Marcelo Uribe, de Ediciones Era, pugna por que se implante el sistema de precio único
Acceder al libro necesita soluciones de fondo, ''no remedios folclóricos''
Insta a frenar la paulatina desaparición de librerías en México
El país tiene una por cada 250 mil habitantes, mientras en Argentina y Alemania la relación es de uno a 15 mil
Si no se hace algo para frenar la paulatina desaparición de librerías en México, no habrá campaña de fomento la lectura que funcione: ''Cualquier buena voluntad al respecto está condenada al fracaso, pues el libro no está al alcance de la población".
Datos ofrecidos por Marcelo Uribe, director editorial de Ediciones Era, durante el Foro de Reflexión sobre la Industria Edotiral Mexicana, revelan que en el país existe una librería por cada 250 mil o 300 mil habitantes. Mientras en Argentina y Alemania la relación es de 15 mil a uno; en España, de 12 mil a uno; en Costa Rica, 27 mil a uno.
Si la ausencia de lectores ''es dramática para el desarrollo democrático del país y sólo nos puede conducir a nuevas formas de barbarie, un lector potencial frustrado por falta de acceso al libro es algo escándaloso y representa un imperdonable desperdicio de los recursos trabajosamente invertidos en crearlo".
Se trata, señaló Uribe, de un problema gravísimo que requiere de atención urgente y soluciones estructurales, no de paliativos ''folclóricos o sexenales".
Condiciones para competir
De acuerdo con la exposición de Uribe, las soluciones pasan por la promulgación de la Ley de Fomento al Libro y la Lectura, que es revisada por el Senado.
Dicha ley prevé un punto que, en opinión del editor, contribuiría de manera importante a solucionar la escasez y desaparición de librerías: el precio único. Es decir, que un ejemplar de la misma edición de un mismo título cueste lo mismo en todo el territorio.
El director editorial de Era refirió que en algunos países europeos el precio único entra de facto en vigor desde el siglo XIX y en algunos casos antes.
Al principio, ''se trató de un acuerdo entre editores y libreros que en su momento fue considerado un valioso avance para la igualdad de acceso al libro".
Así funcionó por varias décadas hasta que empezaron a darse políticas de descuento engañosas y dañinas, de las que el ''principal damnificado fue el lector que se enfrentó a dos fenómenos: el alza artificial del precio sugerido por el editor para cubrir los descuentos de los pocos puntos que lo ofrecían, por un lado, y por el otro, la desaparición de muchas librerías pequeñas que no podían competir con esos descuentos".
La reacción en cadena ''no tardó en manifestar otro rostro: la pérdida de espacios también acarreaba una disminución de la diversidad de la oferta".
Ello obligó a legislar en la materia y hoy nueve países de la Unión Europea tienen leyes que obligan al precio único: España, Alemania, Francia, Portugal, Grecia, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda y Austria.
Japón y Corea también incluyen el punto en sus respectivas legislaciones. En Italia y Bélgica, se encuentra en trámite.
Uribe destacó el caso de Suecia, que no tiene legislado el precio único y es una de las industrias editoriales más débiles de Europa.
El precio único -argumentó Marcelo Uribe- permite que el vasto universo de los libros compita en el mercado en igualdad de circunstancias: esto por sí solo elimina el fuerte carácter social y geográficamente discriminatorio de la concentración y de las políticas de descuento".
De este modo ''se favorece que las librerías aparezcan en todos los rincones y compitan por su servicio, por su surtido, por su localización, por su especialización, por su capacidad de atender la demanda diversa".
Tendencia en favor de bestsellers
La tendencia observada en México en las recientes décadas favorece la exhibición y venta de bestsellers que desplazan de los estantes a los libros que ''no se pueden defender en el mercado".
El acceso al libro y el precio único, tituló Marcelo Uribe su ponencia, una de las mejor recibidas y más comentadas del foro.
Entre los beneficios adicionales del precio único, el editor señaló la ampliación de la red de librerías; la prolongación de la vida de los libros en el mercado y la diversificación de la oferta; el acceso igualitario a la cultura.
También subrayó que ''el precio único no es un asunto ideológico, sino esencialmente práctico que permite el desarrollo y el saneamiento de una cadena del libro absolutamente necesario y beneficioso para todos".
Más adelante explicó que carece de fundamento la idea de que el precio único encarece el libro. Al contrario: ''En todos los países donde se aplica, la tendencia de los precios al consumidor ha sido a la baja". Es el caso de Alemania, Francia y España.
Desde luego -admitió Uribe- ''el sistema de precio único no es una panacea, sin embargo es el único punto de partida de que dispone la sociedad hasta ahora para fomentar el acceso al libro".
De instaurarse, seguiría una tarea y un reto inmenso para los libreros: ''La industria editorial debe estar consciente de esto, debe apoyar al necesario surgimiento de las nuevas librerías y colaborar en todo para que la observación de este sistema rinda sus frutos".