un libro. En su discurso de incorporación dijo: 'Compañero Evo, en el MAS ustedes no sólo saben valorar a las mujeres de la cintura para abajo, sino de la cintura para arriba'. En Julio se presentaron 18 chicas a candidatas a Miss Bolivia en Sucre y un periodista les preguntó: '¿Quién es el político más popular?' De las 18, 14 dijeron 'Evo Morales'. Entre ellas estaba la hija del ministro de la presidencia, Guillermo Justiniano".
Uno de los asistentes preguntó cuál era la ruta del MAS hacia la transformación social? "Primero vamos por medio de las vías democráticas -respondió sin dudarlo-, vías de la Constitución política del Estado boliviano, para llegar a las estructuras del poder del Estado y después empezar a transformar pacíficamente y hacer todo lo que el pueblo pida. ¡Tantas cosas podemos hablar en lo económico, en lo político, en lo legislativo, en lo ejecutivo! Pero transformaremos basados fundamentalmente en una cuestión de identidad cultural. Es el pueblo el que tiene que defender lo que hace y es suyo. Yo creo más en el poder del pueblo que en el poder del partido".
¿Qué va a suceder si ganan? ¿No temen una provocación de Estados Unidos?, preguntó Inmanol Ordorika. Y Evo le contestó: "Claro, ellos justifican e inventan cualquiera tontería. Que si los armamentos de destrucción masiva, que si las guerras preventivas. Pero cuando nosotros ganemos democráticamente, no lo podrán hacer. ¿Qué van a pretextar? ¿La droga? ¿La coca? Seguramente van a tratar de inventar cualquier cosa. Pero si vamos a unir al pueblo, el mismo pueblo va a rechazar eso. Si hay una intervención, un golpe de Estado, Bolivia se va a defender".
¿Hacia donde caminaría un gobierno del MAS? De acuerdo con Morales, "nosotros planteamos la refundación porque los quechuas, aymaras y guaraníes, cuando se fundó el país en 1835, no participamos en su fundación. Ahora queremos refundar el país mediante una Asamblea Constituyente Popular de las naciones originarias, donde nosotros seamos actores de nuestro propio desarrollo y tengamos derecho a decidir nuestro destino. Un destino que hasta ahora sólo decidieron unas cuantas familias. El pueblo es la fuerza motriz que cambia políticas, que cambia hasta presidentes, que cambia modelos económicos y que se proyecta con perspectivas más promisorias hacia el futuro".
Hoy, 22 de enero, Evo Morales tomará posesión como presidente de Bolivia. Las palabras que pronunció en La Jornada hace dos años y tres meses mantienen una sorprendente actualidad. El proyecto de gobierno que ha anunciado mantiene una fidelidad básica con su programa de lucha. En el país donde luchó y murió asesinado Ernesto Che Guevara, en la tierra de Túpac Katari, en la nación donde los mineros establecieron una dualidad de poderes, allí un presidente indígena proveniente de una vigorosa y sostenida movilización popular se hace cargo de los destinos de su gente. Hoy es un día clave en la historia de Latinoamérica.