No hay diferencias con el ingeniero pese a los deseos de nuestros adversarios, sostiene
Hará falta la presencia de Cárdenas en el Zócalo, reconoce López Obrador
Terminaremos con el sistema de privilegios aunque nos quiten el manejo de la política económica, dice
Cierra en el DF gira prelectoral por el país; hoy, acto en la Plaza Mayor
Ampliar la imagen El perredista durante su visita a la delegaci�enustiano Carranza FOTO Carlos Ramos Mamahua Foto: Carlos Ramos Mamahua
Tres meses y medio después, el precandidato presidencial perredista, Andrés Manuel López Obrador culminó anoche un recorrido por el país en la explanada delegacional de Gustavo A. Madero con un mensaje que retornó a la reforma financiera que se avecina: "Aunque quieran maniobrar para quitarnos el manejo de la política económica, ya llegó el cambio. Terminarán los tecnócratas corruptos y el sistema de privilegios".
Plazas casi llenas, cuatro delegaciones políticas, llamados a la unidad perredista y la reflexión de López Obrador en torno al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, acompañaron el último día de gira antes de la tregua navideña.
''Nuestros adversarios se van a quedar con las ganas de que haya diferencias con el ingeniero. Es mi amigo. Lo respeto mucho cualquiera que sea su decisión, pero vamos a darle tiempo a las cosas", dijo al respecto.
-Pero hará falta el ingeniero Cárdenas en la toma de protesta, ¿no?
-Sí hace falta, pero hay que respetar los puntos de vista.
-¿Se le invitó a destiempo?
-No, ya habíamos hablado y quedamos en reunirnos una vez que se definan las candidaturas a diputados y senadores en el PRD. El tono de nuestra plática fue respetuoso.
-¿Y el abrazo de Cárdenas y Madrazo?
-El ingeniero es buena gente. No sólo es un precursor de la democracia, sino que es una buena persona y es mi amigo.
En el epílogo de la travesía lopezobradorista, la numeralia reveló que en tres meses y medio recorrió 57 mil kilómetros por tierra en 18 giras desde aquel 11 de agosto. Se reunió con alrededor de un millón de personas en 237 ciudades, informó el equipo de campaña.
López Obrador comenzó su último día de recorridos de este año en Iztacalco, donde le recibió Armando Quintero, quien permanecería al pie del templete repleto de banderines de Unyr, la corriente a la que pertenece e integrante del Tucoi (Todos Unidos con la Izquierda), que apoyó a Jesús Ortega en la disputa por la candidatura al gobierno capitalino.
Los otros candidatos, aludió López Obrador, no han recorrido la República. Se la pasan en ruedas de prensa y en visitas al interior del país en aviones o helicópteros privados. Pero frente a ellos, lo que está en juego y de fondo es hacer a un lado las estructuras caducas del poder.
''Se molestan mucho cuando decimos que no han hecho nada'', tronó en una frase acompañada de: ''¡Televisa!''. ''Les podemos ganar a esos que nos quieren hacer a un lado, pues al fin que ya sabemos que el que manda en el PRIAN es Salinas de Gortari. Es el jefe de jefes'', completó.
-¡Cárcel! -exigió un hombre maduro que escuchaba junto a las bocinas.
''Salinas -abundó el aspirante- apoya al candidato del PRI, pero si no gana le gustaría que lo hiciera el del PAN. Mientras a Fox si no gana el candidato del PAN, le gustaría que ganara el del PRI.
Después, la alusión a la elección interna del domingo. ''Nuestros adversarios se frotaban las manos porque pronosticaron conflicto, un verdadero zaperoco. Tenían preparada una campaña para manchar nuestra imagen como un partido rijoso, como secta, revoltoso, pero se quedaron con las ganas", asentó.
''Ciertamente -admitió- tenía una gran preocupación por la elección en el Distrito Federal, pero me quité un peso de encima. Ya de por sí me tengo que defender y estar a las vivas con nuestros adversarios. Los tengo que estar fildeando'', añadió junto a Marcelo Ebrard, candidato perredista a la jefatura de gobierno capitalino.
Media hora después llegó a la explanada delegacional en Venustiano Carranza. Ahí, lo recibió Ruth Zavaleta, integrante de los chuchos. Le dio la bienvenida y se alejó.
Ni ambición de poder o dinero está detrás de este movimiento, aclaró López Obrador en su mensaje ante una plaza casi llena. ''Ahora van a tener que respetar al pueblo, pues no les va a quedar de otra. No estamos contra los empresarios, sino contra los corruptos".
Aunque aclaró que sus adversarios no tienen de qué preocuparse, pues "no se me da la venganza. Lo único que va a pasar es que se van a terminar los privilegios".
Entre la efervescencia exaltada en una gritería de aspirantes por las candidaturas a la delegación y a las diputaciones, el tabasqueño concluyó ahí: "vamos a estar todos unidos. Hay que levantar la mira y ver más allá de los intereses personales, de grupo e incluso de partido".
Tenemos que unirnos en el PRD, insistió frente a una gruesa columna humana que se extendió en las calles aledañas a la delegación Azcapotzalco. ''Hay que abrir las puertas del movimiento a los ciudadanos de partido'', convocó.
De noche, junto a la Villa de Guadalupe, contigua a la sede delegacional de la Gustavo A. Madero, López Obrador cerró una etapa que reanudará hasta el 18 de enero con el registro ante el Instituto Federal Electoral, aunque hoy rendirá protesta en el Zócalo.
''Se le sigue rindiendo pleitesía a los tecnócratas deshonestos pese a lo que han hecho. Fox -recordó- ganó y se dedicó a perder el tiempo y a cumplir los acuerdos que había hecho con banqueros y otros empresarios que lo habían ayudado''. Rememoró encuentros con el mandatario federal en septiembre de 2000, cuando surgieron las primeras diferencias, después de que el Ejecutivo federal le pidiera apoyo para aplicar IVA a medicinas y alimentos, ''pero le dije que no".
''Ahora, está como Sabritas: dale y dale en anuncios en radio y televisión. Cuando se deja de consumir un producto, incluidos los chatarra, le meten publicidad y más publicidad, pero por eso todo va a cambiar.''
No quiero hablar mucho, resumió, para que no digan que me repito y que parezco disco rayado, dijo en una convocatoria a concurrir al Zócalo en lo que fue su última gira del año.