Se calcula que hay un centenar de "detenidos fantasma" en prisiones clandestinas
Cada día hay más pruebas de que EU obtiene información a base de torturas
Ampliar la imagen Cindy Sheehan lleg�er a Edimburgo para hablar ante el Parlamento de Escocia en contra de la guerra en Irak. La activista perdi�un hijo en ese conflicto armado y desde entonces ha emprendido una lucha por la desocupaci�el pa��be FOTO Ap Foto: Ap
Nueva York, 8 de diciembre. El creciente debate sobre la guerra en Irak -es o no posible lograr una "victoria"- también está enredando algunas de las tácticas de la llamada "guerra contra el terror", en particular las de "rendición" y "tortura".
Este fue el tema principal durante la gira europea de la secretaria de Estado Condoleezza Rice esta semana, al verse obligada a afirmar una y otra vez que su gobierno "no tortura". Pero cada vez que ella y otros altos funcionarios del gobierno de George W. Bush reiteran eso, parecen provocar más dudas.
Mientras Rice reiteraba su posición en Europa, en Washington la Casa Blanca parece haber reconocido que no logrará obtener la "exención" que buscaba de la prohibición de todo trato "cruel, inhumano o degradante" en operativos de la CIA y otras agencias civiles.
El esfuerzo encabezado por el vicepresidente Dick Cheney para permitir lo que organizaciones de derechos humanos y de libertades civiles consideran tortura, parece haber fracasado en sus intensas negociaciones con el senador John McCain, quien promueve esa prohibición explícita y comprendida para todo detenido por Estados Unidos, ya aprobada por una abrumadora mayoría -90 de los 100 votos- en el Senado y que está por someterse al voto en la Cámara, donde también se espera que sea aprobada.
Reporteros que esta semana intentaron presionar a la Casa Blanca y al Departamento de Estado sobre cómo definía el gobierno "tortura", y si se produjo un cambio de política para el asunto -como pareció por los recientes comentarios de Rice en Europa- acabaron frustrados, ya que los voceros simplemente reiteraban lo dicho por sus jefes. Pero hubo una sorpresa: la Casa Blanca simplemente no podía ofrecer una definición de tortura.
Cada día hay más pruebas de que el gobierno de Bush ha buscado maneras de "extraer información" mediante "técnicas de coerción". La revista The New Yorker dio a conocer recientemente la existencia de una lista de técnicas de tortura autorizadas por el Departamento de Justicia. A la vez, la práctica de "rendiciones" -el traslado de detenidos por Estados Unidos a terceros países- ha sido denunciada, ya que se sabe que varios de esos países practican la tortura (como documentó el propio Departamento de Estado en su informe anual sobre derechos humanos).
Así, organizaciones de derechos humanos acusan que las autoridades estadunidenses emplean las rendiciones para "delegar la tortura a un sustituto". Hoy el diario Los Angeles Times obtuvo documentos judiciales que demuestran que el Pentágono ha considerado enviar a un "militante" capturado al extranjero para ser interrogado bajo amenaza de tortura.
El memorando secreto del Departamento de Defensa fechado 17 de marzo de 2004 indica, según el rotativo, que las autoridades estadunidenses estaban frustradas por no poder extraer información de Majad Mahmud Abdu Ahmad, detenido en las instalaciones estadunidenses en Guantánamo, Cuba. Los oficiales sugirieron enviarlo a un país no identificado que emplea la tortura, para ver si tenían mayor éxito en el interrogatorio.
Aunque el contenido preciso del documento nos se conoce, sí está resumido en una petición legal de Marc Falkoff, un abogado estadunidense que está defendiendo a Ahmad y otros 12 detenidos en Guantánamo. Ahmad está acusado de haber sido guardaespaldas de Osama Bin Laden, y de haber participado en operaciones militares contra Estados Unidos. El Times reporta que la descripción del contenido no ha sido desmentida por los fiscales estadunidenses.
La petición judicial de Falkoff para evitar el traslado del detenido a otro país cita una parte del memorando, pero esta sección está tachada en la versión no clasificada. Sin embargo, la interpretación del abogado fue citada por el rotativo: "Sólo hay un significado que puede ser percibido de esta breve sección. El gobierno cree que Ahmad tiene información que desea, pero que no puede extraer sin torturarlo".
La petición señala que por no permitirse la tortura en Guantánamo, "la recomendación es que Ahmad sea enviado a otro país donde puede ser interrogado bajo tortura". La juez del caso falló en favor de Ahmad y otros detenidos en el caso, y no los han trasladado de Guantánamo.
Pero de los cientos de detenidos en Guantánamo, se cree que más de 75 han sido trasladados a otros países como Egipto, Jordania, Marruecos y Uzbekistán, donde la tortura se practica según el propio Departamento de Estado.
Rice insiste en que Estados Unidos no tortura ni envía a detenidos a otros países para ser torturados. El diario Los Angeles Times obtuvo un análisis legal de un abogado de la FBI elaborado en 2002, que concluye que sería ilegal no sólo enviar a detenidos a terceros países que emplean técnicas de interrogación bajo coerción, acción que busca evadir las leyes estadunidenses contra la tortura, sino que cualquiera que discutiera tal plan podría ser sujeto a una acusación criminal.
La semana pasada Human Rights Watch difundió una lista de 26 "detenidos fantasma" que están incomunicados en centros clandestinos estadunidenses en el extranjero. La lista es sólo lo que hasta la fecha la organización ha podido confirmar de los detenidos por Estados Unidos y mantenidos sin acceso al sistema judicial desde el 11-S.
Se calcula que aproximadamente 100 personas están detenidas sin cargos formales en prisiones en el extranjero (no incluye a Guantánamo), según expertos, pero nadie tiene datos precisos. Por lo tanto, señalan críticos de estas políticas, afirmaciones del gobierno de Bush de que estos detenidos no son sujetos a tortura, no pueden ser confirmadas.