Si saben contar...
Durante toda mi vida he estado vinculado a las causas de la izquierda mexicana; desde cualquier trinchera en la que he participado lo he hecho con la convicción de construir una sociedad más justa y digna. No es momento de hablar de las luchas en las que he participado, pero los datos están en las hemerotecas, en los archivos de Internet o en la memoria colectiva de quienes han participado.
En 2002, después de una etapa de fuertes desencuentros con los dirigentes políticos y gubernamentales del PRI, decidí renunciar a esa organización. Siendo diputado federal, me incorporé al grupo parlamentario del PRD, al cual no me afilié por una razón, quizá chusca o penosa, que habla de su desorganización interna: en más de cinco ocasiones asistí a las oficinas del partido para afiliarme, pero nunca lograron encontrar una solicitud de ingreso que formalizara mi incorporación. Después de ese intento ilustrativo abandoné tal empeño y traté, por la vía de los hechos, de construir rutas de trabajo en los temas de la problemática fronteriza. Sin embargo, me encontré con que la nada existe y es la dueña del PRD en Baja California.
De ese tiempo a la fecha en el PRD de Baja California no se ha producido ni una reunión de trabajo para discutir los grandes problemas del país y del estado. Vicente Fox ha entregado energía, territorio y honra a los estadunidenses ante el silencio cómplice de todos los partidos, incluyendo al PRD. Excepciones existen, pero son escasas y aisladas. La agenda política ha estado supeditada por las actitudes cortoplacistas y de coyuntura, donde lo importante ha sido el reparto de migajas de quienes tienen bajo su control momentáneo la franquicia familiar o de grupo llamada PRD. La inseguridad pública, violencia fronteriza, crisis energética, medio ambiente, invasión de las regasificadoras trasnacionales, combate a la pobreza, muro fronterizo y "criminalidad" de la inmigración, entre otros, son asuntos que pueden esperar: las candidaturas son primero. El PRD en Baja California es un partido sin identidad ni raigambre social, sin futuro ni destino.
En la circunstancia actual, además de los pleitos internos derivados del proceso para elegir sus directivas municipales, el PRD ha nombrado coordinador de campaña de AMLO en Baja California a un señor de apellido Cota, cuya virtud es ser amigo de Manuel Camacho y promotor de espectáculos y palenques, ser multimillonario, con avión para lo que se ofrezca, sin antecedentes políticos ni sociales y ni siquiera empresariales, sector al que presume pertenecer. El espíritu de Ahumada aletea en la frontera norte. Lo que parecía una bocanada de aire fresco se convirtió en un amargo sabor de boca.
En el plano nacional conformaron, al grito de: "antizapatistas: ¡uníos en el PRD!", las listas de dirigentes y candidatos plurinominales, mediante la incorporación de conspicuos personajes, cuya trayectoria política ha estado ligada a obstaculizar la solución pacífica y digna del conflicto chiapaneco. La ahora flamante coordinadora de campaña de AMLO en la primera circunscripción, Socorro Díaz, declaró en la época de la insurrección zapatista: "... Los grupos violentos que están actuando en el estado de Chiapas presentan una mezcla de intereses y de personas tanto nacionales como extranjeras. Muestran afinidades con otras facciones violentas que operan en países hermanos de Centroamérica. Algunos indígenas han sido reclutados, presionados por los jefes de estos grupos, y también, sin duda, manipulados en torno a sus reclamos históricos..." ¡Chúpale, pichón! ¿Esta es la izquierda?
Destacan entre las celebridades el ahora candidato perredista Arturo Núñez, operador estrella del zedillismo en contra de los acuerdos de San Andrés y artífice del IPAB o el robo en despoblado de banqueros. Eran los tiempos de Acteal y la contrainsurgencia. Ahora resulta que quienes me persiguieron y presionaron desde el PRI y el gobierno para que como miembro de la Cocopa desistiera de apoyar los acuerdos de San Andrés, se presumen vanguardia de la izquierda. ¡Más respeto para el pasaje! Por el contrario, a doña Rosario Ibarra de Piedra, símbolo de las luchas más puras del pueblo mexicano y emblema de la izquierda nacional, le dieron trato de quinta categoría en el consejo político nacional del PRD y la ubicaron donde más abajo se pudo.
No obstante, el PRD ha declarado que no contestará las acusaciones del EZLN; claro, porque no puede ni tiene la calidad moral para hacerlo, dado que por la vía de los hechos las posturas de la oficialidad zedillista, ligadas al antizapatismo, encontraron cobijo y apoyo en su partido.
Por todo esto y muchas cosas, que habrá tiempo para discutir en privado y en público, quiero decirles que si saben contar, no cuenten conmigo, borren mi nombre de cualquier posible candidatura a cualquier cargo. Como dice Martín Urieta, ¡no me hallo! Así, mejor que ahí quede. Ni les debo ni me deben. Me quedo con el recuerdo de la actitud libre y digna de Heberto Castillo. Les deseo suerte, y si ganan o no la Presidencia tendrán mi apoyo cuando les regrese la memoria y luchen por las verdaderas causas del pueblo, y si no, pues no.
Mientras tanto, seguiré mi camino en esta peregrinación de frontera a frontera, de Chiapas a Tijuana, donde he aprendido que la vida es la historia de nuevos comienzos y éste es uno. La frontera norte reclama amplia movilización por la recuperación de los niveles de convivencia social, el combate al crimen organizado, la defensa de la soberanía y el respeto a los derechos humanos de nuestros compatriotas, dentro y fuera del país. Este es el reto que desde siempre he asumido y en ello continúo mi esfuerzo. ¡Suerte y salud!