Nuestra realidad educativa y científica
En la aprobación del presupuesto para 2006 se aliaron el gobierno y dos partidos, el PRI y el PAN, para reducir los recursos para la educación y la ciencia. No es sorprendente. Ellos existen gracias a la ignorancia. El PRI puede seguir cambiando cubetas de plástico por votos, aprovechando la pobreza y los bajos niveles educativos en las áreas rurales. El PAN, espantado por los avances de la ciencia, busca una educación confesional para entregarla a Provida y las sociedades de padres de familia.
El presupuesto para 2006 enviado a los legisladores indica con claridad que al gobierno del presidente Fox poco le significan la educación y la ciencia. Su propuesta tuvo, sin embargo, una virtud: desenmascarar al PAN, al gobierno del cambio, que presume de avances educativos en pésimos espots radiofónicos, pero termina recortando los recursos para la educación. No nos engañemos: necesitan un México ignorante, de subordinados, de esclavos; por eso para ellos la educación no importa.
El proyecto de presupuesto de Fox para 2006 en el área de educación contenía recortes en todos los niveles: educación básica 11 por ciento menos, media superior 7.7, superior 21.7 y en posgrado también una reducción de 11 por ciento. En el colmo, a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que necesitaba poco más de 500 millones, se le asignaban apenas 140. La propuesta del Ejecutivo pudo ser corregida parcialmente por los diputados. En el caso de la Universidad Nacional, por ejemplo, se pudo aumentar a 410 millones, lo que indica que existen visiones diferentes sobre esta institución entre el Ejecutivo y el Legislativo. Pero queda claro que con su propuesta Fox quería dañar a la educación y a la ciencia.
Es sorprendente cómo casi todos los partidos avalaron esta estrategia. El presupuesto fue respaldado al final por el PAN, el PRI, el Partido Verde Ecologista y Convergencia. Quiere decir que a la mayoría de las agrupaciones políticas les importa muy poco lo que mucho le interesa a la mayoría de la población. En cualquier familia la preocupación principal es la educación de los hijos.
La mayoría de los partidos ya perdieron la brújula. Actúan contra el pueblo. La educación es una de las cosas que más importan a los mexicanos. En las familias más pobres lo que se busca, a pesar de cualquier sacrificio, es que los pequeños vayan a la escuela. Es una apuesta. Todos queremos que nuestros hijos sean mejores que nosotros. Los partidos traicionan al pueblo. Son una vergüenza.
Para que avancen la educación y la ciencia hay que eludir esos escenarios. Para empezar no es admisible que se recorte el gasto en educación, ciencia y tecnología. En México tenemos instituciones de muy alto nivel, profesores e investigadores comparables con sus pares en cualquier parte del mundo. Además las universidades y centros de investigación trabajan activamente en la solución de los problemas nacionales, en la biomedicina, energía, agua y agricultura entre otros campos. También, en las humanidades y las artes.
El presupuesto del Ejecutivo, además de que revela su verdadero rostro frente a la educación, la ciencia y la tecnología, condena a muerte a algunas instituciones, como el Instituto de Investigaciones Eléctricas, y pone en jaque a otras, como los institutos Nacional de Investigaciones Nucleares y Mexicano del Petróleo. Esto no es nuevo, forma parte de una idea de debilitamiento progresivo, pero es algo absurdo, pues en el afán de destruir definitivamente a las empresas paraestatales, o buscar privatizarlas, se daña severamente la investigación en el campo de la energía, la cual es una de las áreas claves, que requiere nuestra nación para enfrentarse al futuro.
En síntesis, el presidente Fox ha hecho mucho daño a la educación, la ciencia y la tecnología en el final de su mandato, con la complicidad de algunos partidos políticos.