BBVA-Bancomer: culpable de jineteo
Hace ocho años, cuando la ciudad de México comenzó a ser gobernada por un partido diferente al que lo hizo durante siete décadas, los nuevos funcionarios anunciaron, entre otras cosas, la modernización del aparato administrativo. Una de las áreas en que se puso mayor interés fue la de finanzas, para obtener mayor recaudación al evitar la evasión fiscal, facilitar el pago de impuestos y otras obligaciones, además de erradicar vicios y corruptelas. La Tesorería, nos dijeron y era fácil comprobarlo, no funcionaba con eficiencia, había "fugas" de ingresos y mala atención al público. Hacer más transparente todo lo relacionado con los recursos que recibe y gasta la capital del país no ha sido tarea fácil por la falta de experiencia de algunos nuevos funcionarios, la resistencia de grupos con viejos intereses y prebendas, y por la oposición del sindicato correspondiente, controlado por el Partido Revolucionario Institucional. Pese a todo, hay avances importantes, pero insuficientes, y hasta casos lamentables como el del ex tesorero Gustavo Ponce, cliente VIP de un casino de Las Vegas. O el de los numerosos ciudadanos inconformes que a diario visitan, contra su voluntad, las oficinas de la Secretaría de Finanzas de la ciudad de la esperanza para aclarar lo referente al pago de tenencia vehicular, el predial o el servicio de agua.
He tenido que acudir este año en dos ocasiones a la administración tributaria ubicada frente al Centro Médico Siglo XXI (Orizaba y Antonio M. Anza, colonia Roma). Aunque realicé oportunamente el pago de la tenencia del vehículo de mi propiedad y del de mi hija, recibí en julio pasado dos "requerimientos de obligaciones omitidas", fijándoseme un plazo perentorio para que, en caso de haberlas cumplido, lo probara con la documentación respectiva. Mas esos pagos los hice cinco meses antes a través del banco español BBVA-Bancomer.
Luego de hacer la tradicional cola durante media hora, presenté los originales de los pagos correspondientes al empleado que me atendió, quien me hizo llenar un "volante de aclaraciones" por cada requerimiento y anexar copia de los recibos de pago, y me dijo, a modo de disculpa, que a lo mejor el banco español no había enterado a la Tesorería lo de mi tenencia.
Creí que el asunto estaba resuelto luego de invertir tres horas en todo el proceso aclaratorio. No fue así: el mes pasado recibí nuevos requerimientos de "obligaciones omitidas", pero esta vez con la amenaza de que si no demostraba haberlas cumplido en tiempo y forma, sería multado, luego de determinar el impuesto omitido y sus "accesorios legales", así como los honorarios que se generen por la notificación que se me hizo.
Otra vez me trasladé a las oficinas de la administración tributaria y esperé hasta ser atendido. Nuevamente presentación del original de los comprobantes de los pagos efectuados y de la aclaración anterior. Dado que en la pantalla de la computadora seguía apareciendo como evasor fiscal, por segunda ocasión tuve que llenar los "volantes de aclaraciones" y anexar copia de todos los documentos que entregué en mi primera visita. En respuesta a mi inconformidad, el banco de nuevo apareció culpable. De ser cierto, BBVA-Bancomer lleva ocho meses jineteando dinero que no le pertenece.
Mi caso no era el único, pues otros ciudadanos estaban en la misma situación. Las autoridades deben investigar lo que ocurre al respecto, informar de los resultados a la población y, si es el caso, terminar con el abuso de una banca que cada año obtiene crecientes utilidades, pues cobra cada vez más por los servicios que demandan sus cuenta-habientes y quienes recurren a ella, y goza de protección oficial, evade impuestos con la venia oficial (la venta de Banamex es un buen ejemplo de ello) y se beneficia del Fobaproa.
Y si la banca no jinetea el dinero público, ocho años son más que suficientes para descubrir, con o sin video de por medio, quién o quiénes lo hacen dentro de la Secretaría de Finanzas.