Usted está aquí: lunes 14 de noviembre de 2005 Opinión DESDE EL OTRO LADO

DESDE EL OTRO LADO

Arturo Balderas Rodríguez

Dos visiones de una derrota

LAS ELECCIONES QUE se efectuaron el martes pasado en diversos estados de Estados Unidos pueden ser un catalizador sobre la idea que tiene el electorado de la conducción del país por parte del actual gobierno.

EN VIRGINIA Y NUEVA JERSEY los candidatos republicanos a la gubernatura fallaron en su intento de derrotar a los gobernadores demócratas de esos estados. El presidente no escatimó su apoyo a los candidatos de su partido, acompañándolos en varios actos de campaña durante los días previos a la elección, en los que enfatizó la necesidad de un cambio en la conducción política en esos estados.

LOS ANALISIS QUE en los medios se han hecho sobre esas derrotas concluyen que es una respuesta a los problemas que día a día se acumulan en la Casa Blanca sin haber una respuesta para resolverlos que mitigue las críticas a la administración, y la caída en picada de la imagen del presidente ante la opinión pública.

EN EL OTRO EXTREMO del país el gobernador Schwarzenegger, también republicano, sufrió una derrota estrepitosa después que las cuatro propuestas que sometió a consideración del electorado recibieron un sonoro rechazo en las urnas, dejándolo en el limbo político. Quienes en forma más conspicua se opusieron a dos de las propuestas fueron sindicatos de empleados públicos, señaladamente los maestros y las enfermeras, y la bancada demócrata en la legislatura estatal. Una de las propuestas estaba encaminada a acotar el poder político de esos sindicatos y la otra a redistribuir los distritos de votación con la intención de restar fuerza al Partido Demócrata, como ha sucedido en otros estados.

NOTABLE HA SIDO la forma en que Bush y Schwarzenegger han respondido a esas derrotas. Para buena parte de la opinión pública estadunidense la respuesta del presidente debería ser un cambio en la estrategia de su gobierno y también la remoción de algunos de sus colaboradores más cercanos que, según diversos analistas políticos, se han convertido en un lastre para su gobierno. Para sorpresa de no pocos, su respuesta hasta ahora ha sido la defensa abierta de sus colaboradores y un furibundo ataque verbal a quienes lo han criticado, principalmente por su política en Irak. En cambio, el gobernador de California, a quien se atribuyen pocas dotes de político, ha reaccionado ante este revés con una declaración pública en la que se hace responsable directo de lo ocurrido, reconoce su error en el planteamiento de las propuestas y busca de inmediato un acercamiento con quienes había calificado airadamente de sus rivales más enconados. Esto, según los medios de opinión pública, marca una diferencia fundamental en la forma en que uno y otro gobernantes entienden la molestia de los electores manifestada en las urnas el pasado martes. Las próximas encuestas de popularidad serán un catalizador para saber quién tiene la razón en su estrategia y cuál es la más acertada.

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