Relajar la asignación de crédito al consumo reduciría ganancias de bancos, advierte S&P
Más de 47 millones de tarjetas bancarias impulsan el consumo
Entre enero y septiembre se realizaron operaciones por casi un billón de pesos: BdeM
Convertidas prácticamente en moneda de curso legal, actualmente circulan en el país más de 47 millones de tarjetas de débito y crédito, con las cuales entre enero y septiembre de 2005 se realizaron más de 958 mil operaciones por un monto cercano a un billón de pesos, indican informes del Banco de México (BdeM).
Dentro de una acelerada tendencia ascendente, las cifras del banco central señalan que el saldo del crédito al consumo en noviembre de 2005 se ubicaba ya en 258 mil 578.1 millones de pesos, lo cual permite estimar que el monto de las operaciones realizadas con tarjetas bancarias durante el año pasado ascendió a casi 1.3 billones de pesos, cantidad equivalente a cerca de 16 por ciento del producto interno bruto (PIB) del año pasado.
De acuerdo con los registros del banco central, la deuda y el ahorro constituyen ahora los dos elementos fundamentales utilizados por la banca, mayoritariamente de capital extranjero, para promover el consumo.
Las tarjetas de crédito suman casi 14 millones -126 por ciento más que en 2001-, y la deuda implicada en ellas ascendía a más de 146 mil 600 millones de pesos en noviembre del año pasado, con un ritmo anual de crecimiento de 44 por ciento.
Mientras, las tarjetas de débito, aceptadas como medio de pago, se elevan a poco más de 33 millones y son las que registran el mayor número de operaciones y de movimiento de dinero.
Entre enero y septiembre de 2005 se llevaron a cabo 121 millones de operaciones con tarjetas de crédito -más de 448 mil transacciones diarias-, con un promedio de 982 pesos cada una, el cual duplicó el valor de las transacciones que en promedio se llevaron a cabo con ellas durante 2001.
Con tarjetas de débito, hasta septiembre, se realizaron más de 837 mil 600 operaciones con un promedio de mil 23 pesos cada una y un incremento de 66.6 por ciento sobre las efectuadas en el primer año de gobierno del presidente Vicente Fox.
Ganancias
El uso intensivo del dinero plástico, promovido desde la banca, ha tenido un costo elevado para sus usuarios, sobre el cual se sostienen las ganancias obtenidas por el negocio del dinero.
Según informes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, durante el gobierno del presidente Fox el negocio bancario redituó a sus propietarios casi 113 mil millones de pesos en utilidades netas. Las ganancias obtenidas por la banca entre enero y septiembre de 2005 fueron 180 por ciento superiores a las registradas durante todo 2001, y 94 por ciento mayores al beneficio reportado entre enero y septiembre de 2004.
En la obtención de esas utilidades, el cobro de comisiones que aplica la banca ha sido tan determinante que entre 2001 y septiembre de 2005 registró 198 mil 893 millones de pesos exclusivamente por ese concepto; en el mismo periodo los bancos pagaron en conjunto 3 mil 856 millones de pesos en comisiones. De tal manera, el beneficio neto alcanzado por este mecanismo de cobro de una banca basada en la promoción del consumo ha sido de 162 mil millones de pesos.
El cobro de comisiones por parte de los bancos, que desde el punto de vista del Banco de México se mantiene elevado, ha sido 4.4 veces mayor a las pagadas por la banca durante los últimos cinco años. Pero esos ingresos rebasaron en 49 mil millones de pesos a las ganancias reportadas entre 2001 y septiembre de 2005.
''Bancarización''
La multiplicación de centros comerciales y de servicios que aceptan pagos con tarjetas de crédito y de débito constituye un fenómeno que también es observado de cerca por el Banco de México.
Al término del primer año de gobierno del presidente Fox Quesada operaban en el país 112 mil 900 ''terminales punto de venta''. Durante los cuatro siguientes años la intensa promoción del dinero plástico aumentó el número de establecimientos a 188 mil 186; es decir 75 mil 186 más de los que había al inicio de la administración, lo que representó un incremento de 67 por ciento.
Por si esto fuera poco, la facilidad para retirar dinero ahorrado y llevarlo al mercado de consumo también se ha multiplicado, sobre todo con la incorporación de nóminas completas de empresas depositadas en los bancos.
* Riesgo de crisis como la de 1995
ISRAEL RODRIGUEZ
La firma financiera Standard and Poor's (S&P), advirtió que el relajamiento en las políticas de asignación de créditos (al consumo, principalmente), podría disminuir la rentabilidad de los bancos en México, en su mayoría extranjeros, al afectar su cartera y poner en riesgo su solvencia, para desembocar en una crisis financiera como el severo colapso económico de 1995.
Por ello, recomendó mantener políticas sanas en el otorgamiento de créditos al consumo, tras una expansión de 33 por ciento anual en los últimos cinco años.
La emisión de tarjetas de crédito, préstamos para la adquisición de automóviles y créditos de nómina y de liquidez, que son los más caros y representan mayores ganancias para la banca en México, son los segmentos que han mantenido un crecimiento constante desde 1999, en contraste con los créditos hipotecarios, comerciales y a entidades públicas y gobiernos.
En un reporte sobre el auge de los créditos al consumo en México, S&P aseguró que monitoreará de cerca el desempeño del otorgamiento de créditos, con el objetivo de medir los riesgos de esta expansión y sus implicaciones para las instituciones bancarias.
El viernes La Jornada informó sobre el vertiginoso aumento de las deudas con tarjetas de crédito, las cuales ofrecen el financiamiento más caro, con tasas que multiplican por diez la inflación. Solamente en 2005 creció 45 por ciento el uso de los plásticos, y la tendencia continuará en los siguientes años, reveló la Asociación de Bancos de México.
Ese día el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, alertó que los incrementos de créditos al consumo de 40 a 45 por ciento, y los que en particular se observan en tarjetas de crédito, ''no son sostenibles'', luego de criticar los altos intereses que cobran los bancos por el uso del llamado dinero de plástico.
La calificadora precisó que las tasas de interés que se cobran a las tarjetas de crédito son elevadas, pues oscilan entre 18 y 40 por ciento anual, comparado con la tasa que pagan los bancos a sus ahorradores de 6.90 por ciento. Así, las tarjetas de crédito proporcionan a los bancos un margen de ganancia o de intermediación, comparado entre tasas activas y pasivas, de hasta 33 por ciento.
Señaló que en un entorno tan competido como el de México es crucial que los bancos mantengan prácticas sanas al otorgar créditos y que no relajen sus requisitos para ganar mercado. ''Hasta ahora, la mayor parte de los bancos ha dirigido sus esfuerzos de colocación a los mismos sectores y clientes. Es importante monitorear el endeudamiento de éstos para evitar que en aras del crecimiento se sacrifique la calidad de los créditos y que se deterioren paulatinamente en un entorno económico estable, o drásticamente en un entorno desafiante''.
Contraste de créditos hipotecarios
En contraste con la cartera de créditos al consumo, la actividad de los préstamos hipotecarios ha mostrado un comportamiento diferente, con una tendencia negativa entre 1999 y 2003, aunque para 2004 empezaron a repuntar. La reactivación del mercado hipotecario obedece a la introducción de esquemas más atractivos de los bancos, que limitan el riesgo del deudor, como por ejemplo los créditos a tasa fija y con pagos fijos, que dan seguridad a los deudores de que en un evento de crisis económica sus deudas no se incrementarán exponencialmente.
La tendencia negativa de la cartera hipotecaria, combinada con un entorno de baja demanda del sector comercial, han llevado a los créditos al consumo a una mayor participación en la cartera total de los bancos.
Pero los bancos no son los únicos jugadores en el segmento de créditos al consumo, y debido a ello enfrentan una fuerte competencia de instituciones financieras no bancarias, a las cuales han logrado superar en crecimiento gracias al establecimiento de estrategias atractivas y a una estructura de fondeo más barata.
Un ejemplo de la fuerte competencia en los créditos al consumo son los préstamos para automóviles ofrecidos por las armadoras, que en 2000 financiaban 77 por ciento de los autos adquiridos a través de un crédito, mientras los sistemas de autofinanciamiento concentraban 12 por ciento, y los bancos solamente 11 por ciento.