El cine mexicano y otros atractivos de Salónica
Bajo cierta controversia, la 46 edición del festival de Salónica estrenó el cambio de mandos anunciado hace unos meses con la presidencia del actor George Corraface y la dirección de la productora Despina Mouzaki, en lugar del cineasta Theo Anguelópulos y Michel Demópulos, respectivamente.
La diferencia administrativa no parece haber afectado el buen desempeño del festival, que reúne nada menos que 254 películas en su ambicioso programa. Al lado de la competencia oficial, compuesta de 14 primeras o segundas obras de todo el mundo (incluyendo la mexicana Sangre, de Amat Escalante), la programación ofrece retrospectivas completas de realizadores tan relevantes como el francés Patrice Chereau, el taiwanés Hou Hsiao-Hsien y el británico Michael Winterbottom, así como una buena selección de títulos internacionales en la nueva sección Independence Days (Días de independencia), en sustitución de la tradicional Nuevos Horizontes.
También hay una sección dedicada a cinematografías, la danesa, la irlandesa y, para nuestro especial interés, la mexicana. Bajo la iniciativa del incansable Alexis Grivas -quien además funge aquí como jefe de prensa y asesor de la programación- dicha retrospectiva ha sido compuesta de 18 títulos -de Salón México a Batalla en el cielo- que sintetizan las diferentes visiones y estilos carácterísticos de nuestro cine. La selección se ha concentrado sobre todo en los recientes 15 años de produccion, y por eso ha sido invitada una delegación integrada por los guionistas Guillermo Arriaga y Carlos Cuarón, los productores Jaime Romandía y Jorge Sánchez además de los realizadores Carlos Carrera, Amat Escalante y Carlos Reygadas.
El interés del público por el cine mexicano se ha manifestado con funciones llenas, en la cuales los espectadores han debido sentarse en los escalones para poder ver títulos como Canoa, El crimen del padre Amaro, Cronos, Y tu mamá también... Asimismo, fue muy atendida la master class sobre guión cinematográfico impartida por Arriaga y Cuarón. Curiosamente, la película franco-estadunidense Los tres entierros de Melquiades Estrada, de Tommy Lee Jones, fue la escogida para abrir la retrospectiva, sin duda debido a la presencia del guionista superestrella Arriaga.
Dado que Salónica alberga a la populosa universidad aristotélica, el público es joven en su mayoría lo que explica, también, la disposición de ver películas que difícilmente se verán en el circuito comercial. Cosa muy encomiable sobre todo porque el clima ha sido como para quedarse en casa. Una lluvia constante, vientos helados y hasta nieve no han sido suficientes para arredrar a los cinéfilos. De hecho, las únicas funciones que no registran llenos son los de la competencia, porque la gente no está inclinada a arriesgarse con talentos a descubrir. Siendo miembro del jurado, uno no puede comentar las películas en sí. Baste decir que el nivel no ha sido, hasta ahora, como para despertar mucho entusiasmo.
El presidente del jurado es nada menos que el célebre cinefotógrafo Vittorio Storaro, quien ha venido también al festival para inaugurar una exposición -ya presentada en Guadalajara el año pasado- descriptiva de su trayectoria y principios estéticos. Lo que habla de la coherencia organizativa del festival de Salónica es que también se ha montado, en un museo de arte local, otra bella exposición dedicada al trabajo de Dean Tavoularis, el gran director artístico de origen griego, en donde proyecciones de video complementan los dibujos y bocetos. Como se sabe, tanto Storaro como Tavoularis han sido colaboradores esenciales de Francis Ford Coppola y, por ello, el director estará presente este fin de semana de clausura para una proyección especial de Apocalypse Now Redux, tal vez la obra maestra más emblemática de la sinergia entre los tres maestros.