Blair estaba fascinado con Bush, dice Meyer en un libro
GB no negoció con EU participación en guerra contra Irak: diplomático
Washington, 13 de noviembre. El ex embajador de Gran Bretaña en Estados Unidos, Christopher Meyer, señaló que durante 2002, año anterior a la guerra contra Irak, el primer ministro Tony Blair y su entorno estaban tan fascinados con la administración de George W. Bush que no intentaron negociar el tipo de participación británica en la invasión a la nación petrolera.
En un libro que generó amplia polémica, titulado DC Confidential, Meyer consideró que si Blair se hubiera atrevido a poner condiciones a Washington habría conseguido unos meses, antes de iniciar las hostilidades, para obtener el apoyo de Francia y Rusia.
"Nosotros puede que fuéramos el asociado menor en la empresa", explicó, "pero nuestra carta en la manga era que Estados Unidos no quería ir solo".
Las revelaciones del ex diplomático, destacado en Washington hasta febrero de 2003, un mes antes de que comenzara la guerra, y del que dos diarios publicaron fragmentos, suscitaron fuertes reacciones, ya que los responsables políticos se indignaron tanto por el contenido como por el hecho de que un ex funcionario de tan alta jerarquía no respetara el secreto.
La reacción más airada vino del titular de Relaciones Exteriores británico, Jack Straw, ministro calificado en DC Confidential de "pigmeo".
"Es completamente inaceptable traicionar la confianza como él lo ha hecho", expresó Straw. "Esto pone en entredicho la relación clave entre los altos funcionarios y los ministros."
Según Straw, el libro "causó gran inquietud en todo el servicio diplomático".
El secretario general del Foreign Office escribió al conjunto de los diplomáticos para recordarles la importancia de mantener relaciones de confianza con los responsables del gobierno.
En su libro, Meyers da cuenta de otros asuntos relacionados con Blair y describe un encuentro en Campo David, residencia de campo de los presidentes estadunidenses, entre el premier británico y George W. Bush.
"Bush parecía distendido, llevaba su ropa habitual de fin de semana. Blair contrastaba con un aire forzado. Sus esfuerzos para mostrarse despreocupado quedaban arruinados por su incapacidad para meter las manos en los bolsillos de un pantalón de pana demasiado apretado", indicó Meyers.
El ex alto funcionario Robin Butler, quien trabajó con cinco jefes de gobierno, manifestó su preocupación porque el libro "impida (en el futuro) las conversaciones francas" entre ministros, asesores y diplomáticos.
El autor del libro preside actualmente la Press Complaints Commission, organismo encargado de examinar las críticas contra lo que sale publicado en los diarios británicos.