Editorial
La diplomacia foxista, fracaso rotundo
El gobierno de Vicente Fox se ha caracterizado en materia de política exterior por sabotear y destruir el prestigio de que gozó la diplomacia mexicana durante décadas, uno de los pocos legados positivos de los regímenes priístas. La doctrina Estrada basada en el respeto al derecho internacional y la no injerencia y el asilo político a miles de perseguidos por las dictaduras sudamericanas, entre otros factores, convirtieron a México en un líder en la región. Sin embargo, en sólo cinco años de foxismo el país ha pasado de ser referente regional a vocero de los intereses de Estados Unidos, como demuestra el reciente enfrentamiento verbal con el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, en el contexto de la cuarta Cumbre de las Américas, celebrada en ese país.
Los desencuentros entre Fox y Kirchner tienen como telón de fondo las respectivas posturas de cada uno sobre el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), proyecto impulsado por Washington y respaldado con fuerza por el mandatario mexicano; en contraste, el Ejecutivo argentino se opone a un acuerdo comercial que no tenga en cuenta las asimetrías entre las naciones, visión que hace claramente referencia a la hegemonía estadunidense.
Los roces entre ambos mandatarios comenzaron desde el inicio de la cumbre, el viernes pasado, cuando Fox se mostró disgustado por la cancelación de una reunión bilateral con Kirchner y no aplaudió el discurso del anfitrión, extremadamente crítico hacia las políticas comerciales de Estados Unidos. Esta desavenencia se repitió cuando Fox se negó a asistir a la cena de gala, y su esposa a la de cónyuges de mandatarios.
El sábado, el mandatario mexicano arremetió contra la alocución de Kirchner del día anterior y hasta censuró al futbolista Diego Armando Maradona por encabezar las protestas contra el ALCA, actitud que atenta contra la dignidad de su cargo y constituye una afrenta no provocada hacia el representante de una nación cercana. Para colmo, en una acción fuera de contexto, el Presidente intentó imponer el tema del ALCA en el debate principal de la cumbre, dedicado al empleo. "Este no es el tema de esta cumbre", frenó en seco Kirchner a Fox.
Pero las pifias continuaron. Ya estando en México, Fox declaró: "Kirchner estaba más orientado a cumplir con la opinión pública argentina y con la imagen de presidente ante los argentinos, que con el logro eficaz de una cumbre exitosa en términos de la integración americana". Más agresivo aún fue el canciller Luis Ernesto Derbez, quien calificó al gobierno argentino y los otros integrantes del Mercosur de "chiquituelos" por su oposición al ALCA. Tales ofensas motivaron una respuesta igualmente dura de Kirchner, quien pidió a Fox "que se ocupe de México. A mí me votaron los argentinos y yo me voy a ocupar de ellos, como corresponde (...) seguiré defendiendo los intereses de los argentinos en las reuniones internacionales". Luego, de manera contundente, agregó: "Para algunos la buena diplomacia es tener una actitud de pleitesía y agachar la cabeza ante los fuertes".
El remate de estos dimes y diretes se dio ayer martes cuando, en una conferencia de prensa, Fox intentó dar por zanjadas las tensiones con Argentina, banalizando los roces diplomáticos con esa nación: "No, de ese tema ya no hablo, así que a otra cosa mariposa". Esta declaración revela que el Presidente carece de un elemental sentido de la diplomacia, esencial para un jefe de Estado.
De hecho, esta forma de actuar ha sido constante durante el actual sexenio. Resulta una vergüenza que la diplomacia mexicana haya caído tan bajo luego de haber sido un ejemplo a seguir tanto en América Latina como en el resto del mundo. Ante este panorama es vital que el gobierno haga un examen de conciencia en lo que resta de la administración para rencontrar el camino en materia de relaciones exteriores y así recuperar el respeto de naciones amigas.