Siempre
me sentí distinto a los demás niños. Tenía
muchos amigos, jugaba deportes —todo lo que suele hacer un niño.
Pero algo era diferente. Cuando tuve 12 o 13 años comencé a
darme cuenta de que me atraían otros chavos. Me excitaba pensar
sexualmente en mis amigos y compañeros. Besar a una niña
me parecía lo menos excitante. Vacilé mucho en ponerme
etiquetas, pues temía quedarme eternamente “diferente”.
En los noticieros y en la escuela oí hablar de crímenes
de odio contra homosexuales y lesbianas por lo que me dio miedo. Mis
compañeros siempre utilizaron –y utilizan— términos
como “puto” o “marica”. Ser gay me parecía
algo muy negativo. No quería verme marginado o que se burlaran
de mí. Más adelante me di cuenta de lo difícil
que sería esconderle mis sentimientos a mis amigos y a mi familia,
y de manera especial a cualquier muchacho que me gustara. Después
me entusiasmé mucho con un chico y no tuve a nadie con quien
hablar o comentarlo. Decidí entonces que ya era tiempo de salir
del clóset.
La primera vez
Recuerdo lo asustado que estuve la primera vez que le confesé a
alguien que yo era gay, pero a medida que se lo fui diciendo a más
y más personas, todo el proceso se volvió menos angustiante.
El Internet fue muy útil. En línea le dije a mi amiga más
cercana, Jessica, que tenía algo importante que decirle. Luego de
morderme los labios y darle el clic al ratón, ya estaba hecho. Sabía
que ella sería buena onda porque ya conocía a gente gay.
Cuando finalizó todo me sentí verdaderamente bien de poder
expresarlo.
El único problema a la vista era decírselo a mis padres.
Preferí dejarlos en la oscuridad. Me escabullía para encontrarme
con otros chavos mintiéndole a mis padres sobre adónde iba.
Mis papás tienen amigos gay, y yo sé de algunos miembros
de mi familia que también lo son, pero no sabía cómo
reaccionarían al saber que su propio hijo era gay. Un día
decidí que ya estaba harto, así que primero senté a
mi madre y directamente se lo solté. Me dijo que ella y mi padre
ya lo sabían, pero no estaban seguros.
Mis padres estaban dispuestos a aceptar mi sexualidad porque soy su hijo.
Tuve mucha suerte, porque conozco a chavos gay cuyos padres reaccionaron
de manera muy extraña. Algunos hasta los han corrido de sus casas,
insultado, e incluso agredido físicamente.
Ahora todo está bien. Mis amigos y mi familia aceptan mi sexualidad
y vivo mi estilo de vida abiertamente. Ya no me siento incómodo
cuando la gente me pregunta si soy gay y tampoco me siento diferente. Ser
gay es simplemente parte de lo que soy, pero no es todo lo que soy.
No conté con apoyo en el proceso de salir del clóset, pero
ahora formo parte de la organización Alianza Gay-Buga de mi preparatoria,
y desde ahí promovemos la diversidad y la tolerancia en el ámbito
escolar.
¿
Por qué salir del clóset?
Además del alivio que representa, hay muchas otras razones para
salir del clóset: dejar atrás los secretos, hablar abiertamente
del tema con amigos y familiares, eliminar el miedo de que te “descubran”,
liberarse de la presión de tener que relacionarse sexualmente con
alguien del sexo opuesto, y por supuesto, besar a ese hermoso chico o chica
a quien le has puesto el ojo encima, claro, si él o ella está de
acuerdo.
“
Salir del clóset hace que las y los adolescentes se sientan mejor,
porque también se sienten honestos y sinceros consigo mismos”,
dice Amy Kobeta, vocera de la organización civil estadounidense
Padres, Familias y Amigos de Lesbianas y Gays (PFLAG), de Washington, DC.
Pero también dice que los adolescentes se enfrentan a problemas
diferentes a los de los adultos en el proceso de salir del clóset: “Los
adolescentes son legalmente menores de edad y dependen física y
económicamente de sus padres o tutores. Por ello es necesario que
puedan imaginar o predecir cómo van a reaccionar sus familias y
planear qué hacer en caso de que no respondan bien”. Así que
si tú eres un o una adolescente que desea salir del clóset,
busca a otras personas que puedan ayudarte. Puedes hablar al servicio de
ayuda de una organización gay o a un amigo en quien confíes.
También puedes dirigirte a un grupo de apoyo.
Consiguiendo apoyo
Aquí tienes una lista de consejos para salir bien del clóset:
- Antes
de hacerlo piensa qué tan a gusto te sientes contigo mismo/a. ¿Estás
dispuesto/a a platicar acerca de tu orientación sexual?
- Presta
atención a los comentarios y a las conversaciones de la gente
a tu alrededor. De algún modo sus palabras revelan lo
que sienten acerca de la homosexualidad. Pero recuerda que esos
sentimientos pueden
cambiar al revelarles tu verdadera orientación. Su reacción
puede ser entonces más negativa o más positiva.
- Por
lo general es más seguro decírselo a una sola
persona a la vez. La gente está menos dispuesta a
proteger lo que dice cuando está a solas contigo.
- No salgas
del clóset presentando a las personas a
tu novio o novia. Esto obliga a tener que aceptar dos cosas
a la vez. Primero revela que
eres gay y sólo después que estás
saliendo con alguien. Es más fácil para la
gente asimilar información nueva
en dosis pequeñas, particularmente si no están
muy familiarizadas con la homosexualidad.
- Prepárate
a enfrentar preguntas tal vez ofensivas. La gente puede
preguntar cosas como “¿acaso
Dios no odia a los raritos?” o “todos
los gays acaban siempre abusando de los menores”.
No dejes que esto te haga enojar. Recuerda que los prejuicios
están aún muy
extendidos y todavía hay mucho que aprender acerca
de la homosexualidad. Proporciónales la información
que puedas –un libro
o un folleto-, o información de organizaciones
que eduquen sobre la homosexualidad.
- Prepárate.
A algunas gentes les escandalizará o les confundirá tu
revelación. Recuérdales que tú sigues
siendo la misma persona de siempre. Sólo estás
compartiendo algo más
acerca de ti. Habrá gente que no te apoye mucho
cuando salgas del clóset. Y si un amigo tuyo
te abandona por completo al revelarle tu orientación
sexual, piensa que él o ella
no era realmente tu amigo. Busca nuevos amigos que
te acepten como eres.
- Si tienes
miedo de que algo temible o violento pueda suceder al salir
del clóset, eso significa que probablemente no es una buena idea hacerlo
ahora. Puedes tal vez esperar hasta estar en un entorno
más
seguro.
- En caso
de que las cosas salgan mal con tus padres, es importante tener un
plan de resguardo. Si necesitas ayuda extra
habla
con algún familiar
en quien confíes y pídele primero
que te ayude en este proceso.
- Recuerda,
la agresión
está siempre fuera de la ley. Si
alguien se pone violento o quiere agredirte por tu orientación
sexual, denúncialo.
En México, la Constitución prohíbe
cualquier forma de discriminación por tus
preferencias; además, en el DF
el Código Penal castiga cualquier acto discriminatorio.
Puedes presentar quejas ante la Comisión
Nacional de Derechos Humanos o las comisiones estatales
de derechos humanos, así como ante el Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación.
Todas estas instancias, en principio le dan al
sistema legal más herramientas para poder
trabajar. Aléjate
del peligro, pide ayuda y cuídate.
Tomado y adaptado de Network for Family Life Education, State University
of New Jersey, 2005.
Traducción: Carlos Bonfil.
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Por
qué soy gay o lesbiana...
“ Además
de que los hombres me atraen sexualmente, ¿por qué soy
gay? Es seguramente algo que pasó durante mi desarrollo.
Yo no creo que se trate de mi elección, porque teniendo
en cuenta todo el odio que hay hacia los homosexuales pocos elegirían
ser gays. ¿Tengo que aceptar que soy homosexual?”
Esa es la alternativa que tenemos, la de aceptar o no nuestra
orientación
sexual. Aunque no estamos seguros qué es lo que determina que una
persona sea lesbiana, bisexual, homosexual o heterosexual, cada vez hay
más evidencia que involucra
factores biológicos que ocurren antes del nacimiento.
Pero nadie está realmente seguro.
Sabemos que la orientación sexual comienza a revelarse antes de
la pubertad y de las primeras relaciones sexuales.
Y aunque la orientación sexual probablemente comienza
a desarrollarse antes del nacimiento, puede llegar a expresarse de distintas
formas a lo largo de la vida.
También sabemos con certeza que:
- La
orientación sexual no es una decisión personal.
- No
es una enfermedad.
- No
se puede “curar” a través
de terapias o tratamiento médico.
- No
hay pretensión
que valga. Seguirás siendo
quien eres.
- Y
lo más importante, todas las orientaciones
sexuales son perfectamente normales.
Tomado de www.teenwire.com, sección “pregúntale a los
expertos”.
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