Siempre ''probó y practicó técnicas y procedimientos nuevos'', escribe su viuda

Reúnen en un libro las fotografías polaroid de Manuel Alvarez Bravo

De más de 200 placas en color, hizo una preselección que reproduce ese volumen editado por RM

Mañana será presentado en el Centro de la Imagen, en la Plaza de la Ciudadela

MERRY MACMASTERS

Durante toda su vida el maestro Manuel Alvarez Bravo ''probó y practicó técnicas y procedimientos nuevos", escribe su viuda, la también fotógrafa Colette Alvarez Urbajtel.

De modo que cuando salieron en el mercado las cámaras polaroid, él ''aprovechó su comodidad y rapidez".

Aunque muchas de estas imágenes instantáneas y efímeras se regalaban al momento de tomarse, de un acervo de más de 200 fotos a color, doña Colette hizo una preselección que ahora se reproduce en el libro Manuel Alvarez Bravo: polaroids (Editorial RM, 2005), que mañana será presentado, a las 19:30 horas, en el Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, Centro).

Espíritu más lúdico

Entrevistada, Colette Alvarez Urbajtel dice que la idea del libro surgió a raíz de un viaje que hizo a Santa Fe, Nuevo México, donde estuvo con galeristas y amigos desde hace mucho tiempo.

A propósito de la catalogación, inventario y conservación del archivo fotográfico de su marido, visitó el taller de una pareja enterada de esos asuntos.

Continúa: ''Mencioné que Manuel tenía polaroid y alguien de ellos dijo, '¡claro!, y los tienes en una caja, una contra otra'. Le dije, que sí. Entonces, la primera cosa que hice al llegar a México fue poner las polaroid una por una en sobres transparentes. Pero, al verlas pensé que era una lástima si se acababan de echar a perder sin que nadie las conociera. Se me ocurrió hacer el libro como recuerdo, porque se conserva más tiempo que las fotos. Hablé con Ramón Reverté (director de RM) y le pregunté si quería hacer uno, dijo que sí".

En el texto que Alvarez Urbajtel escribió para el volumen, expresa que don Manuel ''fue sobre todo un fotógrafo en blanco y negro. Pero también trabajó con el color, que ocupa un lugar secundario en su obra y corresponde a breves periodos". Primero, tomó fotos con la polaroid en blanco y negro, luego en color.

Afirma: ''Tomaba fotos a color movido por un impulso repentino, cuando acababa de surtirse de materiales, o persiguiendo una idea. Podía ser en la casa, un fin de semana, cuando había visita, viendo travesuras de sus hijas. Sus temas eran los de siempre, pero quizás los trataba con un espíritu más lúdico, perceptible aun en los paisajes.

''No faltaron los caminantes, la arquitectura, los árboles, las sombras. También le gustaban las ferias: puestos, danzantes, procesiones, detalles de pinturas populares sobre los costados de los juegos mecánicos, que lucen más cuando son pequeñas y coloridas. Según el humor del día, llegado el momento, 'se echaba un paquete'.''

Crean asociación

Respecto del archivo que dejó don Manuel, Colette Alvarez Urbajtel explica que su hija Aurelia trabaja en ello con la idea de hacer el inventario, y a la larga publicar un catálogo razonado de la obra de su padre.

Y, ''¡claro!, le ayudo y se lo agradezco mucho. Cuando me viene a hacer preguntas, que es a diario, digo, perdón que conteste siempre malhumorada, pero tengo muchas cosas que decir. Comento las fotos, lugares, anécdotas y le digo, 'guárdalas porque yo ya voy para otro lado'".

A pregunta expresa, doña Colette explica que se creó una asociación Manuel Alvarez Bravo, para apoyar el trabajo de difusión y conservación del archivo de quien es considerado como el poeta de la luz.