El guitarrista afroamericano se presenta hoy con La Vieja Estación, en el bar Ruta 61
Tocar es como el sexo, no se puede ensayar, dice Markiss
El jueves el músico originario de Chicago mostró la esencia de traer el blues en la sangre
Confiesa que le gustaría regresar en febrero para presenciar el concierto de The Rolling Stones
Ampliar la imagen El guitarrista estadunidense John Marcus, Markiss, en plena actuaci�el jueves por la noche en el Ruta 61 FOTO Fabrizio Le�iez Foto: Fabrizio Le�iez
El guitarrista afroamericano John Marcus, Markiss (1954, Chicago), estuvo el jueves por la noche en el bar Ruta 61 y tocó el alma de los presentes con un blues urbano.
Markiss mostró la esencia de ser afroamericano en Chicago,
de traer el blues en la sangre. Nos mostró que la música nos puede rescatar; la música nos recuerda que no hay por qué negar lo oscuro o la luz; los humanos somos luz y somos oscuridad. Es el blues, y qué bien se siente.
"Le llaman lunes tormentoso/ el martes es igual de malo/ sin duda, el miércoles es peor/ el jueves también es triste", canta Markiss. Y en este lamento viene también la celebración. Celebración porque mientras estemos vivos cantaremos, bailaremos, haremos música.
Caminaremos por "las calles más funky", invita Markiss, acompañado, con asombrosa maestría, por integrantes de La Vieja Estación, argentinos músicos de casa en Ruta 61 (Ignacio Esposito en la batería; Mauro Bonamico, bajo; José Luis Sánchez, teclado).
Habían ensayado escasas horas juntos; y sólo los comienzos y finales de las canciones, porque tocar "es como el sexo", no se puede ensayar, dice Markiss. Esta lección, dice, la aprendió de Miles Davis, quien en una ocasión le confió que no mostraba a quien iba a tocar con él cómo había interpretado antes esas canciones, para que su mente no estuviera programada a hacer lo mismo.
Habilidad de acoplamiento
Los músicos de la Vieja Estación ya habían mostrado su habilidad para acoplarse a un músi-
co extranjero cuando, hace poco más de un mes, se presentaron con el joven y talentoso guitarrista chicano Maxx Cabello.
Ahora lo reafirman con creces. Y lo esencial, dice Markiss, es que tocan desde el corazón: "No sólo son buenos músicos, sino también son buenos seres humanos".
Y cómo gozan en escena estos blueseros, mientras un entusiasta público escucha algunos clásicos del blues, como Help me, de Sonny Boy Williamson; You can't lose what you never had, de Muddy Waters (en cuyo banda Markiss tocó), y rolas de Howlin' Wolf ("Fue el hombre que me dijo cómo estaba la onda").
Pero probablemente algunas de las composiciones de Markiss son las que más prenden a los presentes.
Markiss, viejo lobo de mar -con manos cubiertas de anillos y un gran ámbar que le cuelga del cuello-, prende un cigarro, lo acomoda en el clavijero y lanza una mirada profunda al público, como de quien ha visto mundo, ha estado hasta arriba, ha tocado fondo y está de regreso. Y canta: "Todo lo que tienes que hacer es sacudirte, sacudirte, sacudirte, hasta que ya no sepas qué estás haciendo".
Tras el concierto, confiesa que en Ruta 61 se siente como en casa, y repite una y otra vez -así como hizo durante la presentación-: "¡Estoy en México! ¡Estoy en México!", y dice ahora querer conocer "las calles más funky de esta ciudad", y que le encantaría venir en febrero, cuando estarán sus cuates de parranda, The Rolling Stones. (La vez anterior que Markiss se presentó en la ciudad de México fue hace 20 años, cuando tocaba con Howlin' Wolf.)
Entrada la plática, dice: "Cuando has estado hasta arriba y luego has estado hasta abajo, sales de la experiencia comprendiendo que los humanos somos luz y oscuridad, y que lo único que importa es el amor".
Y sí, somos luz y oscuridad; y este es el blues, y qué bien se siente.
(Markiss y La Vieja Estación se presentarán hoy en el bar Ruta 61, Baja California 281, colonia Condesa.)