Usted está aquí: miércoles 14 de diciembre de 2005 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

El Consi y los Midas blanquiazules

Consejera embozada

Imparcialidad en entredicho

YA INMERSOS en el cinismo, los panistas de esta ciudad han terminado por contaminar eso que alguna vez se llamó Consejo de Información, que por todos lados se miraba como un organismo con intereses altamente partidistas.

QUEDO CLARO desde el inicio de actividades de ese órgano que allí se había tratado de armar una pinza para desacreditar, de cualquier forma, las acciones de gobierno en la capital.

PARA LIMPIAR esa duda, se decía una y otra vez que los consejeros ciudadanos, por más que ocuparan el cargo a partir de las propuestas de los partidos políticos, eran representantes de la gente y no defenderían posturas partidistas.

ERA NADA más el dicho. María Elena Pérez-Jaén, propuesta por el PRI, no tardó en hacer obvias sus tendencias conservadoras, mucho más cercanas a las teorías panistas de derecha que a las ideas de los priístas que la llevaron al puesto que ocupa.

PARA DISOLVER ese órgano, a todas luces faccioso, se propuso la creación de un instituto para la transparencia. Los consejeros actuales quedarían fuera y se buscaría que ciudadanos con probada imparcialidad se integraran a las labores que faciliten la obtención de información gubernamental.

HASTA AHI las cosas pintaban para mejorar, pero los azules no querían perder la complicidad de Pérez-Jaén, por tanto tiempo macerada, y recurrieron al recurso legal de la suspensión con el fin de evitar que la señora priísta quedara fuera del instituto que en breve entrará en funciones.

Y ENTONCES vino el descaro. Obdulio Avila, diputado panista dedicado a las mismas tareas que su padrino Federico Döring, es decir, al escándalo -y ahora a la defensa de los hijos de Marta Sahagún-, arrancó de una vez por todas el velo de duda respecto de las filias con la consejera, y se lanzó con alegría a anunciar que había ganado la suspensión para que -mientras el otro juicio por el cual se pretende mantener a la Pérez-Jaén en el instituto se define- no salga del aparato.

NO FUE un acto de reivindicación ciudadana, fue, se mire como se mire, una manifestación de triunfo (a medias) de un partido político sobre una decisión gubernamental; por tanto, sólo faltará a la señora la credencial, para desnudar su nueva militancia partidista.

Y ESTO, que seguramente no tomó en cuenta el juez de amparo, podría invalidar las posibilidades de la todavía consejera, dado que es notable su parcialidad política, que no sirve para un organismo como el que se está proponiendo, así que esta militante embozada debería ser marginada de las tareas que los panistas le tratan de conservar.

DE NINGUN modo será fácil aislar a esta militante de las tareas ciudadanas, donde se atrincheró para servir a sus propias causas políticas. Y es ahí donde se le quiere, es ahí donde mejor obedecerá los lineamientos de los panistas, que no tienen otra opción en esta ciudad que ser oposición.

PARA QUE mejor se entienda: la señora Pérez-Jaén es necesaria para los panistas, que saben que con cualquiera de sus candidatos a la jefatura de Gobierno perderán irremediablemente, y por eso tratan de formar, desde ahora, su estrategia opositora y nada más.

POR ESO, para bien de la democracia y la transparencia, lo mejor sería que el PAN le diera, de una buena vez, a Pérez-Jaén, su credencial azul y se dejara de tratar de engañar a la gente, que ya no se chupa el dedo.

para leer y escuchar

HASTA ESTE espacio nos llegó el muy recomendable libro Morir en la Ciudad de México del doctor Raúl Villegas. Un viaje a las entrañas de la gran urbe que describe con la frialdad del narrador y la emoción del periodista las crisis de quienes habitamos en la panza del monstruo.

Y YA que andamos por estos terrenos les sugerimos el disco ¡Qué País!, de Gustavo López, quien canta, con un sabor muy especial, a las desgracias que Vicente Fox le ha causado a este país. Escúchelo y luego hablamos.

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