Deplora su fundador el embate de cadenas comerciales
Por la crisis, cierre definitivo de Librerías Castillo de Monterrey
Después de 31 años de existencia, Librerías Castillo, la cadena más importante y prestigiada del ramo en Monterrey, debió cerrar de manera definitiva sus seis locales este 2006 ante la imposibilidad para sortear la grave problemática económica que aqueja al país.
Así lo confirmó ayer el fundador y director de esa empresa, Juan Alfonso Castillo Burgos, quien indicó que la situación era ya prácticamente insostenible luego que durante el último trienio las ventas registraron un descenso que, en 2005, superó 20 por ciento, lo que significó ''pérdidas millonarias".
En entrevista, cuestionó las cifras económicas gubernamentales, que pintan un país en jauja, y sostuvo que la realidad demuestra otra cosa, con una aguda crisis que afecta no sólo al ramo editorial y librero, sino a los demás sectores de la industria y el comercio.
Literatura cada vez más light
Fundador también de Ediciones Castillo, la cual vendió hace un par de años a la trasnacional McMillan, Castillo Burgos explicó que la crisis que enfrentan las librerías es un fenómeno a escala mundial que, además del factor económico, se debe al cambio en las formas de distribución y venta de los libros.
Detalló que las nuevas dinámicas y estrategias están dirigidas a las tiendas de autoservicio, en las que las no hay un criterio de selección ni personal capacitado, ante lo cual la calidad de literatura ofrecida es muy dispar y ''cada vez más light".
Consideró que, en ese panorama, las librerías tradicionales se encuentran en peligro de extinción, y en el caso específico de los libreros mexicanos definió que se trata de ''verdaderos héroes".
''Ha habido una serie de cambios de actitud en lo que respecta a la comercialización del libro. El embate de las grandes cadenas comerciales y tiendas de autoservicio es imparable. Allí se pueden conseguir los libros de mayor rating, pero no lo mejor", deploró.
''Estas nuevas formas de venta repercuten directamente en la disminución del grado de cultura de una sociedad. De manera paulatina comienza a prevalecer la literatura light, pues las grandes cadenas no se atreven a arriesgar con editoriales enfocadas a aspectos específicos, como las humanidades o ciencias sociales, o las que no son tan grandes.
''Entonces el público está desorientado, porque no hay quién le recomiende, como lo hace el librero tradicional. Ser librero es casi como ser farmaceútico: un oficio muy personalizado, aunque ahora esté en franco peligro de desaparecer."
Realidad vs cultura
La baja en la venta de libros en México, señaló Castillo Burgos, se ha visto recrudecida en el actual sexenio de manera alarmante debido a que la situación económica no está bien.
''Al no tener una economía boyante y sólida, la gente tiene como última prioridad comprar libros. Por eso la actual realidad del país está pegando duro en la cultura. Todos los sectores, sin duda, estamos padeciendo una economía que falsamente se dice que está muy sólida."
Como ejemplo, contrastó las ventas de 5 millones de dólares que Librerías Castillo alcanzaba hasta hace cuatro años con los menos de 3 y medio que obtuvo en 2005.
''Esta era una cadena que vendía bien. Ahora los colegas editores tendrán que llenar el hueco que dejamos, pero no se ve con quién, no hay infraestructura de librerías en Monterrey", dijo el empresario.
''Las librerías cumplen una función social, no sólo es una cuestión mercantil, pues se encargan de abastecer cultura. Tratamos de soportar por esa razón, pero ya no fue posible. Hemos tenido crisis difíciles, pero ésta ha sido muy dura."