Usted está aquí: domingo 27 de noviembre de 2005 Opinión Los sonidos de la ciudad

Angeles González Gamio

Los sonidos de la ciudad

Es el título de la revista A pie-Crónicas de la ciudad de México, que acaba de aparecer en las librerías, dedicada a la música en esta urbe, cuyos antecedentes se remontan a México-Tenochtitlan, la prodigiosa ciudad de los aztecas, donde prácticamente toda la población tenía que asistir a las escuelas donde se aprendían cantos y danzas, ya que eran parte del ritual en las fiestas religiosas que se llevaban a cabo cotidianamente.

Durante el virreinato los sonidos venidos de Europa y Asia se conjugaron con los vernáculos, dando lugar a innumerables expresiones musicales, tanto populares como de la llamada música culta. Buena parte de esta fascinante historia melódica se puede disfrutar en las páginas de la publicación, que editan trimestralmente el Consejo de la Crónica, la Secretaría de Cultura del Gobierno del DF y la Universidad Nacional Autónoma de México. Como siempre, la imagen es plato fuerte, con extraordinarias fotografías antiguas entrelazadas con magníficas imágenes actuales.

Verdaderamente gozosa es la crónica de Carlos Monsiváis, titulada "Estilos del cancionero en los teatros, las carpas, los salones, los burdeles y demás antros del saber". Con incomparable sapiencia y gracia, nos lleva por esos sitios durante los años 1940-1960, nos acerca a los personajes de la época, recuerda fragmentos de las canciones más populares, muchas de las cuales continúan vigentes. En las fotos que acompañan el texto cobran vida María Victoria, Tin Tan, Palillo, el trío Los Tres Ases, La Foca Pérez Prado, Pepe Arévalo y sus mulatos, Agustín Lara y cabarets como el célebre El Burro.

Del hoy nos habla José Luis Paredes, el famoso Pacho, en una excelente crónica acerca de Technogeist, el encuentro de música techno que organizó en el Zócalo el Festival del Centro Histórico. Palabras e imágenes nos ubican en una de las expresiones juveniles universales del siglo XXI, con cientos de jóvenes peinados y vestidos estrafalariamente, bailando con frenesí y conviviendo pacíficamente.

No podían faltar crónicas sobre nuestro máximo templo de la música ilustrada, el majestuoso Palacio de Bellas Artes, que se aborda desde tres distintos aspectos: Carlos Martínez Assad habla de diversas efemérides, aludiendo al 70 aniversario del palacio; el musicólogo Ricardo Miranda nos acerca a los momentos estelares, tanto en conciertos como en ópera, y Yael Birtran brinda un viaje al pasado musical del palacio, a través de fragmentos de viejas crónicas.

Ya hemos hablado en estas páginas de la Casa de la Música Mexicana, espacio mágico que dirige el profesor Daniel García Blanco, de quien aparece una sabrosa entrevista que realizó la poeta Mariangeles Comesaña. Sin duda el cronista musical de México fue y será Chava Flores; el músico, arreglista y cantante Nacho Méndez escribe una deliciosa semblanza biográfica del compositor, entretejiendo el texto con letras de sus populares canciones: "¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano?" "Mira Bartola, ai te dejo esos dos pesos..." "El día del baile llegó, la vecindad se llenó; las damas de pura tafeta y ellos de etiqueta, huarache y mechón". Acaba uno tarareando las pegajosas tonadas y yendo a comprar la música de Chava, que teníamos en un anticuado casete.

Otra crónica de la nostalgia la escribe Daniel Cazés; titulada "Evocaciones de radio y música", en ella recuerda las estaciones, melodías y noticias que se escuchaban en los voluminosos aparatos de radio de las décadas de los 40 a los 60, y el impacto que tuvieron estaciones como Radio UNAM durante épocas conflictivas como 1968.

Una pausa en el tema melódico la brinda el sicoanalista Fernando Césarman, miembro del Consejo de la Crónica, quien escribe una breve pero sustanciosa crónica acerca de un paseo en el flamante Metrobús. Hay más, mucho más, pero el espacio ya se terminó, así es que lo mejor es ir a Gandhi, Sanborns, Péndulo, Fondo de Cultura Económica o librerías de Conaculta para adquirir su ejemplar de A pie, cuya portada la ilustra una sensacional fotografía de Nacho López, de 1955, que muestra a un hombre de sombrero tocando el saxofón afuera de un cafetín y a su espaldas El Caballito en su ubicación anterior, a la entrada de avenida Juárez.

Un buen sitio para leerla relajadamente es el Fussión Café, que ya reabrió sus puertas en Filomeno Mata 18-G, tras una absurda clausura. Nuevamente su dueño y cheff, Nacho Becerra, está en la barra-cocina preparando exquisiteces que sorprenden por su lujo en el sabor y economía en el precio. La pasta aglio-olio es superior a las italianas, y la ensalada de mozzarela por ahí va.

El café es excelente, y para acompañarlo hay muy buena pastelería y variadas crepas dulces.

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