Expertos aún trabajan en la catalogación de documentos de los siglos XVI a XVIII
Abren a consulta el acervo del Archivo de Notarías del DF
El fondo, constituido por 37 mil documentos, es testigo de la conformación social, urbana y arquitectónica de la ciudad; se halla depositado en el ex Convento de Corpus Christi
Ampliar la imagen Entre los documentos de valor hist�o que resguarda el Archivo General de Notar� de la Ciudad de M�co se encuentran los testamentos de Sor Juana In�de la Cruz y de Benito Ju�z FOTO Mauricio Marat/ INAH Foto: Mauricio Marat/ INAH
Cuántas haciendas tenía la familia de Miguel Hidalgo o qué asentó Sor Juana Inés de la Cruz en su testamento forman parte de la información que se puede hallar en los documentos que integran el Archivo General de Notarías de la Ciudad de México, sobre el cual expertos trabajan en la catalogación del acervo que comprende los siglos XVI a XVIII.
El rescate, preservación y digitalización de más de 37 mil documentos -testigos de la conformación social, urbana y arquitectónica de la ciudad- son aspectos que integran el proyecto emprendido de manera conjunta por el Gobierno del Distrito Federal, El Colegio de Notarías y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el cual se ideó desde 2003 y comenzó de manera formal en junio de 2004.
El acervo, resguardado por el ex Convento de Corpus Christi, restaurado ex profeso para ese fin, está siendo catalogado, y desde noviembre pasado puede ser consultado de manera automatizada por historiadores, académicos y especialistas, a quienes se les facilitará la búsqueda y consulta de los históricos documentos.
César Moheno, secretario técnico del INAH, explicó: ''De su anterior sede en Candelaria de los Patos se trasladó todo el archivo histórico que data de 1525 a 1925 a este lugar, y en mil 223 metros lineales de documentación se encierra la vida y corazón de la ciudad de México".
En otros aspectos sobresalen los testamentos y las actas de dotes que realizaban las parejas antes de casarse, en los que se estipulaban cuestiones relacionadas con dinero, tierras y prendas de vestir.
La catalogación del acervo, añadió, continuará por los menos en los próximos dos años y, para ello, se han invertido en el recinto religioso 47 millones de pesos y en catalogación más de un millón 300 mil.
Al respecto, el historiador José Guadalupe Martínez explicó que el archivo ha tenido ''una vida muy azarosa''; no se había catalogado por diversos problemas, "aunque hubo intentos desde el siglo XIX que nunca se concretaron".
El proyecto, abundó, se previó en varios niveles. "Primero se pensó en trasladar el acervo de su sede en Calendaria de los Patos, porque no proporcionaba las condiciones para su conservación; después se realizó el equipamiento del recinto, la especialización del personal y la instalación del sistema para preservar 300 años de información contenida en los documentos".
Un tercer aspecto, dijo el también catedrático de la UNAM, fue "catalogarlo de la manera más adecuada y conservarlo, para lo cual se implantó un sistema electrónico que permite que este trabajo sea consultado en diversos países, como Suecia, Estados Unidos o Inglaterra".
Un cuarto objetivo, agregó José Guadalupe Martínez, iniciará en enero de 2006, con la digitalización del acervo del siglo XVI, el cual "fue dañado por un incendio ocurrido en 1592 que destruyó gran parte del archivo; pese a ello, los libros se pueden leer pero no consultarse directamente". Los materiales de los siglos XVII al XVIII se encuentran en "excelentes condiciones".
La importancia del archivo, explicó, radica en que es "público por ley y privado por origen; es una historia de la sociedad, lo cual lo hace más diverso. No es tanto la disposición oficial o los aspectos jurídicos, sino muestra a la gente construyendo su ciudad".
A través del Archivo General de Notarías -continuó- se arma un rompecabezas de lo más profundo e interesante, y mencionó algunos detalles históricos que devela el acervo, incluido el desarrollo del trazo urbano.
En los documentos, dejó entrever, se responden varias interrogantes, como "cuántas eran las haciendas de la familia de Hidalgo, así como los 60 reales que costaba un cuadro del pintor Cristóbal de Villalpando que detallan las actas de compraventa".
Igualmente los documentos que definen cómo se realizó el trazo urbano, con lo cual se reconstruye la historia citadina.
Ejemplificó que en el mismo acervo también se infiere "quiénes compran por sus ingresos; si son blancos, negros, mulatos o blancos".
Tras comentar que la historia de los archivos no sólo es de carácter notarial, entiendes -dijo- situaciones curiosas:
"¿Cuándo compra la gente?", se preguntó el historiador, y respondió: "Entre los 22 y los 50 años, ya que antes no tienen dinero y después no les interesa hacerlo".
También Hernán Cortés contribuyó al trazo de la ciudad "cuando donó lotes a sus capitanes, y de ello dan cuentas las actas que comprueban hacia donde se fue delineando la ciudad. Primero hacia Tlatelolco y luego hacia Coyoacán".
Por su parte, César Moheno aportó referencias históricas inmersas en los archivos, como "los testamentos de Sor Juana Inés de la Cruz y de don Benito Juárez; además del contrato mediante el cual se empezó a construir el sagrario de la Catedral".