Entrena a cuatro niños que se inician en este deporte
Formar marchistas de elite para Pekín 2008, meta de José Pío Luna
Se llama José Pío Luna y más que sentirse privilegiado se asume comprometido para conducir a un cuarteto de niños por el cadencioso meneo de la marcha, gracias al apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú, que financiará la preparación del grupo rumbo a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.
Se refiere al programa como "serio y ambicioso", y por ello habla de tener la disponibilidad para llevarlos a conseguir los mejores resultados no sólo en la cita olímpica, sino a lo largo del camino, porque si bien no son, por ahora, los mejores andarines, sí tiene planeado ubicarlos en el primer sitio de su categoría.
La estrategia ya está definida; es a largo plazo, y no por el entusiasmo de obtener resultados pronto entrenará de más a los niños, sino buscará prepararlos con la serenidad necesaria y bajo los lineamientos científicos más precisos posibles para hacer un trabajo eficiente que los conduzca al podio.
Con voz pausada, Pío Luna comenta que el trabajo de los menores estará regido siempre por estudios médicos, pruebas de esfuerzo, de lactato, mediciones de consumo de oxígeno "para no andar adivinando si es mucho o poco, sino que sea lo indispensable. Mediremos parámetros para hacer una labor segura de acuerdo con sus edades".
Es por eso que cada tres meses entregará por escrito los avances que vayan logrando, pulir sus aptitudes deportivas, para lo cual echara mano de sus conocimientos teóricos que le han dado un par de diplomados en la materia, además de las certificaciones avaladas por la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), sin olvidar lo aprendido de quienes saben más y la experiencia acumulada en la rutina diaria.
Descubridor y hacedor durante nueve años del medallista olímpico Noé Hernández, bajo el programa de talentos deportivos, el entrenador de Chimalhuacán reconoce que entregó el destino del competidor a quien finalmente lo llevó a ganar una medalla olímpica, "porque uno debe ser lo más honesto posible para desprenderse de un atleta y dejar que sea otro quien lo lleve a conseguir el máximo logro deportivo".
Con un apoyo mensual de 3 mil pesos, más premios a final de cada año para los infantiles, además de un sueldo aproximado de 23 mil pesos, Pío Luna puntualiza que los competidores deberán tener actuaciones importantes en el circuito nacional de marcha, cada mes, y en otras latitudes, como el centroamericano juvenil de 2006, y en la Copa Mundial de Caminata de España, el 14 de mayo siguiente.
Se congratula de que sea la primera vez que se trabajará con apoyo constante para los deportistas que apenas se inician, quienes deberán cumplir, ya que inclusive se verificará que las lesiones o enfermedades no sean provocadas o por negligencia, porque, "por ejemplo una gripa no se da, sino se provoca por descuido".
Pío Luna estima que esta forma de trabajo debe ser catapulta para impulsar la marcha mexicana, "que sea como una punta de lanza para llamar la atención de otras instituciones públicas y privadas que ayuden no sólo a encajonarlos como deportistas, sino a formarlos como personas integrales".