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28 de noviembre de 2005
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GARROTES Y ZANAHORIAS

EL MEJOR NEGOCIO

Quizá la actividad más rentable hoy en la economía mexicana es la de los bancos. Desde 2000 y hasta el primer semestre de 2005, las cifras oficiales consolidadas muestran que la banca acumuló una ganancia de 126 mil millones de pesos. Esta cifra, obtenida de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, equivale a un rendimiento de unos 12 mil millones de dólares en el periodo. Esta cantidad casi cuadruplica los tres mil 600 millones de dólares que el Estado recibió por la privatización de 18 instituciones de crédito entre 1991 y 1992.

Es una tasa de ganancia que no ofrece ninguna otra actividad en el país. El incremento de utilidades es más de 20 por ciento al año. Dejemos la vista posada en los datos y preguntemos de dónde provienen tales dividendos. En parte de la subvención que reciben los bancos del Estado; unos 40 mil millones de pesos cada año, derivados de los intereses que les paga el gobierno por el rescate del sexenio anterior. También se originan en las comisiones que cargan por sus servicios y que equivalen a un tercio de sus ingresos totales. Es un monto elevado, que ha merecido la crítica de autoridades financieras como el gobernador del banco central, Guillermo Ortiz.

La semana pasada se realizó en Miami, Florida, la asamblea anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban). Se presentó un informe del cual se deriva una mejor perspectiva del negocio bancario que opera en México, orientado sobre todo a financiar el gasto de consumo, las hipotecas ­sobre todo a partir del año pasado­ y casi nada a la actividad productiva. Un indicador de rentabilidad que establece la relación de las ganancias respecto al activo de un banco, es en América Latina de 1.6 por ciento. Es una tasa superior a la de 1 por ciento de los países de Europa occidental y también de la de Asia, la región de mayor dinamismo económico del mundo, donde es 1.3 por ciento; en México es 1.5 por ciento (en 2002 el retorno sobre activos en México era de ­1.1 por ciento).

"Buenos tiempos, por fin", dice el informe de la Felaban. "En México, las ganancias del primer semestre se elevaron en 98 por ciento hasta alcanzar dos mil 200 millones de dólares". Esta fue la tasa más grande de la región, y con mucho. En Colombia, el dato fue 29 por ciento y en Chile 10 por ciento.

Nada de esto tendría algo de especial, de no ser porque ocurre mientras el sector real de la economía mexicana no da pie con bola. En el Informe Anual 2003, publicado en abril de 2004, el Banco de México consideró: "Resulta preocupante la debilidad que mostró el gasto de inversión de las empresas en maquinaria y equipo en el periodo 2001-2003... El rendimiento de los proyectos de inversión viene reduciéndose en comparación con el de otras naciones. En consecuencia, México ha perdido atractivo para la inversión nacional y extranjera, como lo sugiere la evolución tanto de la formación bruta de capital fijo, como de la inversión extranjera directa".

En el Informe trimestral sobre la inflación del tercer trimestre de este año, publicado el 31 de octubre pasado, abunda al referirse a la industria manufacturera: "hay que reconocer que la rentabilidad de los proyectos de inversión en diversos sectores manufactureros del país, y los avances de su productividad, se han visto negativamente afectados por el retraso en la adopción de las medidas todavía pendientes de modernización y de cambio estructural".

En todo caso, el sector bancario sigue operando como una anomalía en esta economía; ahora los consumidores y quienes contratan una hipoteca reciben más financiamiento de las instituciones no bancarias que de los bancos comerciales. En términos de una evaluación típica de negocios, es decir, considerando los costos y beneficios, el saldo que generan los bancos, luego del saneamiento, la privatización y la venta a empresas extranjeras, es aun negativo al considerar el sistema económico y social en su conjunto §

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