Chiítas condenan la violencia sunita y advierten que su paciencia llegó al límite
Vive Irak ola de ataques; al menos 120 muertos en diversas ciudades del país
En duda la estabilidad política presuntamente alcanzada tras los comicios: analistas
Al menos 120 personas fueron asesinadas este jueves en lo que fue uno de los días más sangrientos en territorio iraquí desde la ocupación, que incluye dos devastadores atentados suicidas.
La violencia, que también cobró las vidas de siete soldados estadunidenses, tuvo un saldo de 170 muertos en las últimas 48 horas, lo que puso todavía más en duda la futura estabilidad política de Irak, tras las elecciones del mes pasado.
Los ataques suicidas ocurrieron en la cuidad santa chiíta de Kerbala y en Ramadi, en el triángulo sunita. Otras tres explosiones tuvieron lugar en Bagdad y un imponente incendio comenzó luego que un gasoducto fue hecho estallar cerca de la ciudad norteña de Kirkuk.
El primer ministro iraquí Ibrahim Kaafari, y otros políticos de alto rango, condenaron los ataques y afirmaron que la intención de los mismos es sabotear los progresos que se han logrado hacia la formación de una coalición de gobierno amplio e incluyente.
Pero el mayor partido chiíta del país, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica, denunció amargamente el que grupos árabes sunitas incitaran a la violencia sectaria después de haber obtenido resultados electorales más bien pobres.
Reforzando los temores de que la situación del país degenere en una guerra civil, los chiítas advirtieron que su paciencia está llegando al límite y que algunas de sus facciones podrían entrar en acción, directamente y por su cuenta, dado que la coalición encabezada por Estados Unidos supuestamente ha obstaculizado los intentos de las fuerzas gubernamentales de combatir a los insurgentes.
El saldo del jueves fue el más grande en cuatro meses, señalan críticos del gobierno estadunidense que enfatizan el fuerte contraste entre los hechos y las repetidas declaraciones del presidente George W. Bush y el primer ministro británico, Tony Blair, en el sentido de que la situación de seguridad ha mejorado en Irak.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, afirmó que los más recientes ataques en serie, en Irak, son "crímenes horrendos" cuya violencia ha ido en aumento desde las elecciones del 15 de diciembre y advirtió que existe el riesgo de que el proceso democrático esté siendo fatalmente saboteado.
Kerbala, 80 kilómetros al sur de Bagdad, se había mantenido en relativa calma en meses recientes. El atentado suicida perpetrado cerca del templo del Imán Hussein estaba dirigido a uno de los lugares más santos de la comunidad chiíta.
El coronel de la policía, Razaq Taie, dijo que 49 personas murieron y otras 52 resultaron heridas. "Es una situación terrible, tenemos muchas víctimas y muchísima destrucción. El atacante suicida llevaba un chaleco con más de ocho kilos de explosivos y algunas granadas de mano", añadió.
El atacante detonó su bomba a unos 30 metros de la mezquita, en una zona peatonal muy concurrida rodeada de comercios en que se venden artículos religiosos. Muchos de los muertos y heridos eran miembros de las mismas familias que llegaron al santuario para preparar las plegarias del viernes.
Una madre con su hija pequeña que vestía un trajecito rojo, yacían en un charco de sangre con los rostros cubiertos con una sábana. Algunos de los heridos fueron llevados al hospital en carretillas. Entre los escombros dejados por la bomba se encontraron balines con los que iba relleno el chaleco explosivo y una granada sin estallar.
"Nunca pensé que un crimen así pudiera perpetrarse cerca de este lugar sagrado", dijo Mohammed Saheb, quien resultó lesionado en la cabeza. "Los terroristas no dejan a salvo ningún lugar para cometer sus horribles acciones. Este es un acto criminal contra los fieles peregrinos. Los terroristas están atacando a los chiítas".
Akram Saleh, un vendedor callejero que sufrió severas quemaduras, recordó en el hospital: "Estaba vendiendo juguetes cerca del templo cuando volé por el estallido. Quedé inconsciente".
El gobernador de Kerbala, Aqeel Jazari, culpó del ataque a los "takfiris y a los sadamistas". La ideología takfiri sunita es la practicada por el líder de Al Qaeda en Irak, Abu Mussab Zarqawi, que declaró la guerra a la población chiíta.
El ataque en Ramadi, a 112 kilómetros de Bagdad, que mató a 56 personas e hirió a otras 60, estuvo dirigido a un centro de reclutamiento de la policía en que los aspirantes hacían fila. En el hospital general de la ciudad, el doctor Mohammed Ani dijo: "Estaban ahí parados todos muy juntos, lo que incrementó el número de víctimas. No sólo hay muertos, también estamos atendiendo lesiones muy serias".
En otro lugar, cinco soldados estadunidenses murieron cuando su vehículo pasó por encima de una bomba colocada a un lado del camino cerca de la sureña ciudad de Najaf.
Los resultados finales de las elecciones serán divulgados en dos semanas, y se espera que estos confirmen que la Alianza Chiíta Unida gane alrededor de 130 escaños parlamentarios de un total de 275, cifra que quedaría muy por debajo de las 184 bancas necesarias para formar gobierno.
Se están llevando a cabo pláticas para formar una administración con participación sunita, pero un alto funcionario del Movimiento de Acuerdo Iraquí, la principal coalición sunita minoritaria, culpó al gobierno dominado por los chiítas de estar coludido con los actos de violencia.
Izzat Shahbandar afirmó: "Este gobierno no sólo ha fallado al intentar contener la violencia, sino que se ha convertido en cómplice del ciclo de violencia al adoptar políticas sectarias y debilitar al Estado, a la vez que fortalece a grupos de la milicia".
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca