La Galería Nacional de Washignton expondrá 100 obras del artista francés
Magnos festejos en su natal Aix por el centenario luctuoso de Paul Cézanne
Dos grupos de teatro darán vida a la correspondencia entre el pintor y Emile Zola
Hasta el último día de su vida Paul Cézanne acarició el lienzo con sus pinceles embadurnados de colores intensos, al final con trazos cada vez más sueltos que se convertían, como el propio pintor aseguraba, en ''la carne visible de las ideas y de Dios''.
Considerado el padre del arte moderno, el creador que desafió a su amigos impresionistas por mirar al mundo ''objetivamente'', será recordado en grande en su natal Aix, en Provenza, Francia al cumplirse cien años de su fallecimiento.
También a partir del próximo 29 de enero, en la Galería Nacional de Washington se presentará la magna exposición Cézanne en Provenza, compuesta por 100 obras, entre paisajes, acuarelas, bodegones y retratos mediante los cuales el artista intentó ''atravesar la superficie brillante y ambigua de las cosas y penetrar en su realidad eterna''.
Cézanne falleció el 22 de octubre de 1906, a los 67 años. Un mes antes escribió: ''Me encuentro en un estado de desorden cerebral, en una agitación tan grave, que he temido, en algún momento, que mi débil razón no pudiera soportarlo.
''Ahora creo que estoy mejor y que pienso con más claridad en la orientación de mis estudios. ¿Alcanzaré el fin tan buscado y perseguido tanto tiempo? Estudio siempre del natural y me parece hacer lentos progresos?''
Víctima de prejuicios
La pintura fue para el maestro francés más que una forma de vida: su mundo entero. No obstante la gran revolución que propició con su obra, tuvo que lidiar con la incomprensión y los prejuicios de sus contemporáneos.
En 1905 un crítico de arte señaló que la obra de Cézanne parecía la pintura de un borracho. Inclusive, su gran amigo de la infancia, el escritor Emile Zola, quien en un principio había dicho que los cuadros de Paul eran geniales, acabó tachando a Cézanne de ''genio abortado''.
Los problemas sicológicos también fueron un lastre para el creador. Sufría constantes ataques de ira y depresiones. No toleraba las discusiones porque lo cansaban, y porque no sabía defender sus ideas.
Luego de vivir un tiempo en París, donde comenzó a ser reconocido, a los 52 años decidió regresar a su pueblo natal para vivir y pintar en el ambiente que, en su opinión, más se adecuaba a su solitario y agrio temperamento. También porque los recuerdos de su infancia lo tranquilizaban.
Es precisamente en esa ciudad, Aix, donde se realizarán durante 2006 un sinfín de actos conmemorativos: desde visitas guiadas por los lugares donde Cézanne vivió y trabajó (como su taller ubicado en la rue des Lauves y el recorrido por las canteras de Bibémus, donde pintó sus famosas rocas precursoras del cubismo), hasta la participación de artistas contemporáneos en coloquios, exposiciones, espectáculos al aire libre y encuentros pedagógicos.
De la sombra a la luz
Los grupos de teatros de Gímnase en Marsella y de Jeu de Paume en Aix-en-Provence se asociarán para dar vida a la correspondencia entre Cézanne y Zola. Otro de los momentos estelares será el concierto que ofrecerá la Orquesta Filarmónica de Berlín a los pies de la montaña Sainte-Victoire.
Con su pintura, Cézanne recorrió cada minuto de su vida el camino ''del suelo a la montaña, de la sombra a la luz, de la tierra al cielo'
Y siempre fue como si su pincel describiera una oración.