Los trabajadores llegaron de cinco estados: Sedeso
Condiciones infrahumanas de 100 mil migrantes en Michoacán
Morelia, Mich., 17 de diciembre. Aproximadamente 100 mil jornaleros procedentes de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Morelos y Chiapas, que laboran en los campos de Michoacán, viven en "condiciones infrahumanas", ya que además de los bajos salarios que perciben, prácticamente no tienen acceso a ningún servicio básico, informó Francisco Galeana Márquez, representante de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso).
De acuerdo con un estudio elaborado por esa dependencia federal, 46 por ciento de esta población jornalera migrante se enfermó durante el primer mes de su estancia en la región de trabajo.
De este sector, 56 por ciento se enfermó de las vías respiratorias; 17 por ciento tuvo padecimientos gastrointestinales y el resto sufrió intoxicaciones con insecticidas, dermatitis, picaduras de animales, desnutrición y alcoholismo.
Sólo el 11.7 por ciento de la población jornalera migrante que trabaja en territorio michoacano cuenta con seguro social, además de escaso acceso a los centros de salud, debido a la falta de infraestructura y personal médico de las clínicas de la región, aunado a las propias limitaciones de su lenguaje y costumbres, indica el estudio.
El diagnóstico refiere además que la problemática de los jornaleros es compleja y heterogénea, pero con una característica común: la miseria que padecen y la explotación de que son objeto, ya que están al margen de las prestaciones sociales, sin estabilidad en el empleo, habitan en viviendas precarias y enfrentan múltiples atropellos a sus derechos humanos.
Este sector de la población labora en las zonas productoras de aguacate, caña de azúcar, limón, mango, fresa, guayaba y papaya; de hortalizas, y en el corte de flores de la región oriente de la entidad.
El 53 por ciento hablan en lengua indígena, como el náhuatl, purépecha, tlapaneco, zapoteco, mixteco o trique. En promedio, el 80 por ciento de los jornaleros son hombres, 10 por ciento mujeres y el resto niños.
El 35 por ciento de los jornaleros de seis años o más no tiene ningún estudio; el 60 por ciento no ha concluido la primaria y el resto cursó algún grado de secundaria.
Esto último se debe en buena medida, apuntó Galeana Márquez, a la incorporación temprana de los menores al trabajo agrícola; la alta movilidad de las familias; el ausentismo o la impuntualidad de los instructores; falta de aulas y mobiliario, y tardía entrega de boletas y constancias.
El representante de la Sedeso mencionó que fue construido un albergue en Tanhuato, que resulta insuficiente ante el arribo de tres mil trabajadores eventuales, por lo que los trabajadores alquilan caballerizas o corrales para poder pernoctar.