México se consolida como la democracia más cara de América Latina
El tope de gastos para la campaña presidencial será de $651 millones
La Comisión de Partidos Políticos y Prerrogativas del Instituto Federal Electoral (IFE) aprobará este mediodía un tope de gastos para la campaña presidencial cercano a 651 millones de pesos, el cual representará un incremento de 30 por ciento respecto del que se fijó durante los comicios de 2000, cuando fue electo el candidato de la Alianza por el Cambio, Vicente Fox.
Sin embargo, con respecto a la elección presidencial de 1994, el incremento al tope de gastos será de casi 500 por ciento, pues entonces -primera vez que se aplicó esta figura- se fijó en 134 millones de pesos.
Aunque después se supo que el actual Presidente de la República violó los topes de campaña mediante triangulaciones financieras irregulares, el máximo que en ese año podían gastar los partidos políticos o las coaliciones fue 491.8 millones de pesos, lo que supondrá que para las elecciones de 2006 se incrementará en 159.2 millones de pesos.
Se pretende que tras la aprobación que previsiblemente se hará en la citada comisión, esta cantidad pueda quedar definitivamente validada por el Consejo General del IFE durante la sesión que se efectuará el próximo 30 de noviembre, lo cual consolidaría a México como la democracia más cara de América Latina.
Cabe señalar que en el subcontinente Puerto Rico y Argentina son los que más gastan después de México. En el primer caso, en el cual se elige al gobernador de la isla como máxima autoridad, y donde la moneda corriente es el dólar, se fijó para los comicios efectuados en noviembre de 2004 un tope máximo de 11 millones de dólares.
Otro caso relevante de gasto electoral es el argentino: para los comicios en los que Néstor Kirchner fue electo mandatario se fijó un tope de campaña de 10.1 millones de dólares.
La fórmula que se aplica en México, incluida en el artículo 182-A del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, establece que el tope para una campaña presidencial "será la cantidad que resulte de multiplicar por 2.5 el costo mínimo para la campaña de diputado fijado para efectos del financiamiento público, actualizado al mes inmediato anterior por 300 distritos dividida entre los días que dura la campaña de diputado y multiplicado por los días que dura la campaña para Presidente".
De esa compleja fórmula se deriva un gasto electoral de 651 millones de pesos para 2006, lo que representará alrededor de 60 millones de dólares, seis veces más que en los países con mayores gastos electorales, según un análisis comparativo realizado por Carlos Navarro, de la Coordinación de Asuntos Internacionales del IFE.
De la fórmula se desprende que uno de los factores que provocan este elevado financiamiento son los 170 días de campaña electoral que hay en México para elegir al Presidente de la República.
El límite de gastos ha crecido exponencialmente a partir de los comicios de 1994, cuando por primera vez, en el marco de las reformas previas a aquel proceso, se introdujo la fórmula del tope de campaña, fijado para entonces en 134 millones de pesos. Fue una cifra que no detuvo la desigualdad de la contienda, como al paso del tiempo reconoció el principal beneficiario: el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
Las reformas de 1996, que detonaron el financiamiento público en los procesos electorales y dotaron de millonarias cantidades a los partidos políticos para corregir las desigualdades reconocidas de los comicios presidenciales de 1994, dispararon los montos de financiamiento y, por ende, los topes máximos de gastos, que para 2000 se ubicaron en 491 millones de pesos -monto que no detuvo la introducción de dinero ilegal en el caso de la Alianza por el Cambio y el PRI-, y que ahora alcanzarán 651 millones de pesos.