Campesinos haitianos crean proyecto lechero que se ha extendido a otras comunidades
Cepal: trabajo de la sociedad civil, vital para la equidad en zonas empobrecidas
La comisión y la Fundación Kellogg premian 5 programas comunitarios latinoamericanos
Santiago de Chile, 11 de noviembre. En Haití el consumo de leche es indispensable para la población campesina. Lo inusitado es que en este país, devastado por la marginación y la pobreza, la importación del lácteo se ubica en segundo lugar, porque no hay posibilidad de que las comunidades, que garantizan al menos 90 por ciento de la producción agropecuaria, puedan aprovechar su ganado para elaborar productos lácteos por la falta de electricidad. Al menos tres días a la semana, en promedio, reciben el suministro, pero sólo por dos o tres horas.
Ello provoca que 80 por ciento de las vacas no sean productivas, mientras a escala nacional sólo se contabilizan 15 veterinarios. Sin embargo, Veterimed, agrupación no lucrativa y creada para ayudar a reducir los índices de marginalidad en que se encuentran las comunidades rurales haitianas, logró asociar conocimientos técnicos y sabiduría campesina para elaborar el proyecto Leche Agogó, ganador del premio a la innovación social, que por vez primera otorga la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en coordinación con la fundación Kellogg.
Mediante este esquema consigue crear productos lácteos que se conservan hasta seis meses de manera natural y no necesitan refrigeración.
Comenzó en la comunidad Limonade, con sólo 20 vacas, y luego se extendió a otras nueve poblaciones, lo cual reditúa beneficios económicos a 500 campesinos organizados en asociaciones que integran una red de lecherías. Diariamente producen entre 250 y 600 litros de leche, haya o no electricidad. Lo consiguen a partir de esterilizar el producto, mediante ollas de presión a alta temperatura, auxiliados por energía generada mediante movimiento humano y gas.
De 1993 a 2000 Veterimed capacitó a mil agentes veterinarios dentro del sector rural y luego se enfocó a la preparación de la Leche Agogó y sus derivados.
Michel Chancy, director de la agrupación, manifestó que esa iniciativa les permite "tener dinero para pagar matrículas y uniformes cuando empieza el año escolar", pero el problema es que aún no se ha patentado la fórmula.
Paralelamente, están en vías de legalizar la posesión de sus tierras trabajando en conjunto con instituciones del gobierno y de crear técnicas para la producción de forraje y nuevos esquemas de manejo del hato ganadero para mejorar el acceso al agua, con lo cual contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional de Haití.
En Latinoamérica y el Caribe, de acuerdo con el secretario ejecutivo de la Cepal, José Luis Machinea, el trabajo de la sociedad civil "no va a cambiar el mundo ni los efectos de la globalización, pero es fundamental para garantizar equidad y solidaridad en las comunidades más empobrecidas". Por eso la urgencia de dar a conocer experiencias como la de los haitianos, en busca de que puedan instrumentarse en la región.
Este viernes se entregaron premios a los cinco proyectos comunitarios que más destacaron dentro del concurso de la Cepal y la Fundación Kellogg. Después de Veterimed quedó el Programa integrado para cultivos andinos C.A.U.Que.Va, de Argentina, que rescata la siembra y comercialización de variedades tradicionales de papa y maíz hasta en el extranjero, y el proyecto Prevención del fenómeno droga y mara en zonas marginales urbano-rurales de Guatemala.
La cuarta y quinta distinciones recayeron, respectivamente, en Eccorgánica, cooperativa de productores familiares, y Acciones de salud comunitaria en la Floresta Nacional de Tapajos, ambos de Brasil. Los premios oscilaron entre 2 mil y 10 mil dólares y los proyectos se difundirán a escala internacional.