Pasó de la lucha frontal contra el carro completo del PRI a las concertacesiones
Escándalos foxistas perseguirán al michoacano
Felipe Calderón es el primer candidato panista a jefe del Poder Ejecutivo que no se confrontará con la aplanadora del poder presidencial. Para bien o para mal dispone de esa estructura como abanderado del partido en el gobierno.
Después de Luis H. Alvarez, Felipe Calderón es el aspirante presidencial más joven (43 años) que ha tenido el PAN y miembro de una generación que en menos de dos décadas pasó de luchar contra el carro completo a ser aliado del PRI en la época de las concertacesiones y a ocupar la silla presidencial con los empresarios neopanistas por delante.
Para el PAN no son los tiempos de las candidaturas testimoniales, como las de Efraín González Luna o de José Luis González Torres, ni de los enfrentamientos al estilo bronco de Manuel J. Clouthier o de Vicente Fox contra un omnipotente PRI-gobierno.
A Calderón le correspondió vivir otra etapa, pero con los mismos dilemas de sus antecesores priístas. Le tocará enfrentar el descrédito de los errores del foxismo y de sus escándalos: los negocios de los hijos de la esposa del Presidente, Marta Sahagún, y el fraude en el Fondo Nacional de Desastres.
Pero también podrá aprovechar su condición de "candidato del Presidente" -como se proclamó apenas ganó la contienda interna-, ya que si algo reconocen sus críticos a Vicente Fox, y los calderonistas no desdeñan, es que el mandatario sabe hacer campaña.
Ya Andrés Manuel López Obrador, el abanderado presidencial perredista a quien el michocano considera su enemigo a vencer, lo ha denunciado.
Calderón nació en 1962 en Morelia, Michoacán, y se enorgullece de su linaje panista; su padre, Luis Calderón Vega, fue fundador e historiador del partido. Proveniente de una familia de raigambre católico, Felipe se educó en colegios maristas, es abogado y cursó dos maestrías, una en economía en el ITAM y otra en administración pública en Harvard.
De la mano del extinto Carlos Castillo Peraza, su mentor en el PAN, de quien luego se distanció, tuvo una carrera meteórica. A los 22 años ya era miembro del consejo nacional panista, del que ha sido dirigente juvenil, secretario general y número uno del CEN.
En tan sólo 17 años ha ocupado casi todos los cargos de relevancia en la política partidista: asambleísta, dos veces diputado federal, candidato a gobernador de Michoacán, además de director de Banobras, secretario de Energía y ahora abanderado presidencial.
Quienes lo conocen lo definen como un político inteligente, temperamental, a veces desbocado, defensor en el discurso de la doctrina panista, pero pragmático a la hora de tomar decisiones, como demostró al entrevistarse con la lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo, horas después de ganar la candidatura.
Está casado con la diputada federal panista Margarita Zavala y tiene tres hijos; le gusta la trova cubana y los juegos de estrategia en computadora.
Su candidatura le dio oxígeno a Acción Nacional, al que hasta hace unos meses se daba por derrotado en la contienda presidencial, cuando Santiago Creel, ex secretario de Gobernación y favorito de Los Pinos, parecía ser la única opción.
Ha esgrimido que este triunfo y su salida intempestiva de la Secretaría de Energía -cuando Fox lo regañó por destapar sus aspiraciones presidenciales- le dan autonomía respecto del mandatario. Lo cierto es que en plena campaña ya colocó a Ana Teresa Aranda, una de sus aliadas, en la Secretaría de Desarrollo Social.
Hace 13 años, cuando Calderón era secretario general del partido, denunció que el PRI-gobierno preparaba una "estrategia descomunal" para asegurar el triunfo de Ernesto Zedillo echando mano de recursos presupuestales. Ahora, desde la posición del candidato del partido en el gobierno, se enfrentará al PRI y al PRD, que según él encarnan el mismo proyecto "del pasado" contra el que históricamente luchó el PAN.
Claudia Herrera Beltrán