De los resultados dependerá si continúan con sus planes de introducir granos modificados
Productoras de transgénicos ceden semillas de maíz para experimento
Para el estudio utilizarán terrenos en los que no haya alrededor cultivos criollos que se puedan afectar
Las empresas trasnacionales productoras de transgénicos determinarán en un plazo máximo de dos años si continúan con sus planes sobre el maíz en México, de acuerdo con los resultados del Proyecto Maestro de ese grano que se prevé desarrollar en el primer trimestre de 2006. Por eso dieron sus semillas para las pruebas experimentales del transgénico, que por el momento están suspendidas.
El coordinador del proyecto, Luis Herrera Estrella, precisó que este plan consiste en realizar pruebas experimentales de maíz transgénico propiedad de Monsanto, Híbridos Pioneer y Dow Agrosciences, y fue aprobado por las secretarías de Agricultura y de Medio Ambiente.
Indicó que el proyecto se suspendió temporalmente porque los protocolos de investigación se deben hacer públicos para comentarios y recomendaciones, de acuerdo con la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados. Como este paso no se había realizado, ahora se hará para cumplir con todos los requerimientos legales.
La consulta se puede llevar 30 días hábiles o naturales, por lo que para febrero o marzo habrá una respuesta y entonces se sabrá si aún hay tiempo para la siembra en los sitios propuestos en campos experimentales del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) localizados en Sinaloa, Sonora y Tamaulipas.
Herrera Estrella puntualizó que las localidades donde se harán los experimentos fueron seleccionadas porque cerca no hay gran diversidad de maíces criollos.
El especialista precisó que este estudio no es de las empresas, sino que "es científico" y se hará con financiamiento público del Inifap y del Centro de Investigaciones Avanzadas (Cinvestav). "La respuesta que se busca es si las semillas transgénicas causan o no problemas, independientemente de que las líneas sean generadas por empresas. La información resultante se entregará al gobierno y no a las empresas, para que éste vea los resultados y defina lo que se hará."
Agregó que se verá si la biotecnología de las empresas sirve para las condiciones de México. Aclaró que hubo confusión acerca de quiénes realizarían el estudio, porque el permiso lo tiene que pedir el propietario de la semilla, no los que van a hacer los experimentos; por eso las compañías hicieron ese trámite, y puntualizó que el experimento está diseñado por especialistas del Inifap, el Cinvestav y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).
Además, precisó, las empresas revisaron los protocolos de investigación, porque son responsables de lo que se haga con las semillas, y cuidaron que "no se escapara ninguna medida de bioseguridad. El interés de las empresas es conocer si en México se puede utilizar o no la biotecnología, para saber si siguen sus programas de semillas".
Herrera Estrella precisó que "los resultados de este experimento van a decir qué estudios adicionales se requieren para llegar a una conclusión definitiva. Están planeados para una validez científica de dos ciclos productivos distintos, y como se harán en diferentes regiones se llevarán por lo menos dos años; para entonces las empresas podrán tomar una decisión de si continúan en México o no".
Aseveró que el objetivo es realizar una serie de experimentos que permitan generar información, con una base científica sólida, para atender las inquietudes que han expresado diversos grupos de la sociedad respecto a la siembra de maíz transgénico en las condiciones particulares del país, que es centro de origen del grano.
Precisó que los cultivos de los granos estarán a 300 metros de cualquier cultivo tradicional, se sembrarán en épocas que no coincidan con la floración de otros maíces de la localidad, para evitar polinización, y se van a cortar las flores masculinas para evitar la proliferación de polen.
El 22 de octubre, la Secretaría de Agricultura anunció el desarrollo del Proyecto Maestro de Maíz, tras lo cual Greenpeace y otras organizaciones expresaron su rechazo al plan, e investigadores como Ignacio Chapela, quien descubrió en 2001 la presencia de maíz transgénico en los cultivos tradicionales de la sierra norte de Oaxaca, cuestionaron, entre otros aspectos, que la experimentación se planeara con semillas comerciales que ya no requieren someterse a pruebas.
Frente a ello, Herrera Estrella argumentó que "se pensó en semillas ya aprobadas para consumo humano en otros países, para que no hubiera ningún riesgo para la salud humana o animal. Las semillas de maíz que se van a probar tienen potencial de ser benéficas para los productores nacionales. Varias líneas tienen resistencia a plagas que son importantes en el país, aunque el principal beneficio sería tener información sobre cuáles son los daños potenciales".
Puntualizó que se buscará responder a lo que organizaciones no gubernamentales han planteado acerca de que los transgénicos causan daños a la microflora del suelo; si se pueden convertir en supermalezas, o si el comportamiento biológico es el mismo que el de las plantas tradicionales, es decir, si germinan, crecen y se reproducen.
"Son preguntas que han expresado tanto el sector social como los académicos: si la transgénesis se comporta igual a los maíces tradicionales. Este es el principal beneficio de los experimentos que se harán, y adicionalmente sería interesante probar el sistema regulatorio de la Ley de Bioseguridad con el sistema de maíz que requiere mayor cuidado."
Aseguró que las semillas transgénicas que se someterán a estudio garantizan mayor rendimiento; "se van a probar maíces tolerantes a herbicidas, que a pesar de que es una tecnología que no es del agrado de grupos que están contra los transgénicos, tiene beneficios para los productores, les permite un mejor control de las malezas y menor costo".