LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
Una tregua para el IFE
Un acuerdo imposible de vigilar y que viola derechos
EL CONSEJO GENERAL del IFE decretó una tregua en la guerra electoral de unos 40 días mediante un acuerdo en el que se establece que entre el 12 de diciembre de 2005 y el 18 de enero de 2006 los partidos políticos se abstendrán de realizar cualquier acto o propaganda que tenga como fin promover a sus candidatos para ocupar el cargo de presidente de la República.
EL ACUERDO CARECE de fundamento legal. Es una disposición "reglamentaria" que viola las garantías de manifestación, promoción, expresión y reunión política consagradas en el artículo noveno de la Constitución. Es, por decirlo así, un acto de caridad: dar alivio a la sufrida población harta ya del bombardeo mediático a que la someten la gran mayoría de los partidos, el presidente Vicente Fox y los candidatos.
AL ACUERDO LE falta un instrumento para sancionar su incumplimiento. Es un tigre sin dientes. El consejero presidente, Luis Carlos Ugalde, ha tenido que dedicarse a exhortar que se respete la tregua. Se lo pidió a Fox, quien ha seguido promoviendo su labor de gobierno e indirectamente al panista Felipe Calderón. También hizo un llamado a los partidos, a los gobernadores y a los candidatos a que paren sus campañas. Casi pedirles por favor: no sean así, respeten la Navidad.
EL ACUERDO ERA débil y confuso, así es que el consejero presidente intentó definir qué actos violaban la tregua y cuáles no. Como era de esperarse, aumentó la confusión. Los consejeros, un poco aturdidos, dijeron que todo dependía de la "intencionalidad", pero no dijeron qué síntomas revelarían la intención secreta de los posibles violadores. Porque cualquier acto, ya sea una comida con la Cámara Alemana de Comercio para pedir dinero, dinero y más dinero; una conversación en un auditorio de la universidad, una reunión con mil almas en una iglesia evangélica para hablar de política, del país o de cómo va la selección mexicana, pueden tener la intencionalidad perversa de promover un candidato presidencial o una propuesta abstracta de inocencia conmovedora. También resulta simpática la prudente decisión de no obligar a borrar durante la tregua los anuncios políticos, pero de impedir que se instalen nuevos. Seguro habrá una legión de inspectores del IFE para confirmar cuáles son nuevos y cuáles son viejos.
EN EL FONDO , lo que sucede es que el actual consejo quiere ganar legitimidad. No la tiene porque es producto de un golpe por el cual el PRI y el PAN se repartieron a los consejeros como un botín. Eso es irreparable, como lo es también la ineptitud de los mismos partidos para impulsar una reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales que diera certidumbre y equidad al proceso de 2006.
¿POR QUE EL IFE no se da a sí mismo una tregua y acepta que el acuerdo es inaplicable, y la tregua, un absurdo?