Recibió el galardón La Catrina; feliz como muchacho de 87 años dio autógrafos
Homenaje en la FIL a Gabriel Vargas
Guadalajara, Jal., 3 de diciembre. Con la zurda porque "la derecha la tengo chueca", Gabriel Vargas Bernal recibía a sus admiradores pluma en mano para dedicarles el libro de su autoría que le pusieran enfrente. Sentado a un lado de La Catrina, quien paciente y recostada ocupaba dos sillas en su espera, don Gabriel se veía como un muchacho feliz de 87 años y se esforzaba por dar firmeza a la "g" y a la "v" con dos puntos finales que dibujaba como rúbrica.
Apenas minutos antes, en la clausura del cuarto Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta -realizado durante el viernes y el sábado en la Feria Internacional del Libro (FIL)-, el creador de Borola Tacuche y Regino Burrón, entre otros numerosos personajes, fue homenajeado en un acto en el cual como premio material recibió a esa muerte sonriente y tétrica que ahora lo esperaba, primero a que terminara de firmar y luego por la entrevista concedida a La Jornada, en la que señaló que a estas alturas de su vida y luego de 70 años de caricaturista, los guiones de La Familia Burrón los escribe con tal fluidez y facilidad que parece que son los personajes quienes se cuentan a sí mismos.
"No hay un proceso, es una cosa que fluye solita, en el momento en que van pasando, cuando estoy escribiendo, salen momentos o frases graciosas", afirmó con voz entrecortada.
Durante la entrega de La Catrina, premio en bronce creado a partir del personaje dibujado por José Guadalupe Posada, y que en años anteriores recibieron Eduardo del Río, Rius; Joaquín Salvador Lavado, Quino, y Sergio Aragonés Domenech, Gabriel Vargas se vio muy emocionado y su esposa, Guadalupe Appendini, debió justificar la ausencia de palabras de su marido ante el nudo que la gratitud le enlazó en la garganta.
"Fue algo hermoso en una ciudad que quiero mucho, a la que visito cada que tengo oportunidad; ahora la encuentro muy cambiada, es una ciudad moderna", comentó más tarde, ya tranquilo, con el índice de la mano izquierda manchado de tinta por el mar de firmas precedente.
Recordó que en sus inicios trabajó durante muchos años en la cadena editorial Panamericana, que pertenecía al coronel José García Valseca, y eso lo traía mucho a la capital jalisciense, una ciudad "muy diferente a la de ahora".
De los moneros e historietistas de la actualidad, no quiso hacer referencia de alguno en particular, pues "todos son amigos míos, la mayoría geniales verdaderamente, y sería una crueldad hablar".
-Pero seguramente tiene alguno que le guste más -se le insistió.
-Sería difícil decir. Para mí todos son muchachos muy inteligentes, porque eso de hacer caricatura diaria me dice no solamente que hay talento, sino que todos son capaces de hacer chistes con dos líneas.
La breve entrevista concluye. "Ya es hora, maestro", le dice una mujer que lo asiste y lo lleva del brazo. Don Gabriel se levanta más fácil de lo previsto y se marcha.
Entrega y clausura
Para atestiguar la entrega de La Catrina a Gabriel Vargas, Rius y Aragonés lo acompañaron en una mesa en la que también se dio cita el rector de la Universidad de Guadalajara, Trinidad Padilla López, además de otros funcionarios universitarios y de la FIL.
"Muchos mexicanos incursionaron en la lectura gracias a La Familia Burrón, la cual, dicho sea de paso, sólo es una muestra de su colosal y genial obra", dijo Padilla López en el homenaje.
Rius leyó una carta que, aseguró, le envió a los burrones y en la cual los pone al tanto de su opinión de la actualidad del país, con el humor negro que lo caracteriza.
Antes del homenaje, el viernes por la mañana, la caricaturista colombiana Adriana Mosquera, Nani, dictó la conferencia "Mujer y tiras cómicas", y más tarde, en mesa redonda, los moneros Juan Acevedo, Sergio Aragonés, Manuel Falcón y Rius, acompañados de Melina Gatto, Guadalupe Appendini y Arnulfo Velasco, hicieron un análisis más humorístico que docto del humor de La Familia Burrón, actividades con las que culminó el encuentro.