El aprendizaje en México
Este artículo se basa en el publicado el pasado domingo, "La educación en México", donde se describe cómo estudios de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), a la cual pertenece nuestro país, muestran el pésimo nivel de la enseñanza aquí, y nos ocupamos en especial de la calidad de la misma. Ahora nos referimos a una alternativa, ya existente.
Se trata de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), fundada por el Gobierno del Distrito Federal, y luego convertida en autónoma por ley aprobada en la Asamblea Legislativa de esta misma entidad. Dado que Andrés Manuel López Obrador incluye en sus 50 compromisos cambios importantes en la educación, incluyendo numerosas universidades y preparatorias nuevas, antecedentes como este, o como las 16 preparatorias, construidas también durante su gobierno, deben tomarse en cuenta. En este caso, como en el artículo anterior, nos ocupamos de la calidad de este proceso educativo.
El objetivo central en la UACM no es la enseñanza como tal, sino el aprendizaje. No se trata sólo del hecho de que este aprendizaje se pueda dar dentro o fuera de la escuela, antes de entrar a ella o después de salir de la misma. Se trata de que el estudiante aprenda porque lo desea, porque le resulta atractivo aprender y, por supuesto, le resulta atractivo, útil e interesante el resultado, el concluir cada ciclo con una mejor preparación y con una certificación de los conocimientos adquiridos. Por lo mismo, se evita deliberadamente el premio o el castigo externos al aprendizaje. No hay calificaciones, ni una evaluación para ver quién sigue y quién se va. No hay exámenes de admisión: los que entran, dado que hay más demandantes que espacios, son los que resultan de un sorteo.
La evaluación sirve para lograr que cada estudiante reciba el nivel de enseñanza que requiere. En el caso de los recién ingresados, existe el programa de integración, que toma en cuenta que numerosos estudiantes llegan con deficiencias, que pueden localizarse en diferentes áreas. Se les ayuda, mediante talleres, a desarrollar capacidades intelectuales y a saber estudiar en el medio universitario; a adquirir habilidades de razonamiento matemático y verbal, comunicativas y de comprensión de lectura, y a reconocer su situación en relación con sus posibilidades y necesidades de formación.
Las posibilidades, según la evaluación, son: ingreso inmediato al ciclo básico (los primeros semestres de la carrera que eligieron); la incorporación secuencial a algunos o todos los módulos de los talleres, o una agenda de estudios que incluya talleres del programa de integración y cursos el ciclo básico. Los talleres tienen distintos niveles, y el acceso a unos u otros depende del resultado de la evaluación. Los estudiantes con mejor preparación inicial pueden entrar directamente a grados superiores.
El ciclo básico incluye una formación general, sobre todo en el área de interés, pero incluye una formación cultural e intelectual amplia. Luego viene el ciclo superior, que incluye estudios específicos. Con esto se persigue evitar una especialización prematura. Se ha puesto el acento, sobre todo en algunos medios, en una educación técnica que prepare a los estudiantes para un trabajo específico. Pero este mundo cambia muy rápido, y los avances tecnológicos dejan de nuevo sin empleo a estos estudiantes. ¿Quién quiere gente para manejar máquinas cuando ya las mismas están automatizadas?
Un ejemplo de carrera de la UACM es la ingeniería en sistemas electrónicos industriales. Tiene entre sus opciones terminales robótica e instrumentación; control e instrumentación, y eléctrica-electrónica de potencia. Con estos conocimientos, el egresado no sólo responde a necesidades actuales sino que puede hacerlo con necesidades futuras.
La visión es mucho más amplia que en la enseñanza tradicional. No se trata sólo de la medicina, por ejemplo. La carrera en este ramo es la licenciatura en promoción de la salud. No se trata sólo, por ejemplo, de que cualquier médico especialista debería saber de nutrición, por lo menos para no causar daños laterales a sus pacientes, sino también para usar la inducción de una nutrición adecuada como punto de apoyo para su tratamiento de los pacientes. La mencionada carrera incluye desde las ciencias biológicas hasta materias como crecimiento y desarrollo, y también prácticas de trabajo comunitario. Se trata de la salud del individuo, pero también de los aspectos sociales de la salud.
Esta enseñanza implica que se emplea personal que se dedica a la enseñanza como actividad central, no los maestros por materia que predominan en otras instituciones de educación superior. Los profesores no sólo dan clases y tutorías, sino que aprenden ellos mismos, de clases, talleres, colegios y academias. Las tutorías son para encauzar los problemas o dudas específicos de cada estudiante. Se deben aprender nuevas formas de educación, no empezar con conceptos sino con objetos. Se debe partir de la realidad específica del estudiante, preguntarle antes de dar la clase. Se debe partir de la experiencia, y de ahí ir derivando a cuestiones más abstractas. De modo que los profesores son también evaluados, no sólo por su actividad sino a través del aprendizaje de sus estudiantes.
Los grupos son de 25 a 30 alumnos. Y cada profesor tiene tres o cuatro grupos. A mí me tocó participar en grupos hasta de 60 alumnos. Con los grupos más reducidos y el tiempo del profesor para dedicárselo a cada estudiante, es claro que va a mejorar la calidad del aprendizaje. Y no se prepara al estudiante sólo para el trabajo, en un mundo tan cambiante y tan diverso. Se le prepara para la vida, y como parte de eso, para el trabajo. Y podemos seguir aprendiendo toda la vida.
Esta experiencia debe ser considerada para las alternativas nacionales que deben estar en la discusión durante la presente campaña electoral.