Luego de seis semanas de actividades concluyó la Feria de las Artes Sinaloa 2005
Inusitado espectáculo hermanó las músicas de concierto y de tambora
Culiacán, Sin., 21 de noviembre. Luego de seis semanas de actividades, la Feria de las Artes Sinaloa 2005 llegó anoche a su final con un inusitado y fastuoso espectáculo -''histórico" lo denominaron sus organizadores- en el que la música de concierto y la de tambora se hermanaron para ofrecer un recorrido por la esencia del ser sinaloense.
Hora y media de fiesta y bulla, un emotivo ritual carnavalesco en el que más de 6 mil espectadores -según cálculos conservadores- conocieron, recordaron, disfrutaron y bailaron al poderoso ritmo impuesto por la madre de todas las bandas, El Recodo de don Cruz Lizárraga, y las acariciantes y festivas interpretaciones de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes (OSSLA).
Acondicionada como un gigantesco teatro al aire libre, la explanada principal de esta capital se vio desbordada por personas de todas las edades y familias enteras desde casi una hora antes de iniciarse el concierto, en cuya producción no se escatimaron recursos.
El escenario albergó a los 80 músicos de ambas agrupaciones y una veintena de bailarines de la Compañía Folclórica Sinaloense de Difocur. Tres pantallas gigantes, ubicadas al centro y a ambos flancos; iluminación y sonorización de primer orden, así como la colocación de 3 mil sillas y el acondicionamiento de una amplia área para el público de pie, completaron el cuadro.
Bajo la dirección de Gordon Campbell, titular de la sinfónica sinaloense, el programa incluyó 17 temas mediante los que procuró mostrarse la evolución histórica de la popular música de banda, con piezas cuya antigüedad se remonta a más de medio siglo hasta un popurrí con las que encabezan el hit parade actual.
Paisaje sonoro diseñado a partir de algunas de aquellas obras cuya popularidad se medía no por el rating, sino por el impacto causado en los carnavales de Mazatlán, como es el caso de Lira de oro, la más exitosa en el de 1960; o de El chino y La Lola, los booms en las versiones de 1962 y 1963, respectivamente.
Gritos femeninos de delirio, de frenesí se desprendieron de las cientos de fans de la banda sinaloense, cuando sus integrantes comenzaron a cantar y bailar al unísono El mambo del taconazo, lo mismo ocurrió pero con mayor intensidad cuando el vocalista apodado El mimoso tomó el micrófono para interpretar un popurrí con tres de los más recientes éxitos del Recodo, así como el Camarón pelao y El sinaloense.
Aullidos, silbidos, piropos eufóricos, saltos, baile, desenfreno. Así llegó a su fin una larga y emotiva descarga sonora del ánima sinaloense, en medio de gritos desgañitados, casi reclamos, imploraciones de más música. Insaciable audiencia. Imagen superlativa de lo que ocurrió en la presentación de ambas agrupaciones la noche del viernes en Mazatlán, con el mismo programa.
Par de conciertos que costaron un millón 600 mil pesos y de los cuales se pretende producir un disco compacto y un dvd cuyas ganancias, según se dijo, serán para adquirir instrumentos de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Mazatlán y la OSSLA. Por allí comienza a correr la especie de que ese espectáculo podría llegar inclusive al Palacio de Bellas Artes.