Usted está aquí: martes 22 de noviembre de 2005 Economist Intelligence Unit China, gran imán para fabricantes de Asia

China, gran imán para fabricantes de Asia

Como las ubicaciones de fábricas establecidas están amenazadas por su propio éxito y por los rivales de bajo costo, gobiernos y compañías deben decidir cómo mantener la competitividad industrial

Economist Intelligence Unit/The Economist

Ampliar la imagen Costureras chinas maquilan vestidos que son exportados a Europa. Se prev�ue para 2030 la poblaci�e Asia tenga una amplia gama de habilidades y niveles educativos, aunque esa mejor�no garantiza el �to industrial de un pa�FOTO Reuters Foto: Reuters

Manufactura: un futuro vacío

¿Está la manufactura de Asia condenada a no permanecer en un solo lugar? ¿A moverse de manera constante hacia países de más bajo costo? El panorama industrial de Asia cambia muy rápido. Empresas e industrias se levantan y caen como plantas en la selva. La producción se mueve con facilidad de un país a otro. Hace cuatro semanas, la revista Business Asia le echó una mirada a las perspectivas a largo plazo de la región y predijo amplios indicadores macroeconómicos para 2030. En este artículo, EIU señala futuros cambios potenciales en el paisaje industrial de la región.

Como las ubicaciones de fábricas establecidas están amenazadas por su propio éxito y por el cruel surgimiento de rivales de bajo costo, los gobiernos y las compañías deben decidir de qué manera actuar para mantener la competitividad industrial. ¿Se quedan y se adaptan, o trasladan más operaciones al exterior? Las estrategias que adopten tendrán una relación sustancial con el resultado de las predicciones sobre un éxodo total de la industria en lugares como Taiwán, Malasia y, al final, en las partes más caras de China.

La obsesión china

Los fabricantes tienen fijación por China. El país es tan enorme, y las ventajas de sus costos en apariencia tan grandes, que no hay industria que escape del hechizo. La fiebre china ha dado lugar a la creencia de que este ganador en verdad lo tomará todo: hechizados por los bajos costos y la, en apariencia, inextinguible oferta de mano de obra, toda la industria manufacturera será arrastrada hacia la órbita de China.

La historia y la teoría económica sugieren que este análisis es incorrecto. Las potencias económicas emergentes no destruyen a sus competidores: un Estados Unidos emergente no destruyó a Europa hace cien años y un Japón en surgimiento no minó Asia en las décadas de 1960-70. La teoría económica tiende a respaldar esta observación histórica. Aquí la veterana, con frecuencia en defensa del libre comercio, es la noción de la ventaja comparativa. Postulada por primera vez en 1815, la ventaja comparativa fue alguna vez descrita de manera memorable (por un premio Nobel, Paul Samuelson) como la única teoría en todas las ciencias sociales que es al mismo tiempo posible de demostrar y no trivial.

La teoría de la ventaja comparativa y sus refinamientos posteriores se centra en la idea de que lo que importa no es el costo absoluto de la producción, sino la ventaja comparativa de un país que produce ciertos bienes. Así, no importa si China tiene costos más bajos en todo; la teoría de la ventaja comparativa sugiere que el país se especializará en fabricar los productos sobre los que tiene la mayor ventaja, y dejará a los otros hacer el resto. De esta forma, las ganancias de China se pueden maximizar.

El nuevo status quo

No todo el mundo cree en teo- rías, por supuesto. Como se anotó líneas arriba, muchos están preocupados porque las aparentes ventajas masivas en los costos signifiquen que su aumento no beneficia a todos, y que las sobras que se compartan fuera de la mesa china serían muy pocas. Pero mientras los individuos pueden muy bien enunciar esta preocupación, la mayoría de los gobiernos asiáticos aceptan (al menos de dientes para fuera) que lo deseable es un comercio más libre. Con este fin, los gobiernos continúan considerando una obligación ser miembros de la Organización Mundial de Comercio, y los pactos bilaterales de comercio entre regiones también están proliferando.

Enfrentados con este consenso sobre el libre comercio y la realidad de fabricantes astutos, los gobiernos de la región tienden a resignarse a la reubicación industrial. Aunque mantienen incentivos fiscales locales en un esfuerzo por convencer a los empresarios de permanecer en el lugar, en general la restructuración se ve natural e inevitable. Este es el nuevo status quo. La actual bonanza de la región ayuda, claro, como también ayuda la relativa estabilidad política. Pero si las economías empiezan a vacilar o si China flexiona sus músculos políticos de manera más obvia, las actitudes podrían cambiar y los ídolos caer. Las discusiones sobre la ubicación de las industrias saltarían otra vez al escenario y el tema podría resultar políticamente sensible, en particular cuando las industrias señeras de algún país se dispongan a mudarse del lugar.

Estrategias elusivas

Las propuestas sobre el tema del traslado de fábricas con frecuencia caen en uno de dos campos diametralmente opuestos:

Primero, existe el campo "si no puedes contra ellos, úneteles". Si manufactureros rivales se mudan a locaciones de más bajo costo, entonces la única opción para permanecer competitivos es seguirlos. Uno de los ejemplos más obvios está en la producción de computadoras laptop. En septiembre, la First International Computer de Taiwán cerró la última línea de producción de laptops que quedaba en la isla. En esencia, toda la producción de laptops de Taiwán se lleva a cabo ahora en China.

La alternativa es un acercamiento del tipo "rompe las reglas", que se basa en adoptar un estilo más intervencionista y proteccionista que desdeñe el libre comercio y el movimiento libre del capital. Algunos ejemplos explícitos de este método ya existen (en adición a múltiples controles comerciales). El gobierno de Taiwán aún prohíbe a los fabricantes de pantallas LCD/TFT de la isla instalarse en tierra firme. Pero, como los controles del capital, restringir el movimiento de industrias claves crea otros problemas. No sólo socava la competitividad de ese sector en relación con rivales más astutos, sino también requiere que los gobiernos mantengan incentivos a la inversión. Y, de cualquier manera, depende de que otros sectores no se muden a otros lados, por ejemplo a China.

¿Importan las habilidades de la población?

Estrategias más sustentables de competencia podrían quizá basarse en los recursos y habilidades presentes y futuras de un país. Esto parecería difícil de pronosticar a largo plazo. Pero los factores demográficos de un país son de hecho predecibles con cierta precisión, sobre todo porque, en el caso de Asia, la mayor parte de su fuerza laboral para el 2030 ya nació.

Predecir los movimientos de la población entre países es, claro, más difícil. Sin embargo, las lecciones recientes sugieren que la mayor parte de los países de Asia se muestran poco dispuestos a soportar los grandes flujos de extranjeros, excepto en la parte más baja o la más alta del espectro salarial. Esta división parece difícil de cambiar; los países se mostrarán reacios a admitir grandes números de inmigrantes de habilidades medias, en particular en un tiempo en que la restructuración industrial incrementa la preocupación sobre el creciente desempleo local. De manera más profunda, la existencia de los gobiernos de Asia depende de la conservación de las naciones Estados de la región, en un momento en que el desarrollo económico pudiera estar volviendo irrelevante dicho concepto. Una vez que un gobierno abandona el control de los movimientos populares, la razón de su existencia se reduce: buen motivo para pisar con cuidado.

Si la migración masiva no ocurre, la población de Asia arribará a 2030 con una amplia gama de habilidades y niveles educativos. (Lleva mucho tiempo cambiar niveles educativos, por razones similares a las cuestiones demográficas.) La población de Singapur y Japón tendrá un nivel muy alto de escolaridad; la gente de Vietnam y las Filipinas mucho menos. ¿Importa en verdad esto? Las habilidades aprendidas en el trabajo pudieran ser igualmente importantes. Lee Kuan Yew, antiguo gobernante de Singapur, cree que el éxito de su país en la producción de unidades de disco se debe en parte a las habilidades ingenieriles aprendidas en una breve (y poco exitosa) incursión en la fabricación de cámaras de precisión en la década de 1970. En forma más reciente, los trabajadores chinos han probado su facilidad para aprender muy aprisa. Aun si la calidad de los profesionales chinos es cuestionable, los grandes números de egresados sugieren que muchos serán capaces y muy rápidos para adquirir habilidades de investigación o administrativas de otras fuentes. En resumen: niveles educativos más altos no garantizan el éxito industrial de un país.

La ubicación todavía cuenta

Buscar lecciones del pasado, de otros países o de teorías industriales, nos pone en riesgo de perdernos los cambios actuales. De manera más obvia, en una era en que el comercio y la inversión cruzan con facilidad las fronteras, ¿son irrelevantes las preocupaciones sobre la ubicación de las industrias? Una línea de pensamiento en Taipei es que ''hecho en Taiwán'' no importa, pero ''hecho por Taiwán'' sí. Esto podría volverse una realidad, pero sólo para los países ricos de Asia que tienen grandes inversiones foráneas ya existentes y los medios, vía sistemas de seguridad social o de propiedad compartida, para transferir los frutos de sus éxitos de regreso a la población local. ''Hecho por Filipinas'', al menos en lo que se refiere a manufactura, no será opción. Para los países asiáticos más pobres, con poblaciones estáticas y de rápido crecimiento demográfico, la ubicación industrial seguirá siendo clave.

FUENTE: EIU

 
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