La fundadora de la organización de madres fue asesinada por la dictadura argentina
Depositan cenizas de Azucena Villaflor en la Plaza de Mayo; culmina marcha por justicia
Ampliar la imagen Integrantes de Madres de Plaza de Mayo esparcen las cenizas de Azucena Villaflor en ese hist�o lugar del centro de Buenos Aires FOTO Reuters Foto: Reuters
Buenos Aires, 8 de diciembre. Las cenizas de Azucena Villaflor, una de las fundadoras de la organización Madres de Plaza de Mayo ejecutada por la dictadura argentina en 1977, fueron depositadas este jueves en la histórica plaza bonaerense, en emotiva ceremonia.
Madre de un desaparecido, fue secuestrada y asesinada en uno de los vuelos de la muerte de la dictadura militar (1976-1983). Su cuerpo fue identificado este año.
"Soy afortunada porque al menos pude ver, tocar y despedir los restos de mi mamá. Pero el dolor es el mismo. Lo único que alivia el dolor es la justicia y ver a los asesinos presos", dijo a la prensa Cecilia de Vincenti, hija de Villaflor.
Las cenizas de Villaflor fueron vertidas en un pequeño hoyo en uno de los canteros centrales de la plaza, mezcladas con la tierra del lugar, como se ha hecho con otros padres y madres de desaparecidos.
El sitio elegido está al pie de la Pirámide de Mayo, monumento en torno al cual, desde hace 28 años, las madres hacen su ronda semanal pidiendo justicia por los desaparecidos, reclamo público que Villaflor fue la primera en proponer y que, finalmente, le costó la vida.
La dirigente de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas, declaró hoy que "Azucena tuvo la idea de venir a la plaza, de disparar el drama al mundo y al propio interior de Argentina".
La ceremonia fue el momento culminante de la decimoquinta Marcha de la Resistencia, acontecimiento anual durante el cual la ronda de Madres de Plaza de Mayo se extiende por 24 horas.
En el lugar se dejó una placa de bronce que reza: "Azucena Villaflor de De Vincenti, creadora de Madres de Plaza de Mayo, detenida desaparecida buscando a su hijo Néstor y a los 30 mil desaparecidos".
La inscripción informa también que fue llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada, la tenebrosa Esma, la mayor cárcel clandestina de aquella época, y días después arrojada viva al mar en uno de los vuelos de la muerte de la marina de guerra.
Su cuerpo fue identificado este año entre varios enterrados sin nombres en el cementerio de General Lavalle, pueblo costero de la provincia de Buenos Aires (centro-este), a cuyas playas llegaron los cadáveres en 1977.
Allí mismo fueron encontrados los restos de sus compañeras María Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga y Angela Auad, y los de la monja francesa Leonie Duquet. Aún permanece desaparecida Alice Dumon, otra religiosa de la misma nacionalidad que fue detenida con ellas.
Los restos de las mujeres fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
El ex capitán de marina Alfredo Astiz, a quien llaman "ángel rubio de la muerte", detenido en una cárcel bonaerense, fue quien delató a las mujeres tras infiltrarse en el grupo que se reunía en la porteña iglesia de la Santa Cruz, cuando simulaba ser hermano de un desaparecido.
Astiz fue juzgado en ausencia y condenado a prisión perpetua por un tribunal de París, en 1990, además de que casi dos centenares de ex militares y policías aún continúan sometidos a juicio en varios tribunales de Argentina por los crímenes cometidos durante la dictadura.