Foro de editores independientes en la FIL de Guadalajara, que mañana se inicia
Soslaya el gobierno el carácter estratégico de la rama editorial
''Vivimos ya en el desierto cultural y literario'', advierte Sandro Cohen, de Ediciones Colibrí
El precio único, multiplicar los puntos de venta y la pérdida de apoyos fiscales, entre los temas
Ampliar la imagen Entusiasmo infantil en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, de 2004 FOTO Luis Humberto Gonz�z Foto: Luis Humberto Gonz�z
Si bien la industria editorial es un área estratégica para el Estado mexicano, lo cierto es que las autoridades no se han dado cuenta de ello y resulta en una de las causas de que enfrente un momento crítico, advierten los editores Sandro Cohen y José María Espinasa, representantes de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (AEMI), de cara al encuentro de editores independientes que se realizará en el contexto de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara que comienza mañana.
Este coloquio internacional, denominado ''Los editores independientes del mundo latino y la bibliodiversidad", se iniciará el domingo y es sólo una de las 34 reuniones programadas en la FIL que no están relacionadas con la actividad tradicional que caracteriza a este tipo de foros librescos: la presentación de libros y el encuentro con sus autores.
A lo largo de tres días los sellos independientes analizarán los temas Los editores independientes frente a los grandes desafíos del sector; Acción y papel de los editores independientes en la promoción de la bibliodiversidad y La acción del sector público y de las organizaciones internacionales en favor de la bibliodiversidad.
Entre los participantes figuran editores de España, Francia, México, Chile, Angola, Bolivia, Camerún, Suiza, Quebec, Uruguay, Italia, Brasil y Rumania, convocados por Unión Latina, la Alianza de Editores Independientes y el Centro Regional para el Fomento del libro en América Latina y el Caribe, bajo el patrocinio de la UNESCO.
Más ruido que nueces
Sandro Cohen, director de Ediciones Colibrí, subraya: ''El Estado mexicano está perdiendo la batalla por no reconocer la industria editorial como área estratégica. Programas como Hacia un país de lectores han sido más ruido que nueces, porque no se forman lectores ni se capacita a los maestros; los alumnos piensan que la lectura es un castigo y la repercusión ha sido negativa en esta espiral descendente, en este círculo vicioso de eliminación de lectores.
''Cuando hablamos de la eliminación de lectores aludimos a la supresión del pensamiento, del análisis y de la crítica. En un país democrático no se puede vivir sin pensamiento, análisis y crítica. De esto no se ha dado cuenta el Estado mexicano."
Este encuentro de editores independientes en Guadalajara, dice Espinasa (director de Ediciones Sin Nombre), ''permitirá contrastar experiencias con los editores de otros países, algunos con una industria editorial más pujante, otros con más pequeña, pero con realidades que pueden compartirse.
''Sabemos que debe haber una política de largo plazo para que los niños sigan siendo lectores dentro de 10 años o más, no por obligación escolar. También debe haber una política a mediano y corto plazos, porque si no vamos a pasar por un desierto cultural y literario."
Al respecto, Cohen subraya: ''Lo triste es que ya vivimos en ese desierto cultural. Lo veo en mis clases en la universidad, donde 25 por ciento de alumnos de primer ingreso no han leído un libro por gusto. Si ellos son los privilegiados, ¿cómo estarán los demás? No es el desierto cultural y literario por venir: ya llegó."
En este momento los principales temas a discutir en la industria editorial independiente de México son el precio único del libro, la creación de muchos puntos de venta y de nuevos públicos, así como la pérdida constante de apoyos fiscales.
''Quienes estamos relacionados con el mundo cultural -explica Espinasa- sabemos que no es un buen momento: decrece el número de lectores, existe enorme dificultad para mostrar la riqueza y diversidad de los títulos en las librerías -uno puede ir de una a otra y encontrar los mismos títulos, principalmente españoles-; a pesar de eso, existe una constante actividad de las pequeñas editoriales que publican no sólo a primeros escritores, sino a lo mejor de la literatura y las grandes figuras".
Uno de esos ejemplos es el poeta Tomás Segovia, ganador del Premio Juan Rulfo de este año, quien publica en Ediciones Sin Nombre.
En favor del precio único
La importancia de establecer foros de discusión, añade Espinasa, es que dos cabezas piensan mejor que una aunque no se pongan de acuerdo. ''Nosotros decidimos enfrentar una situación colectivamente sin que eso signifique la homogeneización".
En este punto, entra la discusión del precio único, dentro de la ley que se impulsa, pero que aún enfrenta resistencias. Estas, señala Cohen, ''provienen de sectores que nada tienen que ver con el libro. Toda la cadena editorial está en favor del precio único. Se oponen los que piensan que va contra el libre mercado y no es cierto: toda editorial es libre de poner el precio que quiera; la diferencia entre eso y lo que pasa hoy es que ese título tendría el mismo precio en todos los lugares, lo cual haría posible que cualquiera ponga una librería de nicho y no preocuparse de que la Gandhi oferte los mismos libros a mitad de precio".
Tampoco se trata de la lucha de las editoriales independientes frente a las trasnacionales, destaca Cohen. ''Estamos todos en el mismo barco; o nos unimos o nos hundimos".