Para serlo se requiere vocación: Carlos Barrios

Buzo de aguas negras, un trabajo sui géneris

BERTHA TERESA RAMIREZ

Quien considere que ya no existen los héroes tendría que ver trabajar a los buzos del Sistema de Aguas del Distrito Federal en una de las misiones más arriesgadas que realizan para inspeccionar que el emisor central del Sistema de Drenaje Profundo, donde confluyen todas las aguas residuales que se generan en el valle de México, opere en perfectas condiciones.

Realizar este trabajo implica una enorme vocación de servicio, pues conlleva retos para los que es necesario estar psicológicamente preparado, afirmó Carlos Barrios, uno de los buzos que recientemente se introdujo en el desagüe de la ciudad descendiendo a través de una lumbrera de más de 120 metros de profundidad.

Sólo la apertura de la lumbrera parece pesadilla, pues se trata de un enorme hoyo negro, tan profundo que la vista no alcanza a ver su fin. Aunque todo este personal está obligado a guardar estrictas medidas de seguridad para efectuar el descenso a las entrañas del monstruo que es el Distrito Federal, como utilizar traje especial, equipo de oxígeno, mascarillas, así como realizarse un examen médico antes de descender, cualquier error podría ser fatal.

Y es que entre los muchos peligros que pueden enfrentar está la posibilidad de tener contacto con los gases que genera el agua residual o bien con millones de microrganismos dañinos para la salud que existen allá abajo, y ni que decir de los cadáveres que se llegan a encontrar.

Lo más impactante allá abajo es la velocidad a la que viene el caudal, "el agua negra es como un monstruo que a veces te pela los dientes", narra Barrios,

La primera vez que bajó a estas profundidades, dice, fue impresionante escuchar el flujo del líquido, "estamos hablando de cuatro metros cúbicos por segundo de agua fluyendo, se oye como que algo está rugiendo; si uno no baja psicológicamente preparado, no sólo asusta, sino que además entiende uno la fuerza de ciertos aspectos de la naturaleza que, aunque claro, encauzados por el hombre, no dejan de ser parte de ella".

Luego del descenso que realizó al drenaje profundo para inspeccionar las condiciones en las que se encuentra el emisor central, trabajo para el cual no es necesario sumergirse en el efluente residual. Explicó que descienden a través de la lumbrera hasta encontrar la corriente para soltar una lancha en la que previamente se han instalado cámaras para grabar las paredes del túnel. "Las maniobra salió bien, hubo un buen descenso, una buena colocación de la lancha y funcionaron bien las cinco cámaras instaladas en la misma", dijo al salir de la lumbrera.

Aun cuando su trabajo resulta sui géneris, no se siente héroe, "más bien somos trabajadores -dice con orgullo-, gente común y corriente que realiza una actividad distinta y un poquito arriesgada, pero el fin último es beneficiar a millones de personas que viven en el Distrito Federal", puntualizó.

Microfauna

El puro contacto con el agua residual o los vapores que expide puede ser riesgoso para la salud, dijo la bióloga Yésica Díaz, entrevistada en el portal, nombre con el que se conoce a la parte final del Sistema de Drenaje Profundo, que desemboca en un afluente del Río Tula localizado en el municipio de Tepeji del Río, en el estado de Hidalgo.

Indicó que en estas aguas existen gran variedad de microrganismos patógenos como salmonela, E. coli y huevos de helminto. Añadió que aunque el agua residual es rica en nutrientes para regar campos de cultivo, no deja de estar altamente contaminada tanto por los patógenos mencionados y por metales pesados o sustancias derivadas de medicinas, pues este es el desagüe del valle de México a donde llegan todos los efluentes residuales, municipales e industriales".