Comienza proselitismo con desventaja en encuestas
El tabasqueño, personaje que creció al imponerse a Zedillo
Formado en el ejercicio autoritario del poder, identificado con los dinosaurios de su partido, Roberto Madrazo Pintado es el primer priísta en la historia del país que busca la Presidencia de la República sin que el resultado dependa, como sucedió por más de 70 años, de la decisión unipersonal del titular del Ejecutivo federal y es, también, el primer candidato tricolor que inicia una contienda por ese cargo sin encabezar las preferencias electorales.
Desde 1976, cuando ganó las elecciones para la diputación federal por el segundo distrito de Tabasco, hasta el proceso interno para elegir candidato presidencial, en 2005, la carrera política de Madrazo ha estado rodeada de reiteradas acusaciones por enriquecimiento ilícito y fraude, aunque ninguna se ha comprobado, así como el hecho de que ha enfrentado con éxito momentos de adversidad que le han ganado el reconocimiento de la mayoría de la militancia tricolor.
Entre los antecedentes más nítidos que dibujan la personalidad de Madrazo se recuerda el gasto de más de 241 millones de pesos en su campaña para ganar la gubernatura de Tabasco, cantidad que superó la que empleó William Clinton para llegar a la Casa Blanca, y su negativa a someterse a la decisión del entonces presidente, Ernesto Zedillo, de renunciar al poder tras el escándalo que derivó de la publicación de pruebas de esa inversión.
En ese momento, tras ganar las elecciones por el gobierno de Tabasco para el periodo 1995-2000, su contrincante, Andrés Manuel López Obrador, se inconformó con los resultados y exigió la anulación del proceso; utilizó como vía de presión el bloqueo de 450 pozos petroleros en esa entidad y una marcha al Distrito Federal, el éxodo por la democracia.
Ante esa medida, Zedillo buscó solucionar el conflicto y pidió a Madrazo declinar a la gubernatura a cambio de la Secretaría de Educación Pública, propuesta que fue rechazada por el tabasqueño en desacato a la voluntad presidencial, hecho poco usual en la tradición priísta.
En 1999, antes de la primera gira de Zedillo a Tabasco, Madrazo declaró que acudiría sólo si era invitado por éste. Así ocurrió y, frente a una multitud, se abrazaron y declararon que gobernarían juntos hasta 2000, sin que con ello se aliviara el enojo presidencial.
A finales del sexenio zedillista, Madrazo solicitó licencia para contender en las elecciones internas del PRI para la candidatura presidencial, con lo que irritó de nuevo a Zedillo. El proceso resultó reñido, pero fue ganado por el peso del poder presidencial, que entonces favoreció a Francisco Labastida, cuyo triunfo fue reconocido por Madrazo.
El tabasqueño adujo que en todos los estados en los que él ganó durante la contienda interna, también lo hizo Labastida en la elección federal de 2000, mientras que el sinaloense perdió casi en todas las entidades que le dieron el triunfo en el proceso priísta.
Como aspirante a la presidencia del PRI de nuevo se enfrentó a la oposición de Labastida y Beatriz Paredes, hecho que propició que Manuel Gurría, ex gobernador de Tabasco, influyera en la formación de la mancuerna con Elba Esther Gordillo, con quien ganó la dirigencia nacional de su partido y desde donde recuperó buena parte de los espacios en estados y municipios que perdió el PRI en 2000.
Sin embargo, la alianza con la maestra duró apenas unos meses, pues en diciembre de 2003 la falta de acuerdos y el incumplimiento de compromisos de la dirigencia tricolor para aprobar en el Congreso las reformas estructurales foxistas, que impulsó Gordillo, propiciaron el rompimiento. De 53 años, Madrazo es abogado por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ciro Pérez Silva