Realiza ese gremio su decimocuarta peregrinación
Freno a la maldita crisis, piden payasos a la Virgen
Protagonizan batucada multicolor a su paso por las calles
Ampliar la imagen Peregrinaci�e payasos a su paso por Calzada de Guadalupe FOTO Alejandro Pav�ern�ez Foto: Alejandro Pav�ern�ez
Dejando a su paso una estela de miles de rostros sonrientes ante las gracejadas de una improvisada batucada multicolor que ayer al mediodía protagonizaron dos centenares de personajes sobre la calzada de Guadalupe, que por destino de su andar avanzaron hacia La Villa, el Grupo Metropolitano de Payasos (Grumepac) protagonizó su decimocuarta peregrinación para solicitar en esta ocasión a la Virgen, entre muchas otras peticiones, poner un alto a "la maldita crisis" que azota a los miembros de su gremio.
En una cantidad que crecía a su paso rumbo a la Basílica de Guadalupe, decenas de conductores, paseantes rezagados luego del festejo del 12 de este mes y miles de pequeños que por primera vez tenían ante sí a tal cantidad de payasos, éstos obsequiaron lo mejor de su repertorio al tiempo que arrojaban confeti y serpentinas y distribuían globos, muñecos, silbatos y pisotones con sus enormes calzados.
No les importó que día a día mengüe la demanda de sus funciones, que los colores con que se pintan el rostro sean de ínfima calidad ni que algunas de sus vestimentas luzcan raídas para hacer suya la calzada de Guadalupe, desde la glorieta de Peralvillo hasta el atrio de la Basílica.
En su rápido andar y el zarandeo al que sometieron durante dos horas la imagen de la Guadalupana, ante la que lamentaron que haya menos profesionalismo y más improvisados en el gremio, se encontraron con la sorpresa de que el párroco que ofició la misa de las 15 horas ejerció de ilusionista antes de ser ministro.
Encabezados por el mago Margarito, que ordinariamente se hace llamar Pedro Romero Palacios y ostenta la presidencia de la Grumepac (con presencia en el país, Sudamérica y el norte de Estados Unidos), en hombres, mujeres y niños de largos rizos de colores inusuales dirigieron sus súplicas, medio en serio y medio en chanza, para que el próximo año se pase rápido. "A ver si con el siguiente nos va mejor", expresaron.
Hubo quien señaló que Garrik, el saltimbanqui inglés del que Juan de Dios Peza escribió un largo poema, extenderá sus proféticas palabras sobre los cerca de 6 mil artistas que están distribuidos del río Suchiate al Bravo y que suelen hacen malabares con las risas y con el dinero.
Para corroborarlo no hubo necesidad de declaraciones. Vestimentas desgastadas y disfraces sucios desfilaban ante los rostros impávidos de los niños, a quienes poco importó la condición de los peregrinos y quedaron prendidos de la magia de esas caras compungidas y desfiguradas.
El saldo del recorrido fue de cientos de personas entretenidas y dos conductores distraídos que, por volver la vista a las excentricidades, estrellaron sus unidades sin que se reportaran lesionados, sólo daños materiales.
Gabriel León Zaragoza