Usted está aquí: lunes 28 de noviembre de 2005 Cultura Debe crearse una política cultural de estado: Sosa

Pide no aprobar deprisa la iniciativa del Ejecutivo

Debe crearse una política cultural de estado: Sosa

Hoy se privilegian elites, afirma la titular del ramo en el GDF

ARTURO JIMENEZ

No apresurarse en aprobar la iniciativa de ley de cultura enviada por el Ejecutivo al Congreso en septiembre pasado y, en cambio, propiciar una más amplia y ordenada discusión sobre las políticas públicas actuales y pasadas en la materia, propone la titular de la Secretaría de Cultura del gobierno capitalino, Raquel Sosa Elízaga.

De ese modo, la funcionaria coincide con varios sectores, sobre todo académicos, que plantean como premisa fundamental de cualquier legislación la elaboración de un diagnóstico riguroso sobre el estado de la cultura en México que, a su vez, lleve a perfilar una "verdadera" política cultural de Estado.

"He seguido con mucha atención los reportajes que ha publicado La Jornada y me identifico con la visión de la investigadora Maya Lorena Pérez, que se expresó hace unos días, en el sentido de que hay que poner un alto en el camino", dice Sosa, y agrega:

"Hay que reordenar la discusión, que empezó mal, muy conflictuada, confrontada. Hubo sectores que se sintieron muy agraviados por no ser reconocidos. Es el momento para recuperar los elementos básicos de la discusión.

"Deben rediscutirse, en primer lugar, los principios de una política cultural y educativa del Estado. Y en segundo lugar, el diseño de las instituciones que tienen que regir esa política educativa y cultural. A lo mejor las instituciones que tenemos ahora fueron útiles para otro momento, pero quizá también se fincaron sobre la base de una visión distinta."

Raquel Sosa es socióloga, maestra en estudios latinoamericanos y doctora en historia. Hace unos meses remplazó a Enrique Semo en la Secretaría de Cultura y antes fue la encargada de la Secretaría de Desarrollo Social capitalina. La funcionaria, quien defiende la controvertida propuesta de crear en el Distrito Federal una "secretaría de educación y cultura", dice en entrevista:

"El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) insiste en que el proyecto de ley busca sobre todo enfrentar el problema de la difusión de la cultura. Pero una ley no puede ser exclusiva de una parte de la actividad cultural, sino que debe concebirla como conjunto."

El INAH, igual a Pemex

Acerca de la presunta invasión de atribuciones de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Bellas Artes (INBA), otro de los diversos aspectos controvertidos de la inicitiva de ley, advierte:

"Es un tema muy delicado. Se lo he planteado a Sari Bermúdez (titular del CNCA) de manera muy directa. Me parece que hay que tomar en cuenta, en primer lugar, el punto de vista de las instituciones. Pero se trata de organismos que son pilares del país. Para mí el INAH es tan importante como Pemex.

"Estamos hablando de quien cuida, guarda y protege el patrimonio artístico, histórico y cultural del país. Una institución como ésa no puede ser moneda de cambio, de quién se queda con ella o qué. Es una institución de enorme prestigio y con gran historia ella misma."

Para Sosa, es necesario hacer una evaluación de las instituciones culturales federales creadas durante muchos años en distintas materias. "Por un lado, hay un gran desorden y, por otro, ha habido muchos excesos.

"Desorden porque se establecieron instituciones, el CNCA incluido, que no tenían sustento legal ni estaban consideradas con claridad como parte de nada, sino que simplemente respondieron a necesidades inmediatas, a demandas de sectores específicos."

Dice que el CNCA no tiene una integración como consejo, es presidido por una sola persona y "gobierna en los hechos 24 o 25 instituciones distintas, pequeñas, con temas diversos, pero que son a su vez instituciones desconcentradas o descentralizadas que han dispersado y fragmentado extraordinariamente los presupuestos y la atención".

Todas las demandas son legítimas, pondera, pero la funcionaria del gobierno capitalino destaca que el problema central es que no se ha construido una política cultural.

"O sí, pero sería una política cultural que tiene esos objetivos: que tiende a fragmentar las instituciones, a crear una cantidad de administraciones diferenciadas e impedir que efectivamente se discuta y proceda una política cultural pública con mucha claridad."

Promoción cultural de elite

Además, continúa, esa acción gubernamental en la cultura se restringe como "apoyo a los creadores" en un sentido elitista, pues excluye a muchos artistas que no logran estar en el "pequeño círculo" de las personas apoyadas por cada uno de los distintos fondos específicos.

"Pero lo más grave es que eso no trascienda en términos sociales, que no genere un movimiento de pensamiento, una capacidad crítica, que no se difunda mayormente. Por ejemplo, los teatros están semivacíos o vacíos, los artistas son poco conocidos y reconocidos en el país.

"Lo que ha habido es fragmentar la actividad para separar la cultura de todas las otras expresiones sociales y, por otro lado, darle a la cultura un sentido de 'apoyo a la creación artística', pero de manera individual o de pequeños grupos, sin que eso signifique generar un impacto social ni un movimiento. El grueso de la población, millones de mexicanos, no se entera de nada de esto."

Se le pregunta si el CNCA no pretendía arreglar esa falta de coordinación entre las instituciones culturales, y responde:

"Yo no creo que la haya arreglado, porque todas las instituciones se rigen por sus propios reglamentos y sus propios fines. No basta con tener a la cabeza de una institución a una persona. Y lo digo por experiencia, pero presidir los consejos de administración de 25 instituciones, que son descentralizadas, que tienen su propia lógica, etcétera, pasa a ser una cuestión muy compleja y difícil, sobre todo si no se tiene una línea común."

Sosa también se refiere a las propuestas e iniciativas de ley para que se reconozca en la Constitución el derecho a la cultura. "Pero eso no basta si no tenemos una visión clara de hacia dónde se tiene que dirigir la cultura y la educación."

Para ella, pese a que el arte y la cultura son "instrumentos poderosísimos de transformación social", en México y el mundo no se le ha dado ese sentido, sobre todo en las pasadas dos décadas.

"El neoliberalismo ha sido implacable en la destrucción de instituciones. Recuerdo que a principios de los años 80 la primera institución agredida fue la UNESCO. El gobierno de Estados Unidos le retiró todos los fondos y dijo: nosotros nos vamos, háganle como quieran porque esto que está pasando aquí no nos conviene, ni nos interesa, ni nos gusta.

"Y después la desmantelaron e impusieron una política neoliberal, con repercusiones en distintos países. Pero entonces, nosotros no podemos estar en México pensando que vamos a reproducir, para interés de unos cuantos, una política que ha fracaso ostensiblemente y que no ha dado en el mundo los frutos que se pensaban."

 
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