<<< regresar a la portada

OMC: el camino a Hong Kong 21 de noviembre de 2005
LA CUMBRE NO SERA UN ÉXITO

La reunión ministerial de la OMC a celebrarse en China a mediados de diciembre no tiene visos de alcanzar los objetivos fijados para concluir la Ronda de Doha de negociaciones comerciales. Las divergencias entre los países impiden llegar a un acuerdo.

Paulo Sotero*, Washington

SOUTH_~2Los participantes en la sexta Reunión Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) llegarán a Hong Kong dentro de tres semanas resignados a no tener un buen resultado que anunciar al final de la cita. No interesa a nadie que el cónclave del 13 al 18 de diciembre repita los fracasos de Seattle (1999) y de Cancún (2003). Todo indica que al final de tensas reuniones y de frases dispensadas a los miles de periodistas que cubrirán el acto, los ministros divulgarán un documento que apuntará los rumbos de la liberalización, pero dejará sin resolver las diferencias más importantes para ser acometidas después.

El objetivo inicial para Hong Kong era generar un entendimiento sobre los métodos de reducción de los aranceles y otras barreras impuestas a la compra y venta de productos agrícolas, industriales y servicios. Esto era necesario para garantizar el éxito de las pláticas sobre la liberalización de las normas que rigen el comercio mundial y que fue lanzada en noviembre de 2001 en Doha, Qatar.

Se ha caminado bastante en esa dirección. Las ofertas de los países y grupos de naciones permiten esbozar un posible entendimiento. Sin embrago, una condición para promover más avances es la de un acuerdo previo sobre agricultura. El Grupo de los 20 (G-20, que reúne a influyentes países en desarrollo como Brasil, China e India, además de México) hizo una oferta sobre la apertura de sus mercados de bienes industriales, para dejar en claro que éste no será motivo de un colapso en las negociaciones. El acuerdo se muestra difícil tras muchas consultas en las últimas semanas entre los gobiernos clave en las negociaciones, Estados Unidos (EU) y la Unión Europea (UE), del lado de los ricos, y el G-20.

El fracaso anticipado de la reunión de Hong Kong transferirá a 2006 los esfuerzos para concluir de modo satisfactorio la Ronda de Doha. Esta debe terminar en marzo de 2007 a más tardar, pues en junio de ese año se agota el mandato que el Congreso estadunidense dio a la administración Bush para negociar y presentar a la ratificación los nuevos acuerdos comerciales, bajo la Autoridad de Promoción Comercial.

Los disensos no se limitan a la negativa de la UE, particularmente de Francia, para liberar el acceso de productos agrícolas a sus mercados.

Las discrepancias que persisten

Tres cuestiones relevantes no han sido resueltas. De la solución de cada una dependen las otras dos. La primera es la fuerte resistencia de EU para reducir los subsidios internos e implementar las decisiones de la OMC. En los últimos dos años hubo un importante aumento de esos subsidios y el poderoso lobby agrícola de EU se ha movilizado para impedir los recortes en su ampliación. En sentido opuesto, la administración Bush está presionada por la situación fiscal agravada por los costos de la guerra de Irak y ya indicó que mejorará la oferta de reducción de subsidios a la producción si la UE hace lo mismo con las barreras que mantiene en el acceso de productos agrícolas.

La segunda gran divergencia se deriva, precisamente, de la resistencia de la UE para ampliar el acceso a su mercado, reduciendo los aranceles agrícolas, los picos tarifarios y ampliando las cuotas muy restrictivas que aplica para limitar las importaciones. En contraste con EU, el problema de la UE no es tanto reducir subsidios; este bloque hizo reformas para liberar el acceso en su Política Agraria Común. La dificultad mayor de los europeos es la apertura a la importación de productos de potencias agrícolas competitivas, como Brasil y EU. Hasta ahora las ofertas de la UE no son suficientes para recortar las tarifas que se aplican efectivamente y, así, generar más comercio. La propuesta europea que está sobre la mesa permitirá que casi todos los productos agrícolas sean tratados como sensibles y sean inmunes a los recortes. A países del G-20 y a EU no les interesa un pacto que deje de abrir el mercado europeo para productos como carne, arroz, trigo, lácteos, azúcar y concentrado de jugo de naranja.

Para complicar más las cosas, la convergencia de las posiciones en el G-20 sólo llegan a cierto punto. En realidad, es bastante heterogéneo y actúa más como un grupo de presión que como coalición. El consenso definido por todos sus integrantes es la eliminación de los subsidios a la exportación, la rebaja sustantiva de subsidios internos y la ampliación del acceso a los mercados de los países desarrollados. Por tanto, el G-20 tiene divisiones internas relevantes cuando se debate sobre el acceso a sus mercados. Si, por un lado, el Mercosur y Chile están a la ofensiva, es decir, defienden las bajas tarifas de importación de productos agrícolas en los países ricos y en desarrollo; China e India tienen una posición mixta: exigen la apertura de los otros para sus productos, pero quieren mantener su producción agrícola protegida con tarifas elevadas en sus mercados.

Uno de los aspectos relevantes de las negociaciones luego de Hong Kong serán las consultas en el seno del G-20. "Brasil, por ejemplo, tendrá que convencer a India de aceptar abrir más su mercado agrícola para garantizar el avance de la Ronda", comentó Marcos Sawaya, presidente del Instituto de Estudios de Comercio y Negociaciones Internacionales en Sao Paulo.

México, como miembro del G-20, es fuerte defensor de la reducción de subsidios agrícolas de los países ricos, especialmente EU. La apertura que el país acordó con el TLCAN expuso a la agricultura mexicana a la competencia no sólo de los estadunidenses,que son más eficientes, sino también a la comptencia desleal debida a los grandes recursos que ellos reciben del gobierno. Por otro lado, México tiene una economía con un parque industrial fuertemente dependiente del mercado estadunidense. Al mismo tiempo, firmó en los últimos 10 años una serie de acuerdos de acceso al mercado con diversos países y bloques. Por ambas razones, México tiende a asumir posiciones mucho más liberales que Brasil, por ejemplo, sobre la apertura de los mercados a los bienes industriales.

El escenario más probable para Hong Kong es de crisis. "Es posible que se apruebe un documento que contenga las reglas de un futuro acuerdo, pero no sobre el tamaño de los cortes a los aranceles y subsidios", prevé Sawaya. "Eso dejará todo para 2006, pero con gran riesgo: la pérdida de ambición". Como el acuerdo agrícola es la razón de ser de la ronda, los países en desarrollo podrían concluir que ningún acuerdo será mejor que un mal acuerdo  §

<>*Corresponsal del diario O Estado de Sao Paulo en la capital estadunidense

<<< regresar a la portada