Usted está aquí: viernes 9 de diciembre de 2005 Economía ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

La pobreza en México (2000-2004)/ IV

Réplica a las críticas al Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP)

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

EN ENTREGAS RECIENTES de Economía Moral (11 y 18/11/05) he presentado el panorama de la pobreza en México y su evolución entre 2000 y 2004, calculados con base en el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), así como una explicación somera de la génesis y características del mismo (25/11/05). Hoy analizo las críticas que se han hecho a dicho método y mi réplica. En primer lugar, Fernando Medina, autor principal del estudio INEGI-CEPAL (que calculó la pobreza en México entre 1984 y 1992) en la primera institución, así como un dictaminador anónimo de un artículo sometido para publicación en una revista académica mexicana, sostienen que la atribución de valores métricos a las opciones de solución de indicadores como materiales de la vivienda u opciones de abastecimiento de agua, cuando la escala original es nominativa (no métrica), contraviene reglas de la teoría de escalas de medición y, por lo tanto, es inválida.

LA ATRIBUCION DE VALORES métricos es necesaria para superar las deficiencias de la variante original de NBI, elemento clave en la construcción del MMIP mejorado, como se explicó en la entrega del 25/11/05. La crítica expresa la postura ortodoxa de algunos estudiosos de la estadística. Sin embargo, estos mismos autores aceptan la introducción y uso métrico de variables dicotómicas. Es fácil mostrar que los valores otorgados a opciones de solución como las que he usado pueden derivarse de la combinación de variables dicotómicas, lo cual hace inconsistente la crítica. Además, la atribución de valores métricos es una práctica común en ciencias sociales. Por ejemplo, el coeficiente de Gini (la medida más usual de la desigualdad) y el Indice de pobreza, de Amartya Sen, son ambos resultados de la transformación de escalas ordinales en métricas. El peor error se comete al dicotomizar las variables.

EN ESTOS INDICADORES ordeno las soluciones de peor a mejor, otorgo puntajes a cada solución para construir así una escala de bienestar objetivo y selecciono como solución normativa mínima la que evita el daño al menor costo. Lo que hago al otorgar estos valores es construir una escala de bienestar objetivo.

EN POVERTY MONITORING: An International Concern (R. Van der Hoeven y R. Anker, Mc Millan, Londres, 1994), libro resultado de un seminario realizado en Santiago de Chile en 1991, se incluye un análisis comparativo de mi autoría (con el título de "Medidas de pobreza e indicadores alternativos de desarrollo") entre el MMIP mejorado (entonces en proceso de desarrollo) y el Indice de Bienestar Vital de Meghnad Desai. A lo largo del seminario argumenté a favor de un enfoque integrado que tomase en cuenta todas las fuentes de bienestar de los hogares. Los editores redactaron así, en un único párrafo, como parte de un capítulo de conclusiones (texto no discutido en la reunión), la polémica en torno a mis propuestas:

"Boltvinik argumentó con fuerza a favor de combinar los enfoques de necesidades básicas y de línea de pobreza en una Medida Integrada de Pobreza (MMIP), a manera de obtener los beneficios de ambos enfoques en un índice único. Los participantes estuvieron, en general, en contra de esto. Se mostraron: (a) incómodos sobre los supuestos subjetivos requeridos para combinar estos dos conceptos; (b) preocupados de que tal índice compuesto escondiera innecesariamente sus partes componentes, cada una de las cuales es importante y se necesita para cambiar políticas en las áreas relevantes; y (c) preocupados porque cambios en el MMIP pudiesen consistir en cambios compensados en sus subcomponentes" (p. 208, énfasis en el original).

EN EL SEMINARIO nadie puso en duda la base fundamental del MMIP: la identificación de múltiples fuentes de bienestar en los hogares que los métodos parciales (LP y NBI) desconocen. Las "incomodidades" y "preocupaciones" de estos interlocutores no van al centro del asunto y son fácilmente rebatibles. La atribución de carácter subjetivo a todo proceso que suponga elementos normativos es característica del enfoque de la mayor parte de los economistas ortodoxos, como Gary Fields y Ravi Kanbur, quienes estuvieron en el seminario. Ellos consideran subjetiva también la definición de la línea de pobreza. La preocupación de que la medida integrada escondiera sus partes componentes es un argumento común de resistencia a la introducción de medidas compuestas que es totalmente ajena a la práctica de su aplicación, en la que he resaltado, justamente, la evolución contrastante de las dimensiones de NBI y de LP, así como de las intersecciones entre ambas. Igualmente, los trabajos de Araceli Damián sobre la interacción entre pobreza de ingresos y de tiempo han demostrado el valor del método para conocer las interacciones entre sus componentes. La última preocupación es un poco extraña. Si los componentes del nivel de vida se mueven en direcciones opuestas y se compensan, esta medición estaría reflejando un movimiento compensado de la realidad. No reflejarlo, como hacen los métodos de medición parciales, equivale a ocultar una faceta de la realidad.

EN DOS DICTAMENES de un artículo, que no era mío por cierto, sometido para publicación en una revista académica mexicana, los dos dictaminadores criticaron muy escuetamente el MMIP. Uno acusó al MMIP de usar los códigos de procesamiento de las encuestas o censos (los códigos usados para identificar en las bases de datos la respuesta en cada cuestionario) como valores numéricos, lo cual obviamente es una tontería. El primer dictamen critica al MMIP por "reducir el rango de variación de la variable (mediante el rescalamiento) sin justificación teórica y metodológica sólida y convincente", mientras el segundo expresa lo mismo diciendo que se construyen "rangos arbitrarios para los indicadores".

EN PRIMER LUGAR, es necesario aclarar al lector que lo que hago no reduce el rango de variación de la misma variable, ya que lo que hago es construir una variable bienestar objetiva. Es parte de la misma operación descrita antes, al explicar la atribución de valores numéricos a variables nominativas u ordinales.

A DIFERENCIA DE las soluciones al abasto de agua o de eliminación de excretas, el ingreso, el espacio de la vivienda y la educación vienen expresados desde el principio en valores métricos (pesos per cápita al mes, cuartos por persona, grados educativos aprobados). La rescalación se aplica (sólo) en estos casos a los valores por arriba de la norma para que el rango de variación (de la nueva variable de bienestar objetivo así obtenida) sea de 0 a uno. La fórmula de rescalación requiere identificar un valor de la variable observada en la cual se alcance el máximo conceptual de bienestar objetivo, más allá del cual el bienestar marginal (adicional) derivado de aumentos al ingreso, la educación o los cuartos es cero. En el procedimiento de rescalamiento hay una función (relación matemática) implícita de bienestar objetivo que implica un aumento proporcional del bienestar a los cambios en el valor del bien en el rango arriba del umbral hasta el máximo conceptual, y a partir del umbral hacia arriba un bienestar marginal igual a cero.

EN SEGUNDO LUGAR, el (o la) dictaminador(a) tienen razón al decir que no he presentado una justificación teórica y metodológica sólida para respaldar tal rescalamiento. Es una falla de comunicación que asumo. Sin embargo, las bases conceptuales de la idea de poner límites al efecto en el bienestar objetivo de adiciones sucesivas a los recursos fueron discutidas por Aristóteles, son la base del modelo de la vitamina de Warr, utilizado por Doyal y Gough, y de la idea fundamental de la utilidad marginal decreciente del utilitarismo original. No es una idea arbitraria: está en el fondo de todas las teorías sobre las necesidades humanas. Maslow hace notar cómo la creciente satisfacción de las necesidades básicas en Estados Unidos, de hecho la creciente opulencia, que él observó a mediados del siglo pasado, no estaba llevando a la autorrealización. Lleva, en cambio, a un consumismo estéril y enajenante.

NO RESCALAR SUPONE que el valor de una unidad monetaria adicional es el mismo para Slim o Gates que para un pobre de la Mixteca oaxaqueña. En mi tesis doctoral he criticado a Amartya Sen porque no pone techo superior a los recursos que pueden ser utilizados por una misma persona para generar capacidades valiosas, lo que tiende a ser un justificativo de la desigualdad social y he criticado el axioma de la no saciedad de la teoría neoclásica del consumidor.

LA ESENCIA DE las teorías de las necesidades humanas que examiné en mi tesis doctoral es que hay una diferencia radical entre la necesidad y la apetencia (o preferencia), que se expresa en que la insatisfacción de las primeras lleva a la enfermedad (física y mental) y la de las segundas no. Cuando Slim o Gates reciben una unidad extra de ingresos no cambia ni su vida ni su consumo, que desde hace muchas unidades de ingreso estaba ya saturado. Cuando la unidad extra la recibe un hogar de la clase media alta puede comprar un artefacto extra, o unas prendas extras de ropa; su vida queda igual, aunque su consumo haya aumentado. Cuando un hogar en pobreza moderada recibe una unidad extra de ingresos, quizás el padre pueda ir al dentista; su vida cambia, porque ha evitado que un daño siga progresando, y su consumo aumenta. Cuando un hogar en pobreza extrema recibe una unidad adicional de ingresos, su vida puede cambiar radicalmente: los miembros del hogar podrán evitar el grave daño de la desnutrición y su consumo aumenta. Una unidad adicional de ingresos en cada periodo tiene significados que van desde no darse cuenta, en el caso de Slim y Gates, hasta evitar la desnutrición entre los pobres extremos. Hacer que estas diferencias no pasen desapercibidas es el propósito del rescalamiento, de la construcción de escalas de bienestar objetivo.

DONDE PONER EL LIMITE es la pregunta más difícil, sobre todo para los ingresos. Para los años de educación o los espacios en la vivienda, el asunto es más fácil. En el primer caso, porque los estudios tienen un límite en el doctorado (a menos que la persona acumule títulos o doctorados). En el segundo caso, porque una vivienda demasiado grande resulta disfuncional para sus propios propietarios. A falta de una respuesta totalmente fundamentada para ubicar el límite de los ingresos, quedarse mudo y no poner límites es un error mucho más grande que fijar un límite (que nunca es arbitrario, sino que se funda en una concepción del mundo).

LA FILOSOFIA BASICA que he adoptado para la medición de cualquier fenómeno es que, en caso de dificultades, la mejor opción es la que minimiza el error. Por esa razón, en el desarrollo del MMIP preferí atribuir valores a las opciones intermedias entre la peor y la norma, sabiendo que con ello disminuía el error que se comete al usar variables dicotómicas y valorar con cero todo lo que no alcance la norma, cuando sabemos que las soluciones intermedias son menos malas que la peor.

POR ULTIMO, Oscar Fresneda critica el eclecticismo conceptual del MMIP, que al ser una mezcla de un método directo (medición fáctica de la insatisfacción de necesidades) y un método indirecto (medición potencial de la satisfacción), si bien puede tener ventajas prácticas, tiene limitaciones conceptuales. La respuesta fundamentada a Fresneda es muy extensa y se me ha acabado el espacio, por lo que tendrá que esperar a una próxima entrega.

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