Usted está aquí: miércoles 14 de diciembre de 2005 Cultura La transformación de Santa Fe desde 1532, en una muestra en la Iberoamericana

La zona, fragmento de ciudad que interactúa con lo próximo y lo lejano

La transformación de Santa Fe desde 1532, en una muestra en la Iberoamericana

Pinturas, litografías, planos, fotografías y videos detallan su historia desde que fue fundada por Vasco de Quiroga

De pueblo para indígenas a complejo urbanístico

ANA MONICA RODRIGUEZ

Ampliar la imagen Aspecto de la exposici�obre Santa Fe FOTO Cortes�UIA Foto: Cortes�UIA

Santa Fe, crónica de una comunidad, exposición que alberga en sus instalaciones la Universidad Iberoamericana (Uia), detalla la radical transformación de esa zona rural fundada en 1532 por Vasco de Quiroga, actualmente convertida en un complejo urbanístico de primer mundo.

La muestra, integrada por planos, fotografías, litografías, testimonios y videos, fue inaugurada en noviembre pasado y tras las vacaciones decembrinas estará abierta el próximo mes al público y a la comunidad universitaria para que conozcan el devenir histórico del pueblo de Santa Fe a lo largo de más de cuatro siglos.

Carlos Villanueva, curador de la muestra, explicó el desarrollo de esa comunidad en sus albores rurales, la llegada de Vasco de Quiroga, la vida del religioso Gregorio López y también se refirió a otros aspectos socioeconómicos, como el pandillerismo, el basurero, las fábricas de pólvora, las minas de arena y el acueducto que distribuía "agua ligera" durante el virreinato al ahora Distrito Federal.

Los anteriores son algunos de los ejes temáticos incluidos en la exposición que se inauguró el pasado 8 de noviembre e interrumpe el día 16, pero continuará del 2 al 20 de enero en las instalaciones del recinto universitario.

Cobijo y hospitalidad

Villanueva explicó: "Vasco de Quiroga llegó a México como parte de la segunda audiencia de la Nueva España, y se dio cuenta de las injusticias contra los indígenas. Con su propio dinero compró terrenos en la zona poniente y en 1532 fundó el pueblo Hospital de Santa Fe".

Se llamó así, aclaró, en el sentido de la hospitalidad, porque "era un pueblo estructurado para cobijar a los indígenas y motivarlos a aprender algún oficio". El esquema de Vasco de Quiroga, añadió, estaba basado en la utopía de Tomás Moro.

Sobre Gregorio López, personaje vital en el desarrollo de Santa Fe, explicó que el español adoptó el cristianismo primitivo como forma de vida y "la gente lo buscaba para pedirle consejos sobre sus malestares físicos y espirituales -puesto que escribió libros sobre herbolaria- porque era sabido que llevaba una vida de aislamiento y meditación".

En la exposición, dijo Villanueva, "también contamos con la primera edición de un libro que da cuenta de la vida de este hombre, que data del siglo XVII, además de una reliquia, un cáliz y cuadros de Gregorio López, incluido un documento que nos prestó el archivo del Arzobispado con la petición para abrir el proceso de beatificación solicitado por Felipe IV, con la firma del rey".

Santa Fe los Altos, como se le llamó en sus albores, también distribuía agua de sus manantiales en un acueducto que desembocaba en la parte norte de lo que ahora es el Palacio de Bellas Artes, y el líquido era mejor que el del acueducto de Chapultepec, comentó el curador.

Sobre esto se exponen fotografías y litografías de Casimiro Castro, así como croquis y planos que definen el trazo que seguía el acueducto en aquella época del siglo XIX.

Santa Fe vivió en el siglo XX un proceso de transformación de lo rural a lo urbano; surgieron migraciones y nuevos asentamientos, sin olvidar la apertura de basureros a cielo abierto y minas de arena en los años 30, de las cuales "se obtuvo el material para construir buena parte de lo que es la ciudad".

El Tec en lugar de pepenadores

Las condiciones infrahumanas en las que vivieron los pepenadores -500 familias- durante años cambiaron de manera paulatina con el nuevo proyecto para crear la Zona Especial de Desarrollo Controlado en la década de los 80, que culminó con el desalojo por los granaderos de aquellos que rechazaron ser reubicados en los bordos de Tláhuac e Iztapalapa, a finales de los 90. "En el predio donde ellos estaban se encuentra ahora el Tec de Monterrey", explicó.

Sobre la Real Fábrica de Pólvora, dijo que en el virreinato se dispuso su traslado de Chapultepec a esta zona, donde había agua y un bosque cercano, y fue instalada sobre una barranca; fue desmantelada durante la invasión estadunidense y luego Maximiliano ordenó su reconstrucción.

La fabrica funcionó hasta principios de siglo XX y Porfirio Díaz inauguró unas instalaciones remodeladas en 1910, sobre lo cual se exhiben fotografías que ilustran el momento en que el gobernante preside la ceremonia. "Ese lugar actualmente es una instalación militar que alberga la Escuela de Materiales de Guerra", añade.

Carlos Villanueva explicó que la aparición de diversas bandas y pandillas estuvo "aparejada con la crisis económica de los 80, cuando los jóvenes al carecer de una esperanza de desarrollo económico empezaron a reunirse".

A pesar de que no todas las bandas eran de Santa Fe -abundó-, esta zona fue estigmatizada como peligrosa. También "debido a la fama de Los Panchitos, pero lo cierto es que muchas de esas pandillas sólo se reunían o se refugiaban ahí". Para aminorar este fenómeno social, el gobierno aplicó una serie de operativos de seguridad y creó diversos centros de apoyo juvenil.

La Universidad Iberoamericana, recordó el curador, fue la primera construcción que se realizó para urbanizar este lugar a finales de los años 80, según dictaba el proyecto de Zona Especial de Desarrollo Controlado, por lo que la Uia "entró en contacto con organizaciones y consejos juveniles para realizar algunos programas de apoyo social".

La Uia se edificó en terrenos donados por el entonces presidente José López Portillo, debido a que la institución perdió 60 por ciento de su plantel tras el temblor de 1979; hasta 1988 las clases se impartieron en instalaciones del Instituto Politécnico Nacional.

Así es como en un lapso de más de dos décadas, la urbanización, vías de comunicación, edificios, planteles educativos, centros comerciales, corporativos, viviendas y fraccionamientos han convertido a Santa Fe en una ciudad, "o mejor dicho, un fragmento de ciudad que interactúa con lo próximo y lo lejano, con lo real y lo imaginario".

Santa Fe, crónica de una comunidad mediante sus pinturas, litografías, fotografías, planos y videos provenientes de instituciones como el Museo Nacional de Historia, Museo de la Ciudad de México y Secretaría de la Defensa Nacional plantea una revisión de su historia, su presente y su futuro, además de sugerir una reflexión sobre su identidad, características, su ubicación en un contexto global, sus problemáticas y posibles soluciones.

La muestra se exhibe en el edificio S, planta baja, de la Uia, Prolongación Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, de lunes a viernes (9 a 18 horas), sábados (9 a 13) y domingos (11 a 13 horas). Entrada libre. Informes: 5950 4000, ext. 7174.

 
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