RUTA SONORA
The Strokes. Fin del Lupe Reyes
ENTRE MULTIPLES DESORDENES ambientales y enrarecidos ambientes político-sociales provocados por la víspera de elecciones y una enigmática campaña alterna zapatista, 2006 alienta poco a ser vivido. Prevalece la sensación de que cualquier otra eventualidad gozosa debiera ser anulada. Por eso, 2005 aún resuena en los oídos y, aunque algo tarde, los mejores sonidos del año pasado, según esta humilde escribana, serán consignados como cada invierno, en las siguientes entregas. Por ahora, y como limosna de Reyes, el primer disco que aparece en el año: el tercer álbum de The Strokes, First impressions of Earth .
Primeras impresiones de la Tierra
JULIAN CASABLANCAS, COMPOSITOR
primigenio de este aclamado quinteto neoyorkino, pareciera haber sido abducido por el ovni de la desesperanza, para luego ser devuelto a la Tierra y, a partir de estas primeras y decepcionantes imágenes, escribir una sucesión de confesiones personales, tristezas directas, emotivas, recurrentes y obsesivas. Y es que se sabe que el cantante de las amplias ojeras dejó de beber las cantidades industriales que se metía de alcohol, y todo para deprimirse más.
THE STROKES, QUE desde su aparición sobre el globo con Is this it? (2001) se apostaron en la escena masiva de la manera más in posible, al emular, antes que toda la ola que siguió tras ellos, a varias de sus efigies locales ( Velvet Underground , Television ), dieron continuidad con Room on Fire (2003) a su fórmula basada en bajeos y guitarras repetitivas, tipo post-punk, y melodías pop de sonido sucio, pero lleno de alma. Asimismo, a decir de Jon Pareles (New York Times, 01/02/06), los Strokes no sólo pusieron de nuevo a su ciudad bajo el reflector ante la nueva generación (seguidos, quizá, por Interpol ), sino que "las letras de Casablancas proyectan perfectamente la esencia neoyorkina: esa mezcla de ironía cínica cubriendo a un corazón vulnerable".
Y SI. FIRST... se adecua más que sus otros discos a dicho perfil, sobre todo porque se nota que Albert Hammond Jr y Nick Valensi (guitarras), al lado de Fabrizio Moretti (batería) y Nicolai Fraiture (bajo) decidieron evolucionar o morir. Ya desde Room on fire las sensaciones eran oscuras, pero el tipo de riffs seguían siendo similares a los del primer disco. Mas en el nuevo álbum, es notoria la intención de salirse de sí mismos, lo cual es loable. Lo malo es que se les nota mucho la intención, lo que les hace perder espontaneidad y lo punk que pudieran tener; se oyen a veces rebuscados, pues cuando se indaga hay aciertos notables, pero también intentos fallidos.
TRISTEMENTE, EL RESULTADO es un sonido a medio camino, más exploratorio y dubitativo que enfocado y concentrado, además de que los 14 tracks se sienten interminables (al menos cuatro de ellos sobran), lo que no ayuda a tener claridad en su mensaje, si es que hay alguno. Por eso, el suelo disparejo de este aterrizaje ofrece buenas canciones (las menos), que contrastan con otras de medio pelo. Así, destacan: el enorme sencillo Juicebox, de bajeo surf y deslumbrantes cambios melódicos; Heart in a cage, muy Iggy Pop con arreglo progre en la guitarra; You only live once y On other side, muy Blondie , aunque también parecen los Strokes imitando a los Strokes; explosión arabesca e intensa con Vision of Division; misteriosas pero sensibles son Ask me anything (tranquila, con chelos y sintetizador, muy Lou Reed ) y Fear of sleep; lágrimas sonrientes con Razor Blade y Red light. De las demás, mejor no hablar.
PARADOJICAMENTE, AUNQUE ES el disco en el que mejor están tocando, y quizá el mejor producido (a lo mejor no les hizo cambiar de Gordon Raphael a David Kahne como productor), es el de composiciones más anodinas, aburridas y repetitivas. En medio de una oleada de bandas que los ha seguido pero los ha superado, los Strokes tienen el reto de ofrecer un mejor cuarto álbum. Tienen madera para hacerlo, y quizá sólo hace falta que algo saque de su desamor a Julian ("no escribo más amargo cuando estoy hecho mierda"; "estoy cansado de todos los que conozco y veo en la calle y la tele"; "no tengo nada qué decir, nada qué decir... una generación entera no tiene nada qué decir", canta en varias partes), o que regrese un poco al chupe: "Me encantaría sentirme siempre como con dos bebidas".
Dos fiestas dos
¿YA ESTAN CANSADOS? Aguanten, porque el maratón Lupe Reyes termina hasta mañana. Hay poco reventón, pues ya todos estamos muy gastados; por eso estas dos fiestas son de oquis:
HOY: FIESTA DE bienvenida al 2006, con DJ Chamuco y demás pinchadores invitados. Pasagüero (Motolinía 33, Centro). 21 horas, entrada libre.
MAÑANA: EN VIVO, las guitarras dulces y amargas de Papi . Aplicando play: Tizano ( Ibero 90.9 ) y Güili Damage . Terraza del Centro Cultural España (Guatemala 18, tras Catedral, Centro). 21 horas, entrada libre.