Usted está aquí: domingo 11 de diciembre de 2005 Opinión El golpe de Estado fiscal

Antonio Gershenson

El golpe de Estado fiscal

Como sucedió con el fracasado desafuero, lo único que nunca tomaron en cuenta quienes lo armaron fue sus efectos políticos. Ahora no se dan cuenta, pese a que ya les pasó, del enorme desgaste político que los intentos de golpe de Estado fiscal y financiero les está causando y les causará.

Primero, al quererle quitar funciones en materia fiscal y financiera al siguiente gobierno, están reconociendo que consideran que Andrés Manuel López Obrador va a ganar. Esto va en contra del montaje de algunas "encuestas", contradictorias entre sí, en las que la ventaja de este candidato se reduce de manera importante. En una de estas encuestas el segundo lugar lo ocupa Felipe Calderón, y en otras, el segundo es Roberto Madrazo. Y con diferencias importantes de un caso a los otros. ¿Por fin? Y ahora, tanto los legisladores del partido de Madrazo como los del de Calderón se unen para golpear al "siguiente presidente". ¿Puede ser más claro el esquema?

Madrazo se llevó, como con su muy intelectual debate público con Elba Ester Gordillo, las palmas con la mayor metida de pata: elogió las reformas según las cuales el actual gobierno de Vicente Fox nombraría funcionarios fiscales y financieros para el siguiente gobierno. ¿Pues no que Fox era el enemigo a derrotar en las elecciones? ¿Y no que el que iba a ganar era él? Si así fuera, ¿cómo es que apoya que Fox le nombre a él funcionarios de "su" futuro gobierno?

El único de ellos que tuvo alguna sensibilidad política, que vio que esa medida les iba a causar el daño político a ellos, fue Calderón. Y lo dijo. Los legisladores panistas entonces se echaron para atrás. Y Madrazo se volvió a enojar, como con lo del desafuero.

Pero otros se enojaron también. Líderes empresariales de derecha insistieron en público, y tal vez otros poderosos, en privado. Y llegaron a un compromiso: en vista de que es surrealista creer, que, como dijo Calderón, que se podría modificar la Constitución después de las elecciones, cuando ya no hay periodo ordinario y los legisladores ya andan viendo lo de su nueva o futura chamba, harían los cambios principales entre febrero y abril. O sea, que el desgaste político, el mostrar que no hay PRI y PAN sino PRIAN, lo llevan a fechas más cercanas a las elecciones. Abril termina dos meses y días antes de la elección, mostrando que en el fondo ellos creen que López Obrador gana y que esos partidos, supuestamente dos, son en realidad uno solo. Ahora "sólo" se reservaría al gobierno saliente el nombramiento del titular del Sistema de Administración Tributaria (SAT).

López Obrador ha dicho repetidamente en su campaña que el PRI y el PAN pueden tener diferencias sobre quiénes van a tener los puestos públicos; sobre cuestiones políticas localizadas; pero en la política económica, que es decisiva, no sólo no tienen diferencias sino que los mismos tecnócratas han desempeñado puestos clave en gobiernos de ambos partidos. Con estas maniobras se exhiben y dan la razón a su supuesta víctima, a la que en realidad, como con el desafuero, le mejoran más el rating en las encuestas auténticas.

Sucede que un alto porcentaje de los ciudadanos, más que votar en favor de un candidato, lo hacen en contra de otro. De ahí la importancia de la polarización final, del periodo en el que quedan, de hecho, dos finalistas, que hasta hace poco tiempo eran López Obrador y, en un distante segundo lugar, Madrazo. Una buena parte de las encuestas de la reciente "temporada", colocan en segundo lugar a Calderón y a Madrazo en el tercero; pero mientras que la mayoría siguen reflejando una importante distancia entre el primer lugar y el segundo, algunas la reducen, como ya vimos. Buena parte de los votantes que consideraron que su voto sería por Madrazo, lo hicieron por su rechazo al PAN; y viceversa, muchos que prefirieron al PAN fue por ir contra Madrazo o contra el PRI. Con el PRIAN es difícil que esas intenciones se mantengan, pues estarían votando por el aliado de su enemigo.

En especial, en encuestas con más detalles, en el caso de la pregunta sobre por quién no votaría el encuestado por ningún motivo, el "ganador" es Madrazo, con más de 40 por ciento de rechazos absolutos. Esto da una idea del efecto político, y en especial del efecto electoral, que pueden tener estos golpes de ciego.

 
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