Ejecutó canciones de su nuevo disco, Life, y "las que ustedes hicieron éxitos"

Exitoso rencuentro de Ricky Martin con sus fans en el Auditorio Nacional

Regresó ante su público tras dos años de ausencia, en que se involucró en causas altruistas

ARTURO CRUZ BARCENAS

"¡Que pare la guerra y que viva el amor!", expresó el cantante puertorriqueño de 34 años Ricky Martin durante su exitoso y luminoso concierto del pasado martes en el Auditorio Nacional, lleno al tope, donde enloqueció a sus fans con las canciones de su nuevo disco, Life, y "las que ustedes hicieron éxitos".

El show comenzó a las 20:50 horas. Cantó You're my one and only temptation, frase que repitieron los casi 10 mil asistentes al foro de Reforma, que esperaron dos años para saber de su ídolo, quien prácticamente había desaparecido de la escena.

Estuvo involucrado en varias causas altruistas. Ayudó a los afectados por el tsunami, en Tailandia; a los niños que viven en medio del conflicto palestino, y a los damnificados por el huracán Katrina. No ha parado de viajar y ha escuchado nuevos sonidos. Life está impregnado de reggaetón, un ritmo de moda que se ha sumado a la influencia latina.

Mucho debe a Ricky el éxito de la música latina en el mundo, luego de su impacto con La vida loca y La copa de la vida, de ánimo futbolista.

Life reúne talentos del nivel de Daddy Yankee y Jaboo, de los Black Eyed Peas, Luny Tunews y Juan Voltio. Ve en el reggaetón una posibilidad de escuchar la voz de los nunca escuchados, de la gente de la calle.

Viajes y nuevos sonidos es lo que ha recolectado en dos años. Lo que apareció a las 20:50 del pasado martes fue un artista de nivel internacional, con escenografía altamente tecnificada. Miles de luces, que a veces eran un manto estelar frente al público; decenas de pantallas proyectaron imágenes para crear un espectáculo multimedia.

Por momentos, el Auditorio Nacional fue una gran disco; en otros, un ámbito para la balada sentimental.

Fue una noche con todos los esquemas y gritos chillones. "Buenas noches, México. Vamos a bailar, vamos a volar. Todo movimiento que sale de su cuerpo es erótico. It's good to be alive."

Canta Bella, éxito de hoy. En la letra él sufre por ella. Suspiros cruzan el aire. Muchas se imaginan que son la de la canción. Oyen "sólo por ti... belleza de mujer". Un ídolo también sufre. La ve bella. "Dile que vuelva a mí... conocía mi interior como bola de cristal".

En las pantallas se proyectan imágenes de un cómic de estilo japonés. Comienza a oírse una versión de La vida loca, que el boricua situará en "México City". El sonido es tecno y sus movimientos son robotizados. Ricky baila y mostrando su fuerza se para de manos. Eso es aplaudido con admiración.

Ya lleva tres cambios de ropa. Jaleo, el tema con el que Ricky enaltece la cultura española. María, María... '¡Un, dos, tres, un pasito palante, un pasito patrás". Miles bailan y para miles es imposible permanecer sentado.

Fuego contra fuego hace que una niña se lleve las manos a la cabeza, presa de la emoción. Luego gritó como otras miles reunidas ahí. Otro cambio de ropa.

Tal vez, sobre necesidades no cubiertas. El amor no basta. Aconseja que hay que quedarse con las cosas buenas de la vida, "las malas hay que tirarlas a la basura". Te extraño, obvio.

A las 22:08 comienza la explosión, un gran tronido: La bomba, "Sube, baja". Insta a superar las diferencias y a que vuelva el amor. "Olvidemos todo eso por dos horas." "Para arriba, para abajo, angelitos en pecado." "Como dicen ustedes: esto está de puta madre."

Alé, alé... La copa de la vida. El tema que le dio fama mundial, gracias al futbol y a un refresco. La comunión es infinita. Ricky logra el momento más intenso del concierto. Todo el público está de pie y la dinamita los ha envuelto.

Amenaza con irse. Se va. Regresa y canta Vuelve, donde dice que la vida se le va. Se despide con Muévete, un reggaetón.

A las 22:40 finaliza la tocada latina, tras 20 canciones.