Usted está aquí: martes 10 de enero de 2006 Economist Intelligence Unit A Asia le irá bien... si no pesca la gripe

A Asia le irá bien... si no pesca la gripe

Economist Intelligence Unit /The Economist

¿Cuáles son, en 2006, los principales asuntos y temas económicos de Asia? Siempre es peligroso tentar al destino prediciendo el menor cambio pero, tomando en cuenta los síntomas actuales (salvo inesperados desastres como el tsunami de diciembre de 2004 en el océano Indico), EIU asegura que el próximo año las condiciones económicas de la región sufrirán cambios menos dramáticos que los ocurridos en 2005. La razón principal es que los grandes acontecimientos que podrían impactar de manera importante a las economías asiáticas -la desaceleración global, el desmantelamiento de las cuotas, la reevaluación inicial de la divisa china y la increíble variación en el precio promedio del petróleo- ya sucedieron en los recientes 12 meses.

Estos sucesos continuarán teniendo implicaciones sustanciales durante este año, pero su impulso inicial se ha gastado. En consecuencia, en 2006 es probable que aspectos adicionales de varios frentes económicos se extingan de manera gradual y no de golpe. Por ejemplo, el costo de los combustibles seguirá siendo un gran problema para los funcionarios gubernamentales, pero el precio promedio del petróleo apenas si tendrá movimiento durante el año, así que, al menos, las adversidades no serán repentinas.

Con todo, EIU ha identificado cinco temas a los que, en especial, vale la pena dar seguimiento en 2006. Estos son: prolongación del desaceleramiento global, persistentes precios altos del petróleo, caída del crecimiento del PIB en China, las consecuencias iniciales del endurecimiento de la política monetaria de Japón, y la gripe aviar.

Claro, el último tema es el comodín del mazo. En realidad, que la fiebre aviar permanezca en la pantalla del radar indica que los pronósticos son vulnerables a un cambio catastrófico. Por las razones expuestas, y también porque hay pocas elecciones importantes que puedan desestabilizar la política y la economía de la región, Asia puede esperar un año relativamente quieto. A menos que pesque la gripe.

1. Desaceleración global

En 2006, el crecimiento del PIB mundial se mostrará lento por segundo año consecutivo, pues continúan los ajustes inevitables que siguieron al magnífico desempeño de 2004. Esto reducirá la demanda de exportaciones asiáticas -que el año pasado fue clave para el crecimiento estelar de las tasas del PIB en gran parte de la región- y, en consecuencia, se detendrá el crecimiento económico.

La buena noticia es que la desaceleración del crecimiento global será moderada: el último pronóstico de EIU proyecta que el PIB mundial y las tasas de intercambio comercial crecerán 3% este año, por debajo del 3.3.% de 2005 y el 4% de 2004.

En consecuencia, el impacto en Asia no será severo. Singapur y Malasia, de las economías más dependientes del mercado, ya han aguantado el peso de importantes desaceleraciones en 2005, así que deberían superar este año sin incidentes extraordinarios. Sólo en el crecimiento del PIB de Hong Kong se pronostica una reducción importante -de un estimado de 7.1% en 2005 a 4.5% en 2006-, y eso es sólo porque de manera reciente e inesperada arribaron datos fuertes que elevarán el resultado final del año, el cual al parecer no caerá más en los próximos 12 meses. El impacto más extenso de la desaceleración global es tal, que los políticos asiáticos tendrán que enfocarse, como han comenzando a hacer este año, en las fuentes locales de crecimiento más que en las exportaciones. (Ver cuadro)

2. Los precios del petróleo

En particular, Asia ha tenido un año difícil en 2005 para arreglárselas con el brusco aumento de los precios internacionales del petróleo, en la medida en que la región importa muchos de sus suministros y mantiene costosos subsidios estatales para desenvolverse. En 2006, en términos estrictos de precios de petróleo, la situación no mejorará: nuestra expectativa es que el precio promedio del crudo Brent será de 55 dólares por barril, sin cambio esencial respecto de nuestro estimado de 54.97 dólares por barril para 2005. Pero la diferencia es que los funcionarios gubernamentales asiáticos tendrán un año entero para atajar el problema. En muchos casos, ya han comenzado a aplicar las más difíciles soluciones políticas (como reducir los subsidios). Además, este año sólo tendrán que preocuparse por el precio absoluto del petróleo, no por un aumento penoso y marcado. El más reciente pronóstico de EIU considera sólo un 0.1% de aumento en el precio del crudo Brent para 2006, comparado con los aumentos de 43% y 34% de los pasados dos años. No obstante, cuentas fiscales, balanzas comerciales e inflación seguirán siendo los indicadores que señalen qué tan bien las economías asiáticas manejan sus costos de importación de petróleo.

3. La desaceleración china

A pesar de la reafirmación reciente del PIB de China para 2004 -el cual añadió 258 mil mdd al tamaño de su economía y al parecer obligará a revisar la información histórica de EIU y sus expectativas sobre el PIB-, este año China crecerá más rápidamente que cualquier otra de las grandes economías asiáticas. Pero ante una perspectiva de 8%, el crecimiento real del PIB estará por debajo de los índices superiores a 9% de los pasados tres años y marcará la mayor caída del PIB en una década.

Un tema clave sigue siendo si los funcionarios tendrán éxito en preparar un ''aterrizaje suave'', un descenso gradual y controlado del crecimiento del PIB a un nivel más sostenible. Pero China no es una economía de mercado, así que durante 2006 serán limitados los recursos políticos disponibles para frenar el crecimiento desbocado de los sectores sobrecalentados. En particular, la falta de habilidad de China para contener mejor la sobreinversión podría requerir que en 2006 el gobierno restrinja de manera importante los sectores sobrecalentados, lo cual reducirá aún más el crecimiento.

Esto tendrá repercusiones en toda Asia, en la medida en que muchos países de la región dependen de China para la venta de sus exportaciones. Por el contrario, las importaciones chinas en 2005 han sido parcialmente restringidas por factores como la revaluación del renminbi, que ocurrió en julio. Se espera que los importadores retrasen sus adquisiciones durante el primer semestre para beneficiarse de una mejor tasa de cambio luego de la actual revaluación. Otros factores que han disminuido el crecimiento de las importaciones empezarán también a desaparecer progresivamente, de tal manera que en 2006 se espera que se acelere el crecimiento de las exportaciones en 15%. Esto beneficiará a otras economías asiáticas exportadoras, aunque el crecimiento de las importaciones será inferior a los índices de 24-29% vistos durante tres años sucesivos entre 2002 y 2004.

4. ¿Cambios en la política japonesa?

La especulación de cuándo el Banco de Japón (el banco central) podría empezar a endurecer su política monetaria empezó en 2005, en medio de signos vacilantes de que Japón podría salir pronto de una persistente deflación de siete años. Esta especulación resurgirá en 2006 y el debate se intensificará por el desacuerdo entre el gobierno y el Banco de Japón. La creciente confianza del banco central en que pronto se cumplirán las condiciones para terminar con la política de moderación cuantitativa -diseñada para saturar de liquidez la economía- ha disgustado al ministro de Hacienda, quien teme que esto pueda interferir con sus esfuerzos para aumentar impuestos. En consecuencia, el gobierno ha comenzado a hacer notar que la independencia del Banco de Japón podría no ser inviolable.

Cualquiera que sea el desorden político que pueda surgir, un cambio en la política monetaria ocurrirá de manera gradual. En primer lugar, es probable que el Banco de Japón baje al mínimo legal, 6 billones de yenes (51 mil mdd) la meta relativa a la balanza en cuenta corriente que mantiene con los bancos privados, de casi 30 billones de yenes que representa actualmente. Luego es probable que cambie su objetivo: de las balanzas de cuenta corriente a las tasas de interés.

No obstante, incluso si el cambio de política sucede como se espera -el Banco de Japón mantendrá por algún tiempo su meta de tasas de interés en alrededor de cero- es poco probable un aumento real en las tasas en 2006. Esto significa que habría un plazo sustancial antes de que el costo del capital para corporaciones y propietarios de casa comience a crecer.

5. Gripe aviar

Durante 2006, los temores de una pandemia de gripe aviar entre humanos continuarán en los titulares. Puesto que los brotes que alimentan estos temores afectan principalmente a Asia, los gobiernos y las empresas de la región tienen mucho que considerar en términos de planes de emergencia. La industria avícola asiática ha sido diezmada en la medida en la que los gobiernos han ordenado matanzas selectivas de aves, y el número de muertes humanas sobrepasa las 70 (la mayor parte en el sudeste de Asia). La situación en China es cada vez más seria, con más de 30 brotes del virus reportados en la avicultura en 2005. La gran preocupación es que el virus mute en una forma de fácil transmisión entre humanos. Sin embargo, una de las mayores dificultades desde un punto de vista analítico es que la probabilidad de que ocurra una pandemia es imposible de cuantificar.

Los costos económicos y sociales son muy difíciles de calcular, pero dependerán de la extensión y severidad de los brotes. Los reducidos casos de transmisión de humano a humano alterarían el transporte y el turismo pero no tendrían consecuencias económicas catastróficas, así que es de imaginar una situación similar a la ocurrida durante el brote de neumonía atípica, o SARS, en Asia en 2003. Algunos brotes en ciertas regiones asiáticas podrían tener efectos más graves, en particular si las personas no pueden o no están dispuestas a trabajar. Las cadenas globales de provisiones se verían afectadas, la demanda de materias primas caería (deprimiendo los precios de las mercancías) y las economías se debilitarían de manera importante.

Los peores escenarios giran alrededor de la posibilidad de una pandemia global que podría matar a millones de personas. No es necesario decir que, si eso sucede en los próximos 12 meses, haría de 2006 un año más memorable -tristemente, por razones aciagas- de lo que señalan estos pronósticos.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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