"El país no está para la crítica prudente", expresa al recibir doctorado de la UdeG
"El gobierno de Vicente Fox lleva el sabor ácido del engaño": Julio Scherer
Ampliar la imagen Julio Scherer recibe el doctorado honoris causa de manos de Trinidad Padilla L�, rector de la Universidad de Guadalajara FOTO Arturo Campos Cedillo Foto: Arturo Campos Cedillo
Guadalajara, Jal., 28 de noviembre. Los 13 minutos exactos que Julio Scherer García necesitó para diseccionar la libertad de prensa en el régimen de Vicente Fox confirmaron el motivo por el cual la Universidad de Guadalajara (UdeG) aprobó la semana pasada entregarle el título de doctor honoris causa, grado que recibió este mediodía debajo de los murales libertarios de José Clemente Orozco en el paraninfo de esta institución.
En su mensaje, el fundador de la revista Proceso recordó que el semanario que dirigió en su primera época fue rápidamente catalogado de "estridente". Y así lo reconoció, pues "ciertamente no somos moderados, pero el país no está para la crítica prudente a la que muchos se acomodan", dijo antes de hacer un recuento de la inseguridad, corrupción, narcotráfico y pobreza que prevalecen en el "go-bierno del cambio".
Antes, el rector de la UdeG, Trinidad Padilla López, destacó la entrega del máximo grado honorífico que otorga la institución al periodista y escritor, quien ha creado "una forma de periodismo que combina la ética profesional con un estilo literario directo y franco, que ha transformado" el ejercicio.
La modestia no es para periodistas
Sobrio, sin expresión visible, Scherer García escuchaba absorto las palabras del rector y miraba las imágenes de Orozco. "No imagino -comenzaría después- la desproporción de la ceremonia que me acoge como un privilegiado.
"Soy y no soy el sujeto del que aquí han hablado personas entrañables. La modestia es moneda falsa en nuestro trabajo: no existe el periodista sin un sueño de cabecera, la noticia o el reportaje que lo lleva a la historia. Así somos todos. Sensible a mi timidez y a sus enredos, me adapté tanto como pude a una manera de vivir: la claridad para el trabajo y la pe-numbra para mi persona."
Recordó que no fue más allá de la preparatoria y que carece de títulos para hablar con propiedad del avance impresionante de los medios de comunicación: "pero no van por allí mis obsesiones", las cuales se centran -aclaró más tarde- en el evidente camino de la libertad de expresión en medio del "torpe empeño del gobierno por limitar la fuerza expansiva de la palabra impresa".
Y luego la crítica exacta del periodista: "Las promesas incumplidas tienen el ácido sabor del engaño. Vicente Fox no pudo superar las prácticas priístas que inició hace seis años con pasión verificativa; sin embargo, para fortuna del país y de él mismo, se apartó de los regímenes que hicieron del crimen selectivo y masivo una forma de gobierno".
Por ello, agregó, aunque los amigos de Fox digan que es un hombre bueno -"quizá estén en lo cierto"-, su mundo interno no cambiará el juicio que se anticipa sobre el sexenio. "Vicente Fox expresó su juicio cuando afirmó en Río de la Plata, recientemente, que el presidente Bush es un demócrata", sentenció.
La ignorancia de Los Pinos
Hizo entonces un apartado para hablar de la política cultural de este sexenio, desde la instalación de Fox en Los Pinos, caracterizada por "todo el peso de su ignorancia", que lo llevaría primero a la burla y más tarde a la sátira.
"Me parece que no hay un destino para la política y otro para la cultura; nacieron juntas y juntas se salvan o juntas se pierden", dijo antes de trazar su crítica de la televisión, que en un país lleno de contrastes sigue siendo "factor del desequilibro que padecemos: no podría animarse a denunciar tamaña injusticia, atentaría contra sus intereses, el dinero sin límite y el poder atrás o delante del trono".