Usted está aquí: sábado 17 de diciembre de 2005 Opinión Otras conversaciones con Jorge Fons

José Agustín /I

Otras conversaciones con Jorge Fons

En 1971 salí de la cárcel y los trabajos escaseaban. Además de algunas colaboraciones en revistas, y de cursitos apenas suficientes para sacar la lana que aliviana, justo cuando me tronaba los dedos desesperado, Jorge Fons me invitó a escribir un guión. Carajo, qué buena suerte, pensé. La chamba no sólo prometía ser buena, y bien pagada, sino que para mí resultaba valiosísimo trabajar y aprender de un cineasta tan talentoso. De él había visto un cuento, "La sorpresa", el mejor de Trampas de amor, con un guión suyo y de Gustavo Sainz que se refocila en la cultura popular; los dos lograron una historia ingeniosa, bien contada, con humor del bueno, naturalidad, autenticidad y excelente realización; las ideas, el guión, la puesta en escena, la iluminación, la fotografía, la selección de actores y el montaje denotaban a un autor brillante, de gran cultura cinematográfica y con amor por el cine universal, pero también por el nacional y sus héroes grandes y pequeños. Fons y Sainz volvieron a funcionar muy bien en El quelite, largometraje divertidísimo que superó la comercial y convencional obra original, y en el que Fons se dio gusto juntando a grandes personajes como Tintán, Mantequilla, Delia Magaña o Agustín Isunza. Después vi "Nosotros", de Tú, yo, nosotros, otro trío de historias esta vez enlazadas con cuentos de Juan Manuel Torres y Gonzalo Martínez. Con Los cachorros, "Nosotros" constituye un recuadro en la obra de Fons, que a cambio de trabajar temas que no le quedaban tan cerca, él utilizó para perfeccionar su riguroso y bello lenguaje cinematográfico.

Cuando lo conocí, Fons acababa de terminar "Caridad", de Fe, esperanza y caridad, otro terceto de cuentos, ahora con Luis Alcoriza y Beto Bojórquez. "Caridad" es para mí una de las grandes obras maestras del cine nacional. Dura media hora exacta, no le sobra ni le falta nada; es concisa y su sobriedad despierta emociones y reflexiones. La historia se abre en círculos concéntricos y así se parte del hábito, más que de la virtud, de la limosna o "caridad" de Sara García, que conduce a la brutal realidad de los jodidos; la violencia se extiende de los niños a los padres, y el zapatero, "pacífico burgués de la vereda", enfrenta al pulquiento mecapalero que se opone a los sindicatos charros y con ciega precisión de tragedia griega hace que los infortunios se concatenen, implacables, y nos enfrenten, cada vez más ineludiblemente, a la ley y a la muerte, que, como se sabe, no tienen piedad. Según la película, dar limosna no es ni remotamente la verdadera caridad. Como decía don Juan, y Jung estaría de acuerdo, interferir, por muy bien intencionadamente que se haga, puede generar hechos incontrolables si no es que catástrofes porque violenta el desarrollo natural. En la película, bella, humana, terrible, lo individual y lo social no paran de retroalimentarse. Por si fuera poco, la actuación de Katy Jurado es magistral. "Caridad" sin duda fue un gran salto cualitativo. Fons obtuvo reconocimiento y apoyo financiero para emprender un gran cine de autor, además de que era un joven dotadísimo. Yo lo conocí en ese momento decisivo, cuando se abría en él un nuevo ciclo creativo, y ciertamente nos enriquecimos mutuamente.

A principios del sexenio de Luis Echeverría, Fons se conectó con Leopoldo Silva, millonario petrolero que creó Producciones Marco Polo con el fin de contrarrestar la virtual ''huelga patronal'' con la que los productores privados calaban al nuevo gobierno, al que le veían ''siniestras inclinaciones izquierdistas''. El mismo papel lo desempeñaron las productoras Marte, Alfa Centauri y Escorpión. Marco Polo ya había producido Tú, yo, nosotros, Los cachorros y Jory, en la que Fons entró al rescate de Salomón Láiter. En todo caso las oficinas eran suntuosas, con todo y sala de proyección, y ahí Jorge y yo empezamos a trabajar un guión sobre la CTM y Fidel Velázquez en condiciones de óptima comodidad. Al poco rato Luis Carrión y Juan Manuel Torres vieron que la pasábamos muy a gusto en Marco Polo, así es que los copiones se instalaron en la oficina contigua para escribir La otra virginidad. Qué buenas sesiones armamos entonces. Se volvieron tema de chisme en el medio; ahí fue Mario Vargas Llosa, quien vio Los cachorros y dijo: "Esta película está muy bien hecha pero no tiene nada que ver con mi novela." En cambio, Carlos Castaneda nos visitaba en Marco Polo y nos deslumbraba con sus conversaciones, pero a él, Jorge y yo más bien lo veíamos después en otras partes. El tremendo brujo, quien le tenía un afecto especial a Fons, nos llevó de paseo a los mercados de plantas medicinales, nos invitó a comer mil veces, lo veíamos en donde se hospedaba o nos caía en mi casa, después de que su gran traductor Juan Tovar abjuró de él.

Jorge y yo congeniamos al instante, nos entendimos de poca madre y nos hicimos grandes amigos, incluso me facilitó una lana para sacar del hospital a Andrés, mi primer hijo, cuando nació. Pero todo lo que trabajamos juntos nunca se filmó. La película sobre Fidel Velázquez se suspendió cuando Echeverría desistió de sus intentos de eliminar políticamente al viejo lobo. Entonces nos pasamos a Los elíxires del diablo, adaptación de la novela de E. T. A. Hoffmann, que terminamos pero nunca se realizó porque a Jorge, que además de gran artista tiene una intuición muy precisa, al final no le latió. Pero ya éramos cuatísimos irreversibles, compartíamos el amor por el buen cine mexicano y por clásicos como Metrópolis, El gólem, El tercer hombre y las maravillas de Jean Vigo, Cero en conducta y La Atalante. O El compadre Mendoza, Los olvidados y Tlayucan. Estas y otras películas las veíamos a cada rato porque en Marco Polo trabajaba un cuate de la Cinemateca de la UNAM que nos llevaba todos los clásicos que queríamos. ¡Qué lujo! También oíamos a Pink Floyd y Jorge podía repetir Atom heart mother treinta veces al día.

Texto leído en la presentación del libro
Conversaciones con Jorge Fons

(UdeG, 2005), en la Cineteca Nacional

 
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