Este domingo, 3.6 millones de ciudadanos elegirán a su próximo presidente
El candidato del MAS Evo Morales, a las puertas del poder en Bolivia
Oscar Olivera, de la Coordinadora del Agua, toma distancia de su compañero de lucha
Ampliar la imagen El aspirante a la presidencia Evo Morales, durante una visita a un criadero de truchas en la ciudad de Incachaca. Abajo el tambi�candidato Jorge Quiroga, a su llegada a la cumbre de un nevado andino FOTOS Reuters Foto: Reuters
La Paz, 17 de diciembre. Mañana, 3.6 millones de bolivianos serán vistos por todo el mundo mientras votan. Cientos de observadores, 200 de la Organización de Estados Americanos (OEA), y cerca de 300 enviados de prensa internacionales se han desplegado por todo el país. Evo Morales Ayma, cocalero quechua que solía tocar la trompeta y jugar futbol en sus ratos libres, podría, a sus 46 años de edad, resultar ganador en la elección más vigilada de la historia de Bolivia.
Mientras, el presidente Eduardo Rodríguez Veltzé, en conferencia de prensa matutina, convocó a los bolivianos a sufragar en paz. El mandatario resaltó el valor de la democracia, y señaló sobre los candidatos en lucha que "todos los bolivianos merecemos que quienes han recibido nuestra confianza correspondan con darnos mejores días, sobre todo de convivencia y paz, un proyecto de país más productivo que supere las desigualdades".
De todos modos, el gobierno de Rodríguez ya destinó 10 millones de bolivianos (aproximadamente 1 millón 205 mil dólares) para el proceso de transmisión del mando. Tradicionalmente esos gastos eran ejecutados en el rubro oscuro de "gastos reservados", pero de acuerdo con el actual ministro de Hacienda, Waldo Gutiérrez, esos fondos fueron aprobados por el consejo de ministros la noche del viernes como parte del gasto corriente.
Gutiérrez también indicó que no es sólo para la transmisión, sino para todo el proceso, ya "que están llegando obserbadores internacionales y hay que darles cobertura, pagar pasajes, viáticos y otros gastos". Un claro ejemplo sería la misión de la OEA, que tiene su cuartel general en el hotel más caro de La Paz.
La coca y la lucha contra el neoliberalismo
Y mientras el segundo en las encuestas, el ex presidente Jorge Quiroga, llegaba a la cumbre de un nevado andino, en pleno corazón de la región cocalera del Chapare, en Villa Tunari, Evo Morales ofreció un almuerzo de truchas a los 198 periodistas internacionales que se desplazaron hasta el lugar para registrar su voto. Ahí, acompañado por decenas de dirigentes cocaleros, Morales contó a los comunicadores parte de su historia personal, hasta llegar a tener "el sueño de luchar contra el imperialismo y el neoliberalismo".
Entre otras cosas, Morales recibió un particular aliciente de los parlamentarios de Europa. La mañana del sábado, luego de una reunión entre representantes del Parlamento Europeo y el candidato del Movimiento Al Socialismo en la ciudad de Cochabamba, el eurodiputado español Luis Yáñez anunció que la Unión Europea iniciará en enero próximo un estudio sobre el consumo tradicional de hoja de coca en Bolivia, así como sus usos medicinales y alimenticios.
Yáñez aseveró: "Hay que ver cuánto (de coca) se consume anualmente, y de acuerdo con las conclusiones se determinará si Bolivia necesita reducir o ampliar sus cultivos". Esta declaración se contrapone a las recientes afirmaciones del vocero del Departamento de Estado, Sena McCormack, quien condicionó la ayuda estadunidense a este país a cambio de que el nuevo gobierno siga con las políticas antidrogas dictadas por Washington, que incluyen la erradicación de cultivos de coca.
De hecho, un comunicado de prensa emitido por el Departamento de Estado el jueves 15 afirmaba sin sustento alguno que "la mayor parte de la hoja de coca cultivada en Bolivia termina siendo procesada en cocaína para su exportación ilegal". En contraste, Evo Morales reafirmó que en su sueño por "cambiar el destino de Bolivia" sigue presente la despenalización del cultivo y desafió al gobierno de Estados Unidos a comprometerse seriamente en el combate contra el narcotráfico.
"Distancia crítica" de los movimientos sociales
En entrevista con La Jornada, Oscar Olivera, dirigente fabril y portavoz de la Coordinadora del Agua de Cochabamba, recordó que no todos los movimientos sociales bolivianos están alineados con Evo Morales, y mantuvo una postura de "distancia crítica" respecto del proyecto político de su amigo y compañero de lucha.
"Confieso que en un primer momento estuve a punto de entrar y aceptar una candidatura", comentó Olivera, "sin embargo, luego de escuchar en Brasil palabras de Frei Betto cambié de opinión. El mencionó que dejó el gobierno de Lula porque éste había dejado de escuchar lo que la gente quería".
-¿Qué podemos esperar de un gobierno de Evo Morales?
-Ese proceso tendría que culminar con la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la nacionalización de los hidrocarburos, dos demandas fundamentales del pueblo boliviano. Además, no deberá seguir poniendo parches al aparato estatal, a una institucionalidad que no funciona. Entonces, un gobierno de Evo Morales debería cambiar el modelo económico mediante la nacionalización de los bienes comunes, como los hidrocarburos, y buscar el fortalecimiento de las nuevas formas de representación que han surgido desde abajo en este país desde la Guerra del Agua en 2000.
-¿Los movimientos sociales darían a un gobierno de Morales un plazo para ello?
-No hablaría de plazos, el gobierno de Evo deberá mostrar desde su primer día esa voluntad de cambio, que muestre que obedece lo que la gente ha estado demandando durante tanto tiempo.
-¿Qué pasaría si la agenda de los movimientos sociales no se cumple con un gobierno del MAS?
-Creo que se requerirá una fuerte presión social, esté quien esté en el gobierno, para que esas demandas se cumplan. Y si Evo no cumple, no hablaría de traición, sino diría que como gobernante dejaría de escuchar a la gente en función de un objetivo partidario, personal. En esa perspectiva, pienso que él puede tratar de que su gobierno dure los cinco años, ¿no? Temo que el MAS no ha captado las verdaderas aspiraciones de la gente y que le va a apostar a la gobernabilidad descalificando a los movimientos sociales que sean críticos con ello, y no sería la primera vez.
-Y usted, ¿por qué no aceptó finalmente ser parte de las alianzas si tiene una larga relación con Evo Morales?
-Dije definitivamente que no, porque era algo inconsecuente ser parte de un gobierno basado en un Estado neocolonial que solamente sirve para engordar las cuentas bancarias y a las trasnacionales petroleras. Aunque eso no quiere decir que, por ejemplo, nosotros no apoyemos a gente que desde un gobierno de Evo trabaje en la reapropiación de los bienes comunes. Si encontramos ahí gente buena, dispuesta a pelear a fondo, pues la vamos a apoyar.
-¿Estará pendiente de las acciones de Morales si es presidente?
-Por supuesto, desde los movimientos sociales vamos a fiscalizar desde el primer día al nuevo gobierno de Evo Morales. Queremos impedir que pueda seguir vendiéndose al capital extranjero, que sea un gobierno neoliberal. Y si es así y no llegamos a realizar una Asamblea Constituyente de verdad, estaremos hablando de un gobierno de menor duración que los últimos dos.